¿Qué paso? .20.

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Cuenta Melliza:

A lo lejos podía escuchar el pitido de algo, podría ser tal vez el goteo de algo pero no lograba ubicarlo, ni abrir los ojos. Poco a poco fui abriéndolos y una luz blanca me impidió ver, era como si estuviera viendo directamente hacia el sol. Cerré los ojos, me di cuenta de que estaba cubierta con una manta. ¿Qué es lo que había pasado? ¿Qué había pasado con la sangre? ¿Qué me había pasado y en dónde estaba yo? 

- ¿Mel?- escuche que me llamaban, yo conocía esa voz.

- ¿Sam?- dije y abrí los ojos, la luz blanca ya no me cegaba porque había algo que tapaba mi visión. Ahí estaba, Sam estaba parado enfrente de mi, con la mirada preocupada. No sabia que hacer, lo poco que recordaba es que estaba con Sam en una casa de espantos y de pronto estaba llena de sangre. Pase mi mirada por la habitación, todo era de un color blanco cegador exceptuando las mantas azules que parecían de hospital. Un momento, ¡estábamos en un hospital!

- ¿Cómo llegamos aquí? ¿Qué fue lo que sucedió?- le pregunte a Sam. Lleve mi mano a mi cabeza y de pronto sentí un dolor punzante en ella.

- No toques- me regaño Sam mientras me tomaba las manos y se sentaba junto a mi cama. - ¿No recuerdas nada?- me pregunto.

- Tal vez por eso te pregunto- le conteste

- Vaya, todavía tienes ese horrible genio- comento Sam pero aunque sonaba a que me insultaba, no lo había dicho con ese tono. - Entramos a una atracción, a una casa de los sustos para ser exactos. Habían muchos chicos ahí dentro y al parecer había algunos que estaban consumiendo drogas, debes ser muy sensible con eso porque antes de que siquiera llegáramos a la puerta, tú te habías desmayado. No logre llegar a tiempo para evitar tú caída, por lo que tu cabeza dio contra el suelo. Después, te cargue, te lleve a la ambulancia que espera por algún herido y... pues aquí estamos- 

Trataba de unir lo que me decía con aquellos pocos recuerdos que yo tenía, nada de lo que recordaba parecía ser lógico. Además, no habría ninguna razón por la cual Sam me tendría que mentir, recuerdo haber olido algo raro cuando llegamos y tal vez, como Sam había dicho, esa era la causa de todo. 

- Claro...-respondí, todavía procesando la información que acababa de recibir.

- No sabes el susto que me diste, lamento tanto haberte llevado a ese lugar- dijo Sam, estaba apunto de contestar cuando de pronto se escucho la voz de un chico gritando mi nombre por toda la sala de urgencias. De pronto, Nathan apareció detrás de las puertas de cristal que nos separaba de la sala de urgencias. Primero me visualizo a mi y después dirigió la mirada a quien tomaba mi mano, instantáneamente su mirada se obscureció. Nathan entro hecho una furia, tomo del cuello a Sam y lo impacto contra una pared. 

- ¡Le hiciste daño maldito imbécil! ¡Te juro que te mato!- le grito a Sam, el puño de Nathan se levanto en el aire listo para ser impactado contra el rostro de Sam. En ese momento reaccione y me pare de un salto para detener el golpe pero mis piernas fallaron y caí al piso. De un modo u otro, logre llamar la atención de Nathan, quien por fin soltó a Sam y se acerco a ayudarme.

- ¿Estas bien? ¿Qué paso? ¿Te hizo daño?- Nathan me lanzaba preguntas como ametralladora. En vez de tenderme una mano para ayudarme, a él se le hizo muy fácil levantarme en brazos.

- Yo no le hice nada- respondió Sam molesto.

- A ti no te estoy hablando imbécil- le contesto Nathan aun conmigo en sus brazos.

- Nathan- le llame pero parecía que estaba muy ocupado lanzándole cuchillos con la mirada a Sam- Nathan!- grite y ahora si me hizo caso. - Podrías bajarme- le pedí, Nathan me bajo como si me fuera a romper y me dejo con cuidado en la cama.

 Después se dirigió hacia la puerta y la abrió - Es hora de que te vayas- le dijo a Sam 

- Yo no me voy, tengo que ver que ella este bien y después llevarla a su casa- le contesto, Sam estaba siendo muy lindo pero muy tonto en este momento al meterse con Nathan. 

- Yo la llevare a su casa y tú jamás la volverás a llevar a otra parte de nuevo- dijo Nathan amenazante.

- Tú no me vas a decir que puedo o que no puedo hacer- le contesto, los dos se estaban peleando por mi  y estaban olvidando que yo estaba ahí, tirada en una cama!

- ¡Par de tarados, me duele la cabeza, así que si pudieran dejar de gritar seria increíble!- les grite, los dos se voltearon a verme.

- Nathan, Sam no me hizo nada, sino fuera por él yo seguiría tirada en el suelo de aquel horrible lugar. Necesito hablar con él, así que si podrías esperar afuera unos minutos seria increíble- dije, Nathan estaba a punto de mandarme a volar con la propuesta hasta que dije - Si no aceptas, Sam será quien me lleve a casa- Nathan salió a regañadientes del lugar y se apoyo contra el escritorio del mostrador. 

- Imbécil- soltó Sam.

- Sam- le llame, este se acerco y volvió a tomar su lugar junto a mi.

- Siento lo que paso Melliza, sé que esto es mi culpa. Jamás debí de haberte llevado a ese lugar, entenderé si no quieres salir conmigo de nuevo- se disculpo, yo no sabia lo que había pasado pero si estaba segura de que él no tenia la culpa o eso esperaba. 

- Sam, esta bien. Estoy bien, esto no fue tú culpa- le respondí- solo fue mala suerte- 

- En serio lo lamento- dijo de nuevo

- deja de disculparte- le pedí- la próxima vez que salgamos, será una buena historia que contar- 

- Esto jamás será una buena historia- dijo Sam entre risas.

- Cierto- conteste yo - Ya debes irte, Nathan esta a punto de estallar- le pedí

- Claro, porque el angelito no puede esperar- dijo en voz baja, estaba segura que eso se lo había dicho para si mismo pero de todas formas yo lo había escuchado. Me quede sin palabras y cuando Sam se despidió, no pude decir nada. ¿Sam se estaba burlando de mi o él sabia la verdad sobre lo que Nathan era? 

ArcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora