Apuesta .7.

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No sé como, ni porque pero ya sabia que de esto no podía salir nada bueno, no sé si fui la única que se dio cuenta de las miraditas que se echaban en la cafetería y que sabia que ese juego no era una buena idea. Decidí hacer algo que jamas había hecho antes, le dije a Jesica que bajáramos a las primeras gradas donde estaban sentadas las amigas tonta de Miranda. A Jesica no le gusto la idea pero cuando le dije que así podría observar mejor a Jason cuando se quitara la camisa, bajo tan rápido que casi se cae. Las miradas que me echaron las amigas de Miranda me hicieron dudar unos minutos hasta que recordé ese sentimiento de que no iba a pasar algo bueno y que el menor de mis problemas eran las miradas de odio de unas chicas sin cerebro. 

Me senté y observe como Nathan intercambiaba algunas palabras con Jason. Después de unos minutos, Sam se volteo y vino directamente hacia a mi. 

- ¿Viniste a verme jugar, nena? pensé que no te caía bien- dijo él mientras se sentaba junto a mi, su forma de hablar me recordaba mucho a la de una serpiente y la manera en la que me veía me paralizaba. 

- Que no me llames así- le respondí entre dientes - aparte, a ti no he venido a verte- le respondí muy segura.

- ¿entonces a quien perra?- escuche que decía Miranda desde atrás.

- A mi- dijo Nathan antes de que pudiera inventar otra cosa, me quede helada en mi lugar. 

- Disculpa pero que es lo que acabas de decir?- contesto Miranda 

- Le dije que viniera, algún problema?- le respondió Nathan a Miranda un poco más fuerte

-Pues que se vaya, se va ella o me voy yo- le dijo Miranda a Nathan.

- Ella no se va, decide tu misma que es lo que quieres hacer- le dijo Nathan acercando se a mi, Miranda muy molesta se sentó en las gradas como una niña haciendo berrinche.

-Entonces, ¿jugamos?- le reto Jason a Nathan 

- Lo siento pero nosotros no jugamos con alguien, además que nosotros- le contesto Daniel el amigo de Nathan.

- Vamos, un poco de competencia no hace daño- dijo Jason.

- Ya dijimos que no- respondió Nathan molesto, apretando los puños.

- ¿Qué te parece si apostamos algo?- dijo Sam 

- Lo único que me gustaría es que ustedes se fueran de aquí- dijo Nathan

- Concedido- dijo Jason

- ¿Qué quieren a cambio?- Pregunto Daniel

- Quiero que ella me de un beso- contesto Sam, mientas me señalaba a mi. 

- Ni loco- respondió Nathan al instante pero luego se di cuenta de lo que dijo - Digo, no podemos meterla a ella. Ella no es parte de esta apuesta- 

- Ya lo es- dijo Jason - Quieres entrar, Mel?- preguntó acercando se a mi pero Daniel se le cruzo en el camino y no lo dejo pasar.

- No- respondió Nathan por mi.

-Hey- exclame, normalmente dejaría pasar eso pero Nathan no puedo decidir por mi, digo hace poco me ignoraba - Puedo decidir yo sola Nathan- 

- No, no puedes- me respondió Nathan. Me lo quede viendo sorprendida por su respuesta y poco a poco el enojo fue avanzando por mi cuerpo, que se creía este.

- Digo, ósea, no te conviene entrar a esta apuesta- dijo Nathan rápidamente pero ya era tarde, había tomado una decisión. 

-Por favor, no lo hagas- susurro Nathan pero no cambiaría nada 

- Claro, por que no?- respondí viendo a los ojos a Nathan, eso de seguro lo hizo enojar... "bien" pensé.

-Perfecto- exclamo Jason y no se porque sentí que había firmado un trato con el diablo.

- ¿Por qué lo hiciste?- Me pregunto Nathan molesto.

- Porque confió en que ganaras- le dije sonriendo - y no me gusta que las personas decidan por mi-

- Espero que tengas razón- dijo Nathan ya un poco más calmado. 

Nathan y Daniel salieron a la cancha dejando a sus otros amigos en la banca, Jason y Sam sacaron primero. Nathan rápidamente capturo la pelota y en el primer minuto metió el primer punto. Solo tenia que meter otros cuatro y todo esto quedaría en el pasado. Sam y Jason sacaron de nuevo, esta vez Nathan no logro capturar la pelota antes de que Jason metiera canasta. Después de unos 10 minutos, lo dos equipos, estaba empatados. Jamas había visto a alguien jugar tan bien como Nathan y sus amigo, creo que había dado la victoria por hecho. Nathan se volteo a verme y me sonrío como para darme esperanzas, justo en ese momento Jason paso a su lado y estoy segura que le clavo algo en el costado pero para cuando Nathan había caído y yo me había acercado ya no había nada. 

-Nathan!- corrí a su lado cuando cayo, se doblaba de dolor y yo no sabia que hacer. le quite las manos de donde le dolía, donde yo había visto que Jason le había enterrado algo pero no había nada ahí. - ¿Qué sucede?- le pregunte.

- Seguramente dolor de caballo, algo normal después de jugar tanto- contesto Jason pero entonces me di cuenta que sus ojos habían cambiado de color a un verde obscuro, no sabia si estaba alucinando o que diablos me pasaba. 

-Te vi Jason- le dije con todo el odio que pude expresar con esas pocas palabras.

- Yo no hice nada, Mel- dijo sonriendo - Hay que terminar este partido, no les parece? es obvio que Nathan no puede continuar pero estoy seguro que uno de sus amigos si podrá- 

Nathan se doblaba del dolor y era obvio que el no lo podría hacer, él era el mejor de sus amigos jugando Basquet y no estaba segura que sus amigos pudieran contra Sam y su maldito hermano. Dicho y hecho, en el primer minuto de que Nathan salió y su otro amigo entro, Jason marco el último punto. 

-Bueno, creo que es hora de mi beso- dijo Sam muy contento de haber ganado. 

Nathan se había ido a la enfermería y creo que era mejor, era mejor que no estuviera aquí para perder esta apuesta en la que yo misma me metí. 

Sam se sentó junto a mi y yo enserio estaba considerando la idea de salir corriendo de ahí pero en el momento en que me voltee a verlo ya no pude moverme. Sus ojos conectaron con los míos y de un momento a otro, sus ojos parecieron un poco más negros, un poco más vibrantes y podrán decirme loca pero había algo que no cuadraba en ellos. Su mano se subió por mi ante- brazo y llego hasta mi cuello, tenia tantas ganas de quitar su mano, su tacto me quemaba pero yo no podía hacer nada, me sentía atrapada en el vacío de sus ojos. 





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