Cuenta Melliza - "Siento haber tardado tanto en presentarles a mi familia, él es mi insoportable hermano, Gabriel."
Sam salió sin ninguna contestación de mi parte, no pude pensar más sobre lo que Sam había dicho porque por la puerta de cristal entro un Nathan muy molesto.
- ¿Por que te fuiste con él?- me pregunto pero no sabia que decirle, no pensé bien lo que había hecho pero tampoco era para que se enojase.
- No tienes derecho a preguntarme eso- le respondí molesta
- ¿Se puede saber por qué estas molesta? Yo soy quien tuvo que venir a un hospital por ti cuando claramente te dije que ese imbécil solo causaba problemas- me respondió.
- Cierto, no tengo derecho a enojarme. Tú tuviste que dejar a tu maravillosa novia, solo para venir a ver que le pasaba a la chica que solo es una carga para ti- le grite, pero al momento en el que me di cuenta de lo que había dicho me calle. Él solo se quedo callado observándome, la ira que sus ojos reflejaban se había ido y ahora solo estaba el vacío. No sabia lo que sentía y eso me volvía loca, durante varios años había lidiado con esa mirada vacía sin sentimientos pero desde lo que había pasado pensé que jamas tendría que volver a verla.
- Mel, yo...- empezó a decir pero lo calle.
- Déjalo, Nathan. Solo llévame a casa- le pedí mirando el piso, no podía volver a ver aquella mirada. Nathan no discutió y salió de la habitación para informar a las enfermeras que ya nos íbamos. Me dieron algunas instrucciones como que no podía dormirme en unas horas, que no hiciera actividades que pudieran acelerar mi pulso y cosas así. Cuando salimos esperaba ver la motocicleta de Nathan pero en vez de eso observe un camaro negro, no sabia que se había comprado un nuevo auto.
- En realidad no es mío, es de Daniel- me contesto, me lo quede mirando impresionada. Nathan me abrió la puerta del automóvil y yo subí al auto.
-¿Siempre te metes en mi cabeza?- le pregunte un tanto molesta.
- No puedo leer tu mente, Melliza. No soy el cucho de esas películas que ves que tienen poderes sobrenaturales - me respondió - Solo que tenemos un vinculo que nos une. Aveces tu piensas demasiado fuerte y te puedo escuchar dentro de mi cabeza, eso solo ocurre cuando sientes emociones demasiado fuertes.- respondió.
- Lo siento, no quería ser grosero- se disculpo, no quise hablar más... además, al parecer no era necesario decir las cosas en voz alta para que él me escuchara. Trate de no pensar nada, pero me era imposible. Había recuerdos en mi cabeza que regresaban como un rayo y se volvían a ir de la misma manera, repasaba cada momento de lo que había pasado esa noche pero no lograba encontrar ninguna respuesta. Sin siquiera darme cuenta, ya habíamos llegado a casa.
- Si lo que quieres es recordar lo que paso, te puedo ayudar- me ofreció Nathan.
- Pero como rayos...- claro... había olvidado que escuchaba lo que pensaba. - Deja de meterte en mi cabeza, Nathan- le reprendí molesta y baje del coche. No podía estar en el mismo espacio en el que él estaba.
- Entonces deja de estar molesta para que por un momento pueda dejar de ver en mi cabeza como Sam coqueteaba contigo, como él trataba de llevarte a su cama, porque siendo sincero detesto verlo- me grito, se bajo del coche y me siguió.
- Déjame en paz, Nathan. Sube al coche y largarte de una buena vez- le pedí, estaba apunto de llorar y detestaría que Nathan me viera. Abrí la puerta de mi casa y la cerré lo más rápido que pude pero Nathan fue más rápido, consiguió pasar.
- Olvidas que tengo que cuidarte, Melliza- me respondió
- Hazlo desde un lugar donde no pueda verte- le grite
- Tengo que cuidarte físicamente, lo que significa que yo físicamente tengo que estar a tu lado.- me respondió, sabia que yo solo le era una carga.
-Estas tan ocupado haciendo tu trabajo que no ves que en realidad me haces daño- le grite y por fin pude verlo de nuevo a la cara. Por primera vez Nathan se había quedado sin palabras...
- ¿Melliza? ¿Con quien hablas?- escuche la voz somnolienta de mi hermano a lo lejos, su sombra cruzo el pasillo y llego a la estancia.
- ¿Qué diablos ocurre?- grito mi hermano cuando vio a Nathan parado en la sala - Lo siento Mel, pero sabes las reglas. Nadie puede traer citas a la casa-
- Él no es...- empece a decir pero me di cuenta que solo era un perdida de tiempo tratar de explicarle a Gabriel lo que pasaba - Él ya se iba- dije al final.
-Mel, yo...- empezó a decir Nathan pero Gabriel lo interrumpió.
- Ya escuchaste a mi hermana, fuera de la casa- le pidió. Nathan solo se quedo parado sin decir nada, pensé que tal vez discutiría con Gabriel pero al parecer se rindió antes de lo que yo esperaba. Camino hacia la puerta y antes de salir por ella me dijo - Solo no quedes dormida-
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Arcángel
Novela JuvenilYo la protejo desde que tengo memoria, mi trabajo era cuidar de ella desde el momento en que nació pero mis sentimientos sobre pasaron mi trabajo porque estar con ella ya no era un trabajo. Estoy harto de ser solo un ángel para ella, de que ella no...