Cuenta Melliza
Inmediatamente entre al primer lugar que pude y me solté a llorar, todo era un caos. En realidad siempre mi vida había sido un caos, pero antes Nathan aliviaba ese dolor. Ahora no sé si se ha vuelto un torbellino como todo lo demás. Un ruido se escucho en la puerta, alguien trataba de abrirla, aunque tenia puesto el segura, esta cedió. Al principio tuve miedo de que fuera Nathan pero a la vez ese pensamiento me causaba alegría porque significaba que me había seguido y había dejado a Miranda hablando sola. Todo eso desapareció cuando visualice los ojos de Sam, me levante del piso rápidamente y trate de secar lo mejor que pude mis lagrimas pero era casi seguro que por mis mejillas se hubiera derramado maquillaje.
- ¿Estas bien?- me pregunto todavía con medio cuerpo de fuera. Asentí, la verdad no estaba segura que al decir algo mi voz se quebraría. Sam solo se me quedo viendo y decidió que era mejor entrar, cerro la puerta detrás de él. - Sabes... jamás he entendido por qué las personas le preguntan a otras si están bien, cuando es obvio que no es así. Tampoco, el por qué las personas dicen que si, cuando no lo están-
- Tal vez las personas no quieren contarle de sus asuntos a otros- le respondí, no sé por qué estaba siendo tan grosera con él pero estaba enojada y al parecer me desquitaba con Sam.
- Es una lastima, yo soy muy chismoso- me respondió con aquella sonrisa que siempre me había parecido petulante pero ahora me parecía un poco... atractiva?- ¿Qué te pasa?-
- ¿En realidad quieres saber?
- Yo no soy de esos chicos que fingen falso interés, Melliza.- dijo a modo de respuesta. Claro, por lo menos Sam no me preguntaba si lo estaba, solo porque fuera un maldito trabajo para él.
- No, la verdad que no saber lo que paso la otra noche me causa conflictos- le respondí
-Te dije lo que sucedió- me respondió
- Lo sé, solo que desde ese día he tenido pesadillas y una sensación extraña- le comente, sin siquiera quererlo recordé a el señor con la garganta cortada y mi cuerpo dio una leve sacudida.
- No has visto alguna película de terror, tal vez la imagen del hombre con la garganta cortada sea por eso- dijo riéndose. Comencé a reír con él cuando de pronto pare y me percate de algo, jamás le había dicho sobre aquel hombre. De pronto, comencé a sentir una necesidad incontrolable de alejarme de él, tenia que salir de ese lugar en ese instante. Nathan tenia razón, no puedo confiar en Sam.
Cuenta Nathan
Entre a cada salón por el que pasaba pero no podía encontrar a Melliza, estaba empezando a desesperarme, pero yo con todas mis fuerzas trataba de no hacerlo. Tenia que concentrarme, tenia que sentirla, me pare en seco y cerré los ojos tratando de concentrarme. Escuchaba el sonido de la campana, escuchaba la música que traía ese chico con los audífonos, escuchaba el palpitar de aquella chica que corría en el gimnasio y como si de pronto me hubieran golpeado, la escuche. Empece a escuchar su voz y entre más me enfocaba en ella, más podía sentir lo que ella estaba sintiendo y entonces pude sentir cuando ella tuvo miedo. Abrí los ojos y empece a correr hacia donde la había sentido, no necesitaba tener habilidades especiales para saber que Samuel estaba con ella.
Cuenta Melliza
- gracias, creo que me siento mucho mejor y las clases ya están por empezar... así que deberíamos salir de aquí-dije tomando mis cosas del suelo y tratando de llegar a la puerta sin que Sam se diera cuenta de que trataba de escapar.
- ¿Por qué la prisa?- dijo Sam interponiendo se entre la puerta y yo
- Ya sabes, soy toda una nerd y las clases son importantes- respondí y trate de quitarlo del camino, llegue a tomar el pomo de la puerta pero Sam puso su brazo en la puerta y evito que la abriera.
- ¿Seguro que solo es eso?- pregunto, Sam se había dado cuenta de que yo quería escapar y eso me ponía mas nerviosa.
- ¿Qué más podría ser?- le respondí tratando de ser juguetona como él siempre lo era.
- No lo sé, tú dime- respondió, cuando Sam me miraba, sentía que no podía ocultar nada de él, era casi como lo que sentía cuando Nathan lo hacías pero la sensación era completamente distinta. No suena lógico pero tampoco sé como explicarlo. Estaba apunto de abrir la boca cuando de pronto alguien desde afuera abrió la puerta, jamás creí que me alegraría ver a ese viejo amargado que teníamos por conserje.
- Muchachos estúpidos! Salgan de mi habitación!- nos empezó a gritar Mike. Esa fue mi oportunidad y salí disparada hacia afuera, salí tan rápido de hay que me tropecé de nuevo con alguien y los dos caímos al suelo.
- Creo que se te esta haciendo costumbre- dijo Nathan debajo de mi, de nuevo había caído justo encima de él. Me levante lo más rápido que pude y pensé en salir corriendo pero entonces Sam me seguiría y yo necesitaba estar más lejos de Sam, que de Nathan.
- Nathan, como siempre es un gusto verte- dijo Sam pero aunque sus palabras eran cálidas, su tono reflejaba todo lo contrario.
- Me gustaría decir lo mismo pero no soy de los que mienten- respondió Nathan.
- Claro, se me olvidaba que eres el señor perfecto- dijo con odio. Nathan no respondió, solo se quedaron mirando y yo me quede entre los dos, literal el dicho de estar contra la espada y la pared aplicaba muy bien en este momento.
- Okay- dije un poco incomoda.
- ¿No tienes cosas que hacer?- le pregunto Nathan a Sam, pero era obvio que solo quería que se fuera.
- La verdad es que pensaba volarme la clase con Melliza- dijo y se volteo a verme- alguien debe de ensañarle que significa divertirse- pero yo no quería volarme nada, ni comprender lo que él consideraba divertido, ni mucho menos estar a solas con él, por lo menos no ahora que no confiaba en él.
- Suena increíble pero necesito ir a clases, Nathan es mi pareja de Ingles y necesitamos ponernos de acuerdo con un trabajo- le dije como excusa, trate de ser muy casual pero mi cuerpo no pudo evitar acercarse un poco más a Nathan por ese sentimiento de protección.
Nathan lo noto y se puso delante de mi - Ya la escuchaste, a volar paloma que este nido esta ocupado-
- Solo una cosa más- dijo, Sam se agacho un poco y al oído me dijo - Solo recuerda Melliza que a mi no me puedes mentir- sus palabras hicieron que escalofríos me recorrieran el cuerpo, después de eso, él solo se marcho.
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Arcángel
Teen FictionYo la protejo desde que tengo memoria, mi trabajo era cuidar de ella desde el momento en que nació pero mis sentimientos sobre pasaron mi trabajo porque estar con ella ya no era un trabajo. Estoy harto de ser solo un ángel para ella, de que ella no...