Callejón .12.

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El día paso y era claro que el invierno había comenzado porque la tarde caía mas temprano. Camine a mi casa porque desde el día que corrí hasta mi casa me di cuenta de que caminar ayudaba a despejar los pensamientos y además no estaba tan lejos. Mi teléfono empezó a vibrar * mensaje de Jesica* leí en la pantalla.

^ Gracias por traerme la tarea, no te merezco :*^- Jesica, 4:30 pm

"Diablos" pensé, había olvidado la tarea de Jesica en mi locker. Diría que mañana vendría por ella pero mañana es día festivo y el instituto no abre, estaba a la mitad de camino hacia mi casa, no tardaría tanto en llegar si me apuraba. Llegue al instituto y di gracias al cielo de que siguiera abierto, llegue a mi locker, tome la tarea y salí lo más rápido de ahí para evitar la noche pero para mi desgracia cuando salí, ya casi no había luz. No puedo creerlo, desde aquel día pareciera que el mundo esta en contra mía. 

Seguí el mismo camino que siempre tomaba hacia casa hasta que me tope con un grupo de borrachos, busque el spray de pimienta que siempre guardaba en mi mochila pero no estaba hay. Ellos todavía no me habían visto, así que, no era tarde para cambiar de camino. Me tardaría unos diez minutos más pero era mejor prevenir que lamentar, la noche ya había caído cuando apenas habían pasado cinco minutos de haberme topado con aquellos borrachos. Seguí caminando y de pronto me tope con calle cerrada, cuando era pequeña esta calle no era así o tal vez me había equivocado de esquina... había un callejón que parecía que salía a una avenida y me metí por allí pero rápidamente me di cuenta que me había metido en un problema. Cuando vi a unos señores todos borrachos mirándome como si fuera un pedazo de carne pensé que tal vez hubiera sido mejor pasar por los chicos borrachos que en comparación a estos no se veían tan mal.

-Que tenemos aquí- dijo uno de ellos mientras me recorría todo el cuerpo con sus ojos, me dio asco y ganas de correr.

-¿Te has perdido cariño?- me pregunto otro mientras de chupaba los labios.

- No, solo tomaba un atajo- conteste y di media vuelta, comencé a caminar rápido cuando ellos empezaron a caminar detrás de mi. Me tope de nuevo con la calle cerrada y no sabia a donde ir, empece a correr como si no hubiera un mañana pero ellos venían pisando me los talones. No sabia donde estaba, ni hacia donde correr, de pronto pensé haber reconocido una calle y di vuelta. En ese momento me sentí como un ratón enjaulado, la calle estaba cerrada por un gran edificio abandonado. Me di media vuelta solo para encontrarme a unos cuantos metros de los tipos.

-No tienes para donde correr, cariño- dijo mientras se acercaba a mi. Mire a mi al rededor en busca de una salida o por algo con que protegerme, un tubo apareció y no dude en tomarlo como arma.

-Que piensas hacer con eso, preciosa- dijo uno riéndose. - tal vez, quiere que se lo meta por algún lado- dijo otro de ellos. - No te preocupes por eso, yo tengo que meterte- respondió otro.

Dios estaban tan cerca, podía oler el aroma a alcohol y a sudor que emanaba de ellos. Tenia miedo, había entrado en pánico y no sabia que hacer, todo mi cuerpo comenzó a temblar y el tubo cayo de mis manos, igual que algunas lagrimas de mis ojos. - Por favor, no lo hagan- les pedí llorando.

- Pero te va a gustar nena, te voy a complacer mejor que otros chicos lo han hecho- me respondieron cambio.

-Por favor, soy virgen- les implore, quería apelar a su lado bueno... si es que ellos tenían alguno.

- Mejor, será más divertido- ya no podía hacerme para atrás, ya que, había chocado con la pared. No podía hacer nada, tal vez, si solo cerraba los ojos y no hacia nada... tal vez, no me violarían todos y solo se cansarían. No quería pensar más, cerré los ojos y espere ese inminente tacto. 

-¡Pero que diablos!- escuche que uno de ellos decía y después de eso como algo pegaba contra el suelo. 

Abrí los ojos pero no podía definir bien la sombra que se movía con rapidez entre los hombres. Uno por uno fueron cayendo al piso, el último que quedaba de pie y el que estaba más cerca de mi, saco una navaja y me tomo del cuello, me uso como un escudo para lo que estuviera pasando.

-¿Quien es este zorra?- me dijo muy cerca del oído. - Alejate o la mato- grito mientras apretaba el cuchillo contra mi cuello.

- Deje a la chica y baje el cuchillo- le respondió una voz que se me hacia familiar.

- No! Alejate o la mato aquí mismo- dijo, apretaba tanto el cuchillo contra mi cuello que creo que ya había cortado un poco de mi piel. 

- No lo repetiré de nuevo, déjala ahora imbécil- dijo una sombra de entre la obscuridad, esa figura, esa voz, ese aroma... de pronto una sensación de tranquilidad me invadió y aun que estuviera con una navaja en mi cuello me sentía mejor. " Todo va a estar bien" escuche dentro de mi cabeza. El borracho que me tenia agarrado me arrojo contra el suelo, ocasionando que mi cabeza golpeara el asfalto.

-Hay tienes a tu zorra-  le grito - Acércate y pelea como un hombre- le invito el señor, sosteniendo su navaja en alto 

- El único problema aquí señor- dijo el chico de las sombras antes de salir, pude vislumbrar una sonrisa detrás de la obscuridad - es que yo no soy un hombre-

-Maldito hijo de puta- cuando el rostro del desconocido salió de la obscuridad, el señor se abalanzo contra Nathan. Él sin mucho esfuerzo lo esquivo, lo empujo con la pierna y este cayo, parecía que se había quedado inconsciente o que se había rendido pero Nathan no lo iba a dejar así. Él se acerco muy fiado al cuerpo del señor, este de pronto salto y le clavo un cuchillo en el pecho, Nathan pareció que apenas lo había sentido pero lo había echo enojar. Nathan lo tomo del cuello y lo levanto hasta que sus pies ya no tocaron el piso, el hombre comenzó a perder el conocimiento pero no se veía que Nathan lo fuera a dejar.

-Nathan- lo llame, tenia miedo que matara al señor. Detestaba a ese ser humano con mi vida pero no podía dejar que Nathan lo matara.

Nathan se volteo y me observo en el suelo, había pasado tanto tiempo desde que vi aquellos ojos que volverlos a ver provocaron en mi emociones bastante fuertes. Soltó al señor y este cayo se rodillas y luego su cara impacto contra el suelo. 

Se acerco  corriendo a mi y se arrodillo-¿Estas bien?- dijo examinándome con ojos preocupados, iba a contestar cuando note que el cuchillo seguía clavado en su pecho.

-Dios mío, Nathan!- dije mientras veía el mango del cuchillo saliendo de su pecho y una mancha de sangre esparciendo se por su playera - Te ha lastimado- 






ArcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora