El palacio era hermoso, ella lo adoraba, tenía tantas bellas decoraciones y estructuras, le encantaría vivir ahí para siempre, a pesar de que Knox asegurará que no era más que un basurero. Él le había dado el toque y parecía estar fuera de un cuento de hadas.
Estaba andando de habitación en habitación, poniendo en entrenamiento tantas habilidades que había descubierto, eran tantas que estaba segura que al despertar tendría una nueva. Está vez estaba moviendo objetos, como Loki lo hacia en su departamento, incluso escondía algunas de ella para hacer enfurecer a Kelcy.
Tenía magia en sus manos, y ella estaba satisfecha, no era el tipo de persona que desearía desecharlos, en realidad ella los amaba y agradecía a todo el poder tenerlos.
—¿Te diviertes? —preguntó Knox desde la puerta.
Kelcy estaba jugando con una silla al aire, la cual cayó al instante en que él habló, ella se limitó a sonreír descaradamente.
—Algún día tendrás que pagar los destrozos que estas causando —siseo Knox.
Ella se encogió de hombros.
—No ahora señor cascarrabias —se mofó Kelcy.
El tomó una lámpara junto a la puerta y la lanzó a Kelcy, ella no tardó en detenerla antes de que tan sólo rozara su rostro; la devolvió con fuerza, él sólo la esquivó. Ambos sonrieron.
El ambiente había cambiado, ahora había más comunicación entre ellos, ahora había más confianza y una amistad que se había forjado de errores y victorias. A Kelcy le agradaba tener en alguien quién confiar después de tantos años sola. Había olvidado que era tener a una persona de tu lado y que no sólo lo aparentará.
—Kelcy.
—Knox.
Hizo señales para que la siguiera, ella asintió y avanzó lentamente tras él, tratando de no hacer ruido con sus pisadas. Knox siempre la regañaba por remarcar sus pasos cuando no era necesario, ella no pesaba toneladas para marcar su diminuto pie en el suelo.
Avanzaron entre paneles que estaban a punto de caerse, con el viento se desmoronaban poco a poco. Estaban en algo parecido a una biblioteca, los estantes estaban vacíos, las mesas rotas y repletas de telarañas y las decoraciones estaban llenas de polvo, era terrorífica la sala, era la única que aún no tenía color, ni siquiera estaba abierta.
Se detuvieron ante una gran puerta de metal, estaba cerrada. Era una enorme caja fuerte, pensó Kelcy.
—¿Recuerdas lo que dije hace unos días? —preguntó Knox.
Ella negó con la cabeza.
—Alguno de tus padres era asgardiano.
La piel de Kelcy se erizó, observó a Knox. No habían tratado el tema desde ese día, ella aún no podía conectar todas esas ideas y relacionarlas con su presente.
—Yo sé que tú siempre te sentiste diferente al resto —susurró Knox—, pero a pesar de todo siempre trataste de encajar.
—¿A qué quieres llegar? —preguntó Kelcy con violencia.
La puerta crujió, era terrorífica con sólo verla, no sabías que podía salir de ahí, tal vez nada, tal vez una criatura y horrible, no se sabía, pero Kelcy quería confiar en él. Knox se acercó a la puerta y trazó figuras que la mente de Kelcy pronto memorizó, como si las supieran de toda la vida, algo parecido a recordar.
La puerta chilló mientras se abría lentamente, el corazón de Kelcy bombeaba velozmente, mientras que su mirada se mantenía fija, quería saber que había. Llegó el estruendo, la puerta estaba completamente abierta.
Él le indicó que entrará primero, él le siguió.
—¿Qué es esto? —preguntó Kelcy boquiabierta.
La sala estaba limpia, ordenada y decorada. Era como estar en otro mundo, era tan enorme como la biblioteca destruida.
Había libros, ropa y armas. Había un enorme ventanal con mosaicos de colores que le daban una belleza increíble a la sala, así como muebles dorados que se extendían por todo el lugar. Era majestuoso.
—Son cosas que logré sacar de Asgard —explicó Knox—, algunas son más valiosas que otras, sin embargo, aquí en Midgard, todo es increíblemente valioso.
—¡Son cosas hermosas! —exclamó Kelcy—. Es oro para nosotros.
—Ellos —corrigió Knox.
—Sí, claro —tartamudeó—, ellos.
Él sabía que aún no le agradaba el cambio que le había dado a su corta vida, pero sabía que ya no era una niña, que el saber que era adoptada ya no era una catástrofe, o al menos eso pensaba.
Sabía que todo ser viviente pasaba por circunstancias psicológicas debido a cosas como éstas, pero ella parecía controlarlo de maravilla, en realidad parecía que ella ya lo sabía, sólo esperaba que alguien lo corroborará.
—¿Por qué me has traído aquí? —Kelcy estaba ansiosa.
—Estuve indagando, tal vez no sea cierto o tal vez sea muy precipitado. ¿Quieres saberlo de verdad?
No hubo respuesta ni sonidos. Ella ya sabía de que se trataba, de nuevo el tema de sus padres biológicos, de nuevo el tema de dónde provenía.
—Sólo di lo que tengas que decir —dijo ella.
Avanzó hasta un armario, ella le seguía con la mirada. De ahí extrajo una caja de madera, lo suficientemente grande para cubrir una mesa. En realidad parecía un maletín. Él lo llevó hasta una mesa y ella de inmediato se acercó, como una animal hambriento, deseaba por dentro saber todo, aunque por fuera pareciera lo contrario.
—Tu padre era asgardiano —comenzó a explicar Knox—. Tu madre es inhumana.
—Mi madre.
—Sí, a la mujer que tú llamas por madre.
—Pero ella no tiene habilidades —Kelcy hizo ademanes con las manos.
—Alguna vez dije que ellos debían activar su poder —Knox comenzó a abrir la caja—, ella nunca lo activo, sin embargo sigue presente en sus genes.
La caja cedió, su contenido era suficiente para una investigación y era llamativo, sin embargo, había un vestido, negro y brillante que llamaron la atención de Kelcy.
—¿Las habilidades pasan de generación en generación? —soltó Kelcy con violencia.
Él asintió con un gemido. Sacó un libro de la caja y lo extendió en la mesa, era grande y contenía textos que Kelcy no comprendía, sólo se limitaba a observar las fotografías. Knox se detuvo en la fotografía de un hombre, Kelcy se acercó más y tomó el libro con temor de romperlo.
—¿El es...? —comenzó a preguntar Kelcy pero las palabras se perdieron.
Él asintió.
Un hombre de rostro cuadrado con barba negra, de bellos ojos profundos y victoriosos. Tenía una sonrisa que podía valer millones y cabello envidiable; era increíble, era difícil de procesar para Kelcy. Así que sólo cerró el libro con violencia.
—Está bien —Knox trató de tranquilizarla.
—No está bien —estaba a punto de estallar.
Knox sacó el vestido y lo extendió en la mesa. Estaba en buenas condiciones, ni una sola cosa estaba mal en ese vestido, a ella le gustaba, pero no quería ni siquiera usarlo.
—Un vestido hecho en Asgard —la alentó—, se dice que tu abuela lo hizo.
Sintió nauseas. No le gustaba recibir tanta información de golpe. Se odiaba por no haber sabido de él, pero también a su madre por ocultárselo.
Kelcy salió corriendo del lugar, estaba sollozando y no quería que Knox la viera de nuevo, ya tenía suficiente drama en si vida, no quería saber más.
Knox deseo haber ido tras ella pero no lo hizo, sólo se quedó de pie frente al ventanal con las manos en la espalda y la barbilla en alto, le gustaba el lugar porque le hacia sentir que estaba en casa.

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2. Staunch
Fiksi PenggemarElla se transformo, y no metafóricamente; en realidad algo había cambiado después de tantos meses. |Secuela de With You|