Prometido .27.

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Cuenta Melliza

- Son demasiadas preguntas, no creo que quieras conocer todas esas respuestas- contesto Nathan

- Quiero- conteste, Nathan se me quedo viendo y le pidió a Daniel que se fuera. Una vez que Daniel se había ido, se acerco a mi y me tomo de las manos 

- Melliza, yo sé que necesitas saber, yo sé que tú lo vas a comprender... solo necesito un poco de tiempo, te pido que confíes en mi y que sepas que yo te diré lo que necesites saber cuando lo necesites saber- me pidió Nathan, necesitaba saber lo que ocurría pero Nathan me estaba pidiendo un poco de tiempo, podía confiar en él, yo quería confiar en él y lo iba a hacer.

- ¿Prometes que me lo dirás cuando sea el momento?- le pregunte mirando aquellos hipnotizantes ojos. 

- Te lo prometo- me contesto con una sonrisa.

- Bien- conteste

- Bien- dijo él, jamás había estado tan cerca de Nathan, jamás había notado que sus ojos eran un poco cafés y un poco verdes, jamás había sentido tantas ganas de besarlo como sentía en este instante. De pronto Nathan se puso serio y sus mejillas se tornaron rojizas, carraspeo su garganta 

- Recuerda que cuando sientes algo de manera intensa, yo puedo escuchar lo que piensas-  note lo que Nathan me quería decir y me puse roja, había escuchado todo lo que había pensado sobre él.

- Eh... yo... Yo solo estaba...- No termine de decir lo que quería decir porque los labios de Nathan se impactaron contra los míos, eran de un sabor a mentolado y eran más suaves de lo que había pensado. 

El beso se desarrollo de manera lenta, nuestras respiraciones se volvían rápidas y acompasadas, subí mis manos por su pecho y las entrelace detrás de su cuello. Nathan deslizo sus manos por mi espalda hasta llegar a mi cadera y se quedaron hay, mi blusa se subió un poco y sus manos tocaron mi piel con suavidad, es ahí cuando sentí un pequeño cosquilleo recorrer todo mi cuerpo. Me empecé a quedar sin aliento, de alguna manera sentía que Nathan me robaba energía, me separe pero no lo suficiente porque aun sentía su respiración entre cortada en mi mejilla. 

- Nathan- dije entre suspiros, Nathan saco el aire de manera golpeada, como si hubiera estado reteniendo el aliento por demasiado tiempo. 

- No sabes lo que ocasionas en mi, Melliza- me susurro con voz áspera. Nathan tenía un no sé qué, que me volvía loca, era como una droga y me llevaba a otro mundo, para luego tirarme cuando él quería.

- Debes de dejar de hacer eso- le pedí, deje de ver sus ojos y me recargue en su pecho. - Me lastima que me beses y luego te apartes- 

- Lo sé, soy un imbécil pero ya no lo haré- dijo sobando mi espalda - Quiero estar contigo Melliza, hablo en serio, me vuelve loco estar cerca de ti y no poder estarlo en realidad- 

- Hablas en serio- le pregunte volviéndolo a ver a los ojos, la emoción llenaba mi estomago y no podía dejar de sonreír.

- Jamás hable más en serio- dijo con una sonrisa de oreja a oreja, su mano subió por mi mejilla y atrapo una lagrima que no sabia que se me había escapado. Nos empezamos a acercar para seguir lo que estábamos haciendo antes pero alguien abrió la puerta y nos sorprendió 

- Ahora me vas a decir que estabas buscando su celular en su boca jovencito- dijo el profesor McAllister.

- ¿Sería poco creíble?- respondió Nathan mientras se reía 

- Muy bien, ustedes señor se va a la oficina del director y ustedes señorita, debe irse a clase- nos mando McAllister

- Creo que te veré al rato, preciosa- dijo Nathan y me dio un beso rápido antes de partir

- Pero que descaro- dijo el profesor McAllister antes irse con Nathan a la oficina del director.

Me quede sentada ahí sin poder creer lo que había pasado y entonces fue cuando me di cuenta que no me había explicado lo de la brujería, vaya que concentrarse con él presente era difícil. Sabía que habíamos quedado en que él me lo diría cuando fuera necesario, pues bien, esa información era necesaria en este momento. 

Iba saliendo de la habitación para la clase de química, cuando me di cuenta que no me iba a dar tiempo llegar a mi locker y llegar a tiempo a la clase. Me detuve un momento para buscar si llevaba conmigo una libreta y una pluma cuando de la nada, alguien se impacto conmigo

 - Fijate- le dije a la persona de atrás pero me quede sorprendida al ver quien era.

- Vaya, es cierto que hoy vienes como una fiera- exclamo Sam

- Sam, no esperaba encontrarte- le dije, trate de ser lo más cortante que pude para evitar tener una conversación con él, me agache y empecé a recoger mis cosas lo más rápido que podía.

- Me sorprendes Melliza, en la mañana llorabas por culpa de esa chica pero al final del día quien termino mal fue ella- dijo mientras se arrodillaba para ayudarme a recoger

- Parece que los rumores corren rápido- dije y trate de salir de ahí pero Sam tomo mi mano. De un momento a otro, lo que había pasado hace unas horas se repitió en mi cabeza y no podía pararlo, sentía a Sam buscando dentro de mi memoria.

- Vaya, vaya- exclamo Sam mientras me soltaba y yo me alejaba de él - Parece que Nathan te ha contado mi sucio secretito- 

- No sé...- empecé a decir pero me interrumpió 

- "de lo que hablas"- dijo imitando mi tono de voz - Por favor Melliza, creo que debemos dejar todo este teatro atrás, ya no tiene caso. Me sorprende que te lo haya dicho "el señor hago todo correcto", él jamás rompería una regla sino fuera de vida o muerte- dijo mientras me examinaba.

-  No te tengo miedo- respondí

- Y no deberías, mi plan jamás ha sido hacerte daño a ti...- dijo Sam recargando se en una pared, estaba claro que no llegaría a otra clase - Me agradas Melliza, haces sentir a los demás normales... para tu desgracia, si lo ves con claridad- 

- ¿Qué quieres conmigo?- le pregunte

- Lo que cualquier otro chico querría, mis necesidades son básicas- me contesto Sam, rodé los ojos  - Esta bien, si tengo planes pero el único que yo tengo contigo es solo ser un chico normal.-

- No te creo- le conteste

- No me crees porque no confías en mi por lo que ha pasado o por lo que Nathan te dijo sobre mi- me pregunto - ¿Cómo es que puedes juzgarme a mi pero a Nathan tratarlo de maravilla?-

- ¿Existe alguna diferencia?- le pregunte

- Dime que no lo preguntas en serio- me respondió Sam riéndose - Te responderé con otra pregunta ¿ Cuándo te cuentan una película y te dicen que es pésima, te conformas con su reseña o la vas a ver para tener una opinión propia?. No lo sé Melliza, tal vez mi película sea más interesante de lo que te han contado- dijo por último Sam antes de alejarse. 

ArcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora