Pesadilla .19.

1.1K 101 2
                                    

Cuenta Melliza:

Por primera vez Sam se quedo cayado sin ninguna expresión, solo me veía como si estuviera loca o algo parecido. No sé porque tardaba tanto en decir que fuera una mentira, tal vez porque yo lo había dicho con tanta seguridad que se estaba preguntando si estaba loca. 

- Dime ¿Estoy mintiendo o no?- presione a Sam para que contestara. 

- Caminemos- respondió 

- ¿No vas a adivinar?- le pregunte curiosa, tenia curiosidad por la razón por la cual se había negado a adivinar.

- No necesito seguir con este juego, conseguiré ese beso de una forma u otra- dijo mientras me dejaba atrás.

- Creo que tienes el autoestima muy alta- le dije mientras lograba alcanzarlo 

-Tal vez, tal vez no- me contesto.

Después de eso no hubo mucha platica, él de vez en cuando comentaba algo y yo solo lo escuchaba. Llegamos al primer juego, en el letrero pude ver el nombre oxidado de la atracción " Infierno" se podía leer entre las luces de feria. 

- Lindo- comente con desagrado.

- ¿Te da miedo quemarte?- me pregunto divertido mientras se acercaba a la atracción. Subimos aquellas pequeñas escaleras oxidadas que te conducían dentro del juego, en la entrada habían unos cuantos chicos. 

Todos se voltearon a vernos, éramos los únicos que desencajábamos en el ambiente. Todos se veían muy... ¿obscuros?, no es que sea dramática, ni nada pero no había otra forma de describir a las personas que estaban dentro. Me acerque un poco a Sam, él no me caía tan bien pero lo prefería mil veces a él, que a los chicos que me veían como si fuera carne fresca. 

- ¿Tienes miedo?- me pregunto Sam entre la música que se escuchaba. ¿Miedo? No, estaba aterrada... La música que se escuchaba hacia que algo de mi interior palpitara fuerte, sentía como el oxigeno salía por mis pulmones y no volvía a entrar. 

- ¿Tú no?- le pregunte, él solo se paro y me miro.

- ¿Cómo le tendría miedo a mi propia casa?- dijo, me tomo de la mano y me llevo entre las personas, no me resistí. Sam era alto y musculoso, fácilmente se podía abrir camino entre las personas. Cuando por fin llegamos a la entrada de la atracción todo me daba vueltas, seguramente alguien había estado fumando marihuana o algún alucinógeno ahí. 

- ¿Estas lista?- me pregunto Sam antes de entrar, yo solo asentí. Minutos después nos sumergimos en la obscura habitación. Aprete la mano de Sam solo para saber que todavía estaba conmigo, no podía ver nada y eso me estaba causando escalofríos. A lo lejos se escuchaba como unas personas hablaban pero no lograba entender lo que decían, también podía escuchar las risas y algunas gritos de personas. De un momento a otro Sam me soltó y yo me perdí, con las manos tanteaba el aire para encontrar a Sam pero no lograba verlo.

- ¿Sam?- lo llame, la voz se me cortaba. - ¿Sam?- intente otra vez pero un poco más fuerte, no hubo respuesta alguna pero las voces que habían se callaron. 

Seguí caminando a obscuras, tanteaba el aire para no estrellarme con alguna pared y también para encontrar a Sam. De pronto, mis manos tocaron el pecho de alguien. 

- ¿Sam?- le pregunte al desconocido.

- No lo creo preciosa- me respondió una voz ronca, yo conocía esa voz... De un momento a otro, la imagen de los borrachos y de ese callejón aparecieron en mi cabeza. 

Retrocedí lo más rápido que pude, lo que ocasiono que tropezara con algo y cayera al piso. Sonó una carcajada y de pronto otra vez hubo total silencio. Quería llorar pero debía controlarme, esto solo era una casa de los sustos y nada podría pasarme. Apoye mis manos en el suelo y me percate de que había algo pegajoso en el suelo, seguramente toda estaría llena de eso. Me levante con las piernas temblorosas y saque mi celular de los bolsillos del short. Encendí la luz que tenia el celular y me horrorice de lo que vi, todas mis manos estaban llenas de un liquido rojo. Alumbre el piso y todo el suelo estaba lleno de lo mismo, mire mis piernas y también ese liquido estaba ahí. Mi respiración se volvía rápida, sabia que estaba apunto de perder la cabeza pero la idea de que solo era una casa de sustos venia a mi cabeza para calmarme. Seguí alumbrando de aquí para allá para encontrar a ese imbécil de Sam, lo iba a matar, eso ya era un hecho. Alumbre un rincón de aquella habitación y por fin apareció Sam o eso pensaba porque se encontraba de espaldas.

- Muy divertido imbécil- le dije mientras me acercaba a él hecha una furia, le tome del hombro y lo gire.

-AHHH!- grite, solté el celular como si fuera un reflejo y corrí lejos de aquel cuerpo. Esto no podía estar pasando, el mismo hombre que había estado en el callejón una noche antes ahora estaba aquí, solo que ahora tenia una horrible rajada en el cuello. Lo habían asesinado y Sam me había hecho venir aquí para ver el cuerpo. Desde la esquina de mi refugio pude ver como alguien levantaba mi celular y apagaba la luz. No pude aguantar más, me solté a llorar, suplique e implore porque Sam saliera y me dijera que era solo una broma pero jamás hubo contestación alguna. No sé cuanto tiempo paso antes de que se escucharan los pasos de una persona, deje de llorar por miedo a que mis sollozos los atrajera y me hicieran los mismo que le había hecho a aquel señor. Los pasos se acercaban al lugar en el que estaba, mi boca me traiciono y soltó un quejido. Yo sabia que lo habían escuchado, sabia que venían por mi, podía sentirlos, ellos estaban cerca y yo estaba apunto de perder el conocimiento. 

ArcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora