Extrañamente yo.

Capítulo 18.

Pasaron así, las horas. En la casa de los Albarn, la verdad, todos eran muy agradables. Pero ya era tiempo de irme.

—¿Entonces nos vemos? —Dijo él.
—Eh… ¿Si? —Sonreí.
Se acercó lentamente a mi, si… Me iba a besar, como en las películas, en la puerta de su casa. No bajo un muérdago, porque no era navidad, pero ya que. Y como en las películas, también nos interrumpieron. Su padre.

—Oh, emh. Lo siento. —Dijo incómodo, mientras reía entre dientes.— Tu madre dijo que la vuelvas a invitar, cuando quieras Megan. —Sonrió.— Un gusto, igual. —Dijo Keith, dandome a enteder, que no sólo su esposa me re-invitaban a cenar.
—Muchas gracias, señor. —Dije amable y a la vez tímida.
—No, gracias a ti. —Sonrió. Y se metió adentro. Nos volvimos a mirar con Damon.
—Bueno… Ya vez, te aman. —Rió.
Yo le sonreí, al menos les caí bien.
—Adiós. —Le di un beso en la mejilla, seguí mi camino.
—¡Hey! ¡¿Y eso que fué?! —Me gritó.
—¿Un saludo? —Levanté una ceja.
—No, no. Ésto es un saludo. —Vino apresurado a mi y, me beso. Como si no hubiera otra cosa en la vida, como si dependiera de eso.
Nos alejamos…
—Bien… Creo que tienes razón. —Reí. Él igual. Entonces ahí si, me fuí a mi casa.

Vaya… ¡Que día! ¡Que beso!

(…)

Llegué a casa y lo único que encontré, fueron las luces apagadas. No sé muy bien a donde se había ido mi querida madre, pero no queria ponerme colorada al verla y pensar: —¡Le estoy ocultando algo a mi MADRE!—

Y sí, porque lo pienso. No es como yo actúo con ella. Me fui a mi cuarto e hice todo, lo que tenia que hacer, luego me relaje y pude dormir. Mañana vendría otro día, de escuela.

(…)

Escuché la risa de Damon abajo, ¿ya estaba aquí?

Pero si nos habíamos visto ayer y todo. Bueno, igual, siempre me pasaba a buscar.

—Buenos días. —Dije saludando a mi mamá y a Damon. Ellos respondieron igual.

Entonces despues de charlar unos minutos. Desayunar, cambiarme, nos fuimos a la escuela.

—Tenemos que hacer lo de anoche mas seguido. —Sonrió.
Yo le sonreí.— ¿Recuerdas cuando te dije que teniamos un demo oficial? —Dijo entusiasmado.
—Si ¿Que sucede? —Lo miré.
—Mmmh… Pues, a el de la disquera le gustó. Y… Bueno pues, les gustamos.  —Sonrió ampliamente.
—¡¿EN SERIO?! —Expresé emocionada. Lo abracé, él me correspondió el abrazo. Duró como… Muchos minutos. Él me abrazaba por cintura, yo me estremecí, nunca un chico me había abrazado de esa manera, algo “romantico”, supongo.

Nos despegamos, porque si no, llegaríamos tarde a la escuela.

—¡Eso es grandioso! —La verdad me alegraba mucho por él, son una buena banda, una EXCELENTE.
—Gracias… —Sonrió con pena.
Raro en él.
—¿Cuando los veré en sus mega conciertos? —Lo empujé.
—Tal vez, estés detrás del escenario o ver todo en primera fila. —Sonrió, pasando sus brazos por mis hombros, pero “amistosamente”, no como solia hacer.
—Eso seria genial, además. Son muy buenos. —Sonreí.
—Gracias, tu igual. Pero… ¿Y cuando tu estés en tus super conciertos? —Sonrió. Aún tenía su brazo alrededor mio.
—Mmmh… —Miré hacia el cielo.— Cuando estés en primera fila, gritando por mi, como un loco. Te saludaré. —Reí.
—¿Sólo saludarme? —Hizo una expresión fingida, como si estuviese ofendido.
—Si… —Volví a reír.
—Entonces, no te dejaré estár tras escenario. —Fingió enojo. Yo reí.
Antes de que lleguemos el se separó de mi. Lástima.

(…)

—Deberias hacer un demo. —Dijo él. —¿Para? —Levanté una ceja.
—¿Como “para”? —Frunció el ceño.— ¡Para expresar tu música, MUJER! —Dijo exasperado.
—Ahhh… —Dije mirando al cielo.
Estábamos sentados en el patio de mi casa, junto al pasto verde claro. Cruzados de piernas él y yo en forma indio.
—¿Entonces harás uno? —Se acercó mas a mi, ahora juntando sus rodillas y abrazándose a ellas.
—Tal vez… —Lo miré desprevenida. Lo tenia a centímetros mio, sus ojos… Su nariz y sus perfectos labios, querian volverme loca.
Él sonrió, como si hubiera leído mis pensamientos, es como si supiera que su sonrisa, me hacían volverme únicamente LOCA.
Se acercó a mi. Al milimetro de besarme, mi mamá entró.