Prologo

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El día estaba claramente fresco, el sonrojo en mis mejillas por el viento lo demostraba mientras caminaba tranquilamente entre las transitadas calles.

La primera semana después de lo ocurrido, su numero se iluminaba en la pantalla de mi celular todos los días, a cada hora, cada minuto, cada segundo... nunca le respondí.

Me mude a Nueva York, creí que seria mejor irme a un lugar donde pudiera olvidar todo empezando una nueva vida.

Por fin era libre de ataduras, mi petición de tiempo atras, había sucedido; me dio el divorcio. Cuatro semanas despues de mi partida.

Los tramites se realizaron por medio de correos y abogados lo más pronto posible, ninguno quería dar la cara. Y yo.. no pensaba regresar en ningun momento.

Desde ese entonces no supe nada de el, seguramente había hecho su vida con Cristin.

Admito que mi vida fue un sufrimiento los primeros cinco meses, no comia mucho por mas que quisiera, no salia de mi casa, estuve sola hundiéndome en mi depresión, pero logre ser fuerte.

Me abrace a mi misma dandome calor, otro año mas estaba cerca. El viento revoloteaba mi cabello y las tiras de mi bufanda, el invierno es mi época favorita.

A pasado tanto tiempo y las cosas habían cambiado bastante.

Me vi obligada a madurar cuando supe lo que cargaba, una gran responsabilidad.

Deje de lado a la chica ingenua de diecinueve, convirtiéndome en una mujer fuerte, emprendedora e independiente a mis veintidós, pero segura de si misma.

Entraba y salía de las tiendas comprando toda la ropa que me fuera posible, hacia falta otro cambio de guardarropa.

Cheque la hora en mi celular, eran las siete de la tarde y al ver por los ventanales, las calles estaban más oscuras. Era hora de ir a casa, mañana tenia trabajo otra vez.

A la edad de veinte logré mi cometido, era una diseñadora reconocida de moda y vestidos de novia.

Sentí el vibrar de mi teléfono en la mano, volteé la pantalla y el nombre de Kelcy junto a un mensaje de texto se iluminó.

Al intentar responder, con los brazos y manos llenas de bolsas iba tan distraida que choque con otra mujer haciendo que nuestras bolsas se cayeran.

Lo siento mucho. tome las bolsas rápidamente, que pena que me pasen estas cosas.

Descuida, no pasa nada. Yo igual iba distraída.sonrió. Que vergüenza, mis mejillas las sentía calientes a pensar de no tocarlas. Apuesto que estaba tan roja como un tomate.

Amablemente me ayudo a recoger las bolsas y al terminar volví a pedirle disculpas. Ella solo sonreía y asentía varias veces.

Su rostro se me había echo conocido por un momento pero no recordaba de donde. Me despedí de ella agradeciéndole la ayuda y me marche.

Senti una sensación de cosquilleo en el estomago, como si algo fuera a suceder.

No olvídalo, no es nada. me convencí a mi misma.

Retome mis pasos hasta llegar al coche, echando las bolsas en la parte trasera y conduje a casa.

De lejos, divisé una camioneta a un lado de la acera en mi respectivo lugar, teniendo que estacionarme detrás de esta. Baje del auto con las bolsas en los brazos y con esfuerzo logré sacar las llaves de mi chaqueta y meterlas en la cerradura.

Al entrar deje las bolsas a un lado de la puerta dirigiéndome a la sala y deteniéndome en el marco.

Y ahí lo vi, dormido tranquilamente en el sofá. Procurando no hacer ruido, me acerque y lo tome en brazos, cuidando de no despertarlo.

Camine hasta la ventana deslizando las cortinas a los lados; viendo la hermosa ciudad ante mis ojos desde un penthouse.

Unos brazos rodearon mi cintura. A lo cual sonreí.

Esta era mi nueva vida y tenía esperanzas de que nada lo arruinara.

Cayendo En Sus Garras   |Andy Biersack y Tu| en eliminacion próximamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora