You ain't seen nothin' yet.

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Kelcy caminó lentamente entre corredores, asombrada de todas las personas que estaban desplomadas, incluso el personal ¿cómo habían logrado semejante cosa tan fácil?

Cuando por fin llegó a la recepción ambos estaban ahí dialogando, mientras otras dos personas más llegaban, unas que Kelcy en su tiempo ahí jamás había visto.

Una mujer de estatura media, cabellera rojiza y rostro redondo, se veía magnífica a pesar de las medias lunas bajo sus ojos y la piel extremadamente blanca. El hombre que la acompañaba era muy alto, robusto y de cabello largo, y era lo único que Kelcy podía observar, ambos le daban la espalda.

-Vámonos -habló la mujer con una voz tan grave que Kelcy se estremeció.

-¿Ella quién es? -preguntó el hombre.

Kelcy sabía que se referían a ella, porque la mujer pelirroja la estaba observando, en realidad la descuartizaba con los ojos tan profundos que tenía, así como el incomprendido odio que sentía.

-Amiga mía -respondió de prisa Nicholas-, irá conmigo.

¿Ir con él? ¿A dónde?

Kelcy alejó la mirada incómoda, mientras giraba sobre sus talones, ¿quién hubiese imaginando esa situación? Ella escapando de un "loquero".

La droga aún no abandonaba su organismo ya que a pesar de la adrenalina que sentía de estar con todos ellos, cada cosa que escuchaba le provocaba confusión y deseos de golpear al que estuviese hablando.

Nunca tuvo una vida "normal", en realidad siempre estuvo dentro de problemas, había tenido mucha suerte al no volverse loca en el trayecto, y sobre todo por Loki, que había llegado repentinamente a su vida.

-Nadie pidió llevarla -argumento el hombre.

-Yo quiero llevarla -siseo Nicholas.

-Estás demente.

-Así como lo he protegido a ustedes, lo haré con ella...

-¡Basta! -gritó Kelcy-, sólo quiero salir de aquí, no iré con ustedes.

-Irás conmigo -sentencio Nicholas-, no te dejaré así.

Todos callaron, incluso Naike que parecía ser la más fuerte dio una bocanada de aire y giró sobre sus talones.

-Nos vamos.

Naike avanzó y detrás de ella los dos extraños, Nicholas esperó a Kelcy y avanzó detrás de ella.

Todos fueron directo al aparcamiento, había dos camionetas, ambas negras. Kelcy se detuvo.

-¿Qué pasa? -preguntó él.

Ella negó con la cabeza y continuó andando, alejándose unos centímetros de Nicholas. Ambos irían solos en una camioneta.

***

Era muy tarde o muy temprano, ella no sabía con exactitud la hora, sabía que todo estaba oscuro, tal vez era de noche.

Se recostó en el asiento, se sentía mareada y desganada, reflexionando ¿qué había pasado con la antigua Kelcy? La dura mujer, la luchadora, la que jamás lloraba. ¡Loki! Eso había pasado, dejándolo todo desordenado a su paso, moviendo las piezas a su gusto, manipulando el juego.

Kelcy se sentía molesta, con todos. ¿Por qué estaba en está situación? Por Loki. ¿Por qué no dejaba de llorar? Por supuesto que por él. Sin embargo ¿quién le había mostrado de que era capaz? ¿Quién se había enamorado de su arte y lo había alabado? ¿Quién le había mostrado lo imposible? Todas respuestas se relacionaban con el cascarrabias y encantador Loki, porque entre todas las piezas que él se había robado, había olvidado algunas suyas.

2. StaunchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora