Fault

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Kelcy estaba observando a Loki, él tenía los ojos cerrados, ella suspiró. Había tanta serenidad en el ambiente que no deseo ni respirar, lo observaba tranquilamente cuando sintió culpa.

— ¿Qué ocurre? —dijo Loki sabiendo que ella estaba alterada.

— Jane Foster.

Loki abrió los ojos y se incorporó dejando al desnudo su torso. Kelcy estiró la mano para tocar su pecho.

— ¿Qué pasa con ella? —preguntó Loki desinteresado.

— La lancé a su muerte posiblemente.

Loki no iba a responder, pero el rostro consternado de Kelcy le preocupó. La rodeó con un brazo y besó su cabeza.

— Jane Foster está aquí —dijo Loki tratando de tener algo de tacto.

— ¿Esta  bien? —Kelcy titubeó al preguntar.

— Eso creo —de pronto Loki también despertó su curiosidad.

» Dicen que ha enfermado por su viaje.

El estómago de Kelcy se hizo un nudo, le agobiaban los pensamientos de culpa y sobre todo le caía en sus hombros el peso de su pequeña humanidad.

— ¿Enfermedad? —susurró Kelcy molesta consigo misma.

— Éter.

Kelcy abrió como platos los ojos, si estaba segura fe algo es que eso no era nada bueno. Comenzó a respirar con velocidad, se levantó de la cama y se colocó las manos sobre la cabeza.

Loki se levantó con ella, el rostro de Kelcy estaba pálido. Estaba temblando.

— ¿Qué ha pasado? —preguntó Loki ante el pánico de Kelcy.

— Va a morir con eso en su organismo, y de no ser así va a consumir cada espacio humano de ella —Kelcy estaba balbuceando—, no soportará todo ese poder.

Loki la tomó por los hombros y la agitó, Kelcy despertó de sus pensamientos y le observó directo a los ojos.

— Encontrarán la manera de solucionarlo —susurró Loki.

Kelcy estaba por decir algo, pero lo cayó, de manera en que no entrará en la retorcida cabeza de Loki. Pensó que si ella decía algo sobre el Éter y el ejército de inhumanos esperando un gobernante portador de semejante poder, podría enloquecer y querer de inmediato asesinar a Jane.

Tragó con fuerza y se limitó a sentarse, estaba mareada, todas esas emociones estaban revueltas dentro de ella, así como las que surgían y no sabía cómo llamarles.

— La mayoría de las veces Thor haces sacrificios por mantener a salvo a su amada —dijo él con disgusto.

— ¿Tú no harías lo mismo? —preguntó Kelcy tratando de disipar sus ideas.

— No —respondió él secamente.

Kelcy giró con violencia, sintiendo punzadas en el estómago. ¿Qué acababa de decir?

— Él corto su único transporte para verla —narró Loki al vacío—, todo para detenerme. Yo abría...

— Tú abrías olvidado todo —completó Kelcy.

Él asintió.

— Tengamos en cuenta que tú has hecho cosas peores —le señaló Kelcy.

Loki rodó los ojos y se acercó a ella. La besó una vez más, y es que no se cansaba de plantar sus labios sobre los de Kelcy, no se cansaba de tocarla y mucho menos de verla. Era como un sueño interminable, pero ¿cuánto tiempo duraría el efecto? ¿Cuánto tiempo ella podría estar flotando en su celda? Algún día iba a aburrirse y se iría.

Kelcy acarició la mejilla de Loki, observando sus bellos ojos esmeraldas, cómo brillaban antes cualquier vestigio de luz. Su piel pálida y su cabellera negra, era el demonio más hermoso que alguna vez hubiese visto.

— ¿Cómo es que de pronto te apareces siendo la perfección? —preguntó Loki señalándola completa.

— Perfección —Kelcy soltó una risotada—, aprender unos trucos no es la perfección.

Ella se acercó a él y se sentó en su regazo, había pasado tanto tiempo desde que había hecho eso, y aún así podía ver las pupilas de Loki que se dilataban así como sus manos comenzaban a temblar.

Pegó su rostro al de él, cerrando los ojos y dejando que sus respiraciones se unieran. Loki pasó sus manos por la espalda desnuda de Kelcy.

— Años y más años y aún te emociona tenerme entre tus brazos —susurró Kelcy con ternura.

Él no habló, estaba tocando el cabello de Kelcy, sintiendo cada pedazo de ella. Ambos se veían tan tranquilos y enamorados, les gustaba ese sentimiento de tranquilidad.

De pronto Loki saltó.

— ¿Dónde está tu cuerpo? —preguntó desesperado.

— En casa —respondió despreocupada—;  alguien de infinita confianza cuidará de él mientras volvemos.

Loki elevó las cejas y se levantó.

— No puedo volver contigo —dijo él molesto y con impotencia.

— ¿Por qué no? —ahora ella también estaba molesta.

— Estoy atado a morir aquí —se acercó a ella—, tú tienes que irte de aquí, ser feliz. Tener una vida nueva.

— ¡No puedo tener una vida sin ti!

Loki presionó su mandíbula y cerró los puños. Sentía tanto y lo odiaba, odiaba a Kelcy por hacerle sentir algo, odiaba amarla y odiaba haberla encontrado. Y ahí estaba ella con la mirada perdida y viendo a Loki con esos ingenuos ojos.

— Deberías dormir —le ordenó—, vienes de un viaje bastante largo y necesitas recuperar fuerzas.

— ¿Qué?

No dijo nada; él volvió a su cuerpo natural. Sus extremidades se habían levantado y su mirada estaba fija al techo. Kelcy advirtió como una lágrima caía por su mejilla. No hizo más que quedarse quieta.

Se hizo desaparecer. Se sentía avergonzada, ¿de qué servía buscar a la persona que amabas si esa persona no  quiere que estés ahí? Se dejó caer en la cama y se cubrió, tenía razón debía tomar fuerzas para lo que posiblemente venía, tener que irse sin él.

Loki giró la mirada. Pero estaba vacío el lugar. ¿Qué había hecho? Estaba celoso de que ella pudiese irse, pero sobre todo estaba celoso de Knox.

Loki había entrado de nuevo a la mente de Kelcy, había visto como Knox y ella entablaban una relación amistosa, cómo ambos comenzaban a hacer vínculos. Él la había amado durante el tiempo que él no había hecho nada por salir de esa prisión.

Kelcy se había quedado dormida, ya no escuchaba nada. Sólo soñaba y viajaba de un lugar a otro. Loki quiso acercarse a ella pero alguien le interrumpió.

Era un fuerte estruendo, venía de una celdas lejos de esa. Varios gritos y movimientos violentos hicieron que Loki se levantará y observará que estaba pasando afuera.

Un celda había explotado, los reos se movían de un lado a otro tomando armas, pero el más fuerte y grande de ellos estaba liberando al resto. Mientras que los que estaban libres asesinaban a los guardias.

La bestia se acercó a la celda de Loki, tembló y temió, observó de reojo a su cama, había olvidado que lo podía ver a Kelcy. No quería que la bestia abriera la celda, no quería que hiriera a Kelcy.

Sus deseos fueron concedidos, la bestia lo ignoró y continuó su camino.

— Usa las escaleras de la izquierda —dijo Loki sin remedió a su gran ego.

Todos desaparecieron. Excepto él, suspiró al sentir que nadie dañaba su celda ni por casualidad.

2. StaunchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora