Capítulo 37.

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Para mí suerte hoy estaba lloviendo, tenía el paraguas obviamente cerrado dentro del taxi. Bajé y apurada abrí el paraguas para no mojarme, comencé a caminar por la extensas calles de la ciudad.

La gente tenía pilotos y hablaba entre sí, podía ver sus caras pasar pero no encontraba la que yo quería ver.

Ví un restaurante cerca y decidí entrar, al llover hacia que el viento se vuelva mas helado (una descripción algo obvia) pero en fin.

Entré y para mi gran suerte ¿Quien estaba? ¡¿Quien se encontraba de todos los restaurantes de aquella ciudad y del mundo?!

Damon.

Si, él.

Completamente solo, es como si me estuviera esperando.

Pensé dos segundos antes de sentarme ordenar y ponerme cómoda ¿Me quedo?

Porque puedo irme justo ahora. Pero yo estaba buscando ese rostro al cual ver, en la calle. Tenía que quedarme.

Cuidado con lo que deseas Megan...

Me senté, iba a fingir completamente que no había notado su existencia.

Ordené y amable los mozos se fueron para encargar lo que había pedido.

De reojo ví, como él estaba sentado informalmente como solía ser, con una pierna en la silla y la otra de puntillas tocaba el suelo. Su brazo envolvía aquella pierna encima de la silla, pero al mismo tiempo esa mano y la otra libre sujetaban un periódico.

Obviamente tenía todo su panorama desde que entré.

Él se encontraba tan sumergido en eso que parecía que nadie existiera allí.

Mala suerte la mía, porque exactamente quería que note mi presencia al entrar.

La moza se acercó y me sonrió ampliamente.

-No quiero molestarla... pero... ¿Me darías tu autógrafo? -dijo algo tímida y nerviosa. Me extendió una hoja y una lapicera.
-Oh, claro ¿Como te llamas? -sonreí.
-Jazmin. -dijo y, comencé a escribir su nombre en aquel papel.- Muchas gracias, eres genial. -dijo, sonriendo ampliamente y de lado a lado.

Esto se sentía tan bien.

Si tan solo me hubiese dado cuenta de que no tan lejos mío, un rubio con nariz perfecta, dientes adorablemente chuecos y ojos de cielo, me estaba mirando.

Con una sonrisa asomándose a sus labios, mierda.

Definitivamente estoy paralizada.

Siguió mirándome sin timidez. Vaya, yo jamás podría sostenerle la mirada a alguien de ese modo.

Lo peor de todo, es que no podía desviarle la mirada. Es como si estuviera especialmente para verlo.

Debí quedarme fuera de este lugar.

Unos segundos que parpadeo y ya lo tengo a aquel rubio caminando hacia mi.

Mierda, otra vez.

¿Como me veré? Odio esto.

¿Ya dije mierda?

-Hola. -dijo él.
Sentándose sin previo aviso.
-Hola. -lo miré unos segundos y, miré lo que había ordenado. Se había ido todo rastro de apetito.
-¿Como estuvo la fiesta del otro día? -dijo, mientras volvía a sentarse en la posición que había estando sentando en su mesa con anterioridad.
-Bien, ¿no estuviste ahí? -dije frunciendo el ceño.
-Sabes que no estuve ahí. -dijo si sonriendo de lado.
-¿Ah si? -fingí indiferencia.
-Si. -dijo, fríamente.

¿Que le ocurría?

-Sabes... -comenzó diciendo.
Parecía querer encontrar las palabras correctas para no lastimarme.

Y después de todo ¿Que más podría decir? Ya estaba con Justine, me besó y sigue con ella ¿Que otra cosa podría hacer para lastimarme más que eso?

Me besó y luego dijo queme extrañaba ¿Que otra cosa idiota y horrible podría hacer o decir, para hacerme sentir como una imbécil?

-He pensado en ti... Últimamente. -carraspeó la garganta.
Lo seguí mirando y, automáticamente uba de mis cejas se levantó automáticamente.- Lo del beso... creo que... Quiere decir algo ¿no? -dice, viendo cómo mi mano daba suaves pero rápidos golpecitos en la mesa. Sabía que estaba nerviosa, cualquiera lo sabría.- Megan... yo...

Pero como es oportuno alguien nos interrumpía. Fans, pero no me molestaba en absoluto.

-Oh por Dios, ¿puedo sacarme una foto con ustedes dos? -dijo aquella chica con gorra azul, emocionada.
-¡Claro!-dijimos los dos al unísono.

La chica nos dijo cuanto nos amaba y luego se marchó feliz.

No me cansaría jamás de esto.

Nos sentamos y, él volvió a mirarme.

Cuando me miraba de esa manera, aunque esté a dos metros de distancia sentía que invadía mi espacio personal, es como si su mirada traspasara y penetrara mi mente.

Jamás lo lograré entender.

¿Justine sentirá lo mismo?

-¿Que decías? -dije, restándole importancia, me hacía sentir menos nerviosa esta actitud.
-No... nada, sólo pensaba en voz alta. -finalizó.

¡¿QUÉ?!

¡Mierda!

¿Como que nada?

¿Estuve como media hora nerviosa, para nada?

¡Genial Damon!

Como si fuera que mi boca se conectará sola habló, esa actitud indiferente se fue al drenaje por mi curiosidad.

¿Por qué no fue aquella vez? ¿Estaba con Justine?

Aunque me diera asco, quería saberlo. Y lo que no me dijo, tal vez me lo diga después.

-¿Por qué no fuiste la otra vez? -dije sin rodeos.

Él frunció el ceño, como si no se acordara a que me refería.

-Oh... -se rascó la cabeza, luego se acomodó en su asiento bien.- Es una larga historia. -dijo, creyendo que no le iba a dar importancia y no le iba a escuchar su "tan larga historia".
-Tengo todo el tiempo del mundo. -le dije.

Y al fin, aunque esté frío. Bebí de lo que había ordenado.

Él volvió a carraspear su garganta y comenzó a hablar.

Me hacía acordar a los viejos tiempos, donde los dos éramos don nadies y pasábamos la tarde juntos charlando de cosas sin importancia.

Éste era mi Damon.

Nota de autor:

Espero que les guste, perdón (otra vez) por la tardanza.

I love you❤

Extrañamente yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora