Capítulo 34.

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Con que Justine y Damon juntos...

—¿Y como se conocieron? —pregunté.
Ella lo miró a él, como si le estuviera pidiendo permiso, aunque ella no habló.
—Por la banda de ella. —dijo él.
Asentí.
—Y luego estamos aquí. —soltó una pequeña risa.

Hice una mueca...

Algo no me quedaba claro ¿Por qué tanto misterio al responder?

Graham respondería mis preguntas, aunque no quería sonar desesperada por saber.

(...)

Ya habían pasado varios minutos y, todos hablaban de cosas triviales. Graham y yo por ejemplo, hablábamos sobre si estaba bien ponerse la guitarras tras la nuca, cuando se hace un solo, para querer aparentar.

Él respondió, que cuando estás ebrio crees que luces como un campeón. Y cuando no lo estás, simplemente no lo haces.

Yo comencé a reír a carcajadas.

Florence hablaba con Alex y, éste se encontraba algo... Diría yo, demasiado feliz.

Dave también hablaba con Florence y Alex.

Por el rabillo del ojo... Damon y Justine susurraban cosas en sus oídos, obviamente con todo el ruido, inentendibles.

Quería verles las caras, completamente. Así que me volteé para “agarrar mi soda”. Y Damon aún seguía con su cara de pocos amigos.

—¿La están pasando bien? —dije en voz alta.
Él solo asintió, pero ella me sonrió de lado y luego asintió.

¿Por qué me sonreía tanto?

(…)

Ya era tarde, la banda de Justine había tocado. Por cierto, bien. Sólo bien y es todo lo que diré.

Los cuatro... Y por cuatro me refiero a Alex, Dave y Graham. Salimos de ahí, habíamos perdido de vista a Florence y, que por cierto ya me había hecho amiga. Bueno, conocidas amigables.

También habíamos perdido a los dos tortolitos, agh.

Mientras caminabamos por un taxi, hice que Graham camine más alejados de los dos para poder preguntarle todas las incógnitas que tenía.

—¿Que pasó con la vieja banda de Justine? —y sí, había sonado desesperada. Aunque a él, no le importó.
—Su novio, el guitarrista, Brett. Se fue. Tuvieron una discusión y, se fue enojado con Justine. —dijo metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones.
—¿Discusión? —había pensado en voz alta, ¡Genial!
—Esa discusión incluyó a Damon y... Bueno, ya sabes el resto. —hizo una mueca. Me quedó mirando.

Estaba en silencio y, lo había escuchado atentamente. Miré al piso, tenía que procesar todo.

¿Damon separó a una banda por Justine?

Pero Brett, parecía ser un sujeto agradable y, lo era.

¿Justine dejó a su novio por... Damon?

(…)

—Ella tiene sus días ¿sabes? A veces es linda y otras no. —le decía Damon a Graham.

Ya habían pasado varios días de lo que había contado Graham. Justo ahora estábamos en el patio de Alex, sí. Estabamos en su casa.

Yo estaba haciendo una especie de lectura, con un libro de recetas que me había dado el dueño de la casa.

Estaba sentados en el césped, Alex hablaba con Dave y, justo alado mío Damon y Graham.

No podía concentrarme.

Todo ese parloteo de “ÉL Y SU NOVIA” agh. Podía sentir como desearía ser Jack el destripador.

—¿Podrías cerrar la boca un segundo? —le dije con toda la seriedad del mundo. Poniendo toda mi atención en él.

Él me miraba algo sorprendido y todos los chicos también.

Pero Alex comenzó a reír.

—Ves, te dije que nosotros no éramos los únicos que estábamos hartos. —y luego todos comenzaron a reír, excepto yo. Había vuelto a mi “lectura”.

Me paré después de unos segundos, luego de que todo volvió a la normalidad, fui hasta la cocina y me servi limonada que había en la mesa.

—¿Que fue lo de ahí afuera? —dijo una voz de la nada, era Damon.
Me volteé rápidamente, algo impactada.
—No me dejabas leer. —le dije sin darle importancia a la situación.
—¿Como te cae Justine? —imitó mi acción y se sirvió limonada.
—No lo sé, no la conozco ¿Por qué? —levanté levemente una ceja.
—Por nada... —suspiró.— Hace bastante que no hablamos... —sé tomó unos segundos en silencio, tal vez pensaba que decir.— Extraño eso. —volvió a suspirar, pero esta vez algo frustrado.

¿Me extrañaba? ¿O sólo extrañaba que sea una idiota enamorada de él?

No sabía que responder, estaba algo impactada con lo que me había dicho... Es, ¿extraño?

—Oh... Bueno, sí. —titubee.— Es decir... Fuimos buenos amigos, pero las personas cambian... —ahí estaban las palabras que salían de mi boca, para no sentirme herida. Autodefensa.— Pero... Podemos seguir siéndolo. —hice una especie de sonrisa amistosa, aunque no la sentía así, pero esperaba que se viera como tal.
—Sí... —suspiro frustrado.

¿Por qué?

—Es mejor que volvamos. —dije parandome para irme. Pero él me detuvo.
—Te extraño Megan. —dijo.

Sólo eso, estábamos frente a frente, mirada con mirada. No podía decir ni una puta palabra.

¿Por qué?

Extrañamente yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora