Sangre .11.

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** Cuenta Nathan **

No podía creerlo, por fin le había dicho a Mel lo que siempre le había querido decir. Me quede parado observándola, tras de esos ojos cafés veía pasar miles de pensamientos pero con que siguiera sentada y calmada me bastaba. 

- Hablas en serio?- me dijo sin ninguna expresión en su rostro.

- Oh, por Dios- dijo ella tapando se la cara con las manos, no sabia que debía esperar y por eso no sabia si su reacción era buena o mala. Me quede ahí parado observando su siguiente paso. -No puedo creerlo- dijo y por fin me volvió a mirar. - Estas enfermo Nathan y tienes que ir con un psicólogo- dijo. 

- No estoy loco- le solté.

- Entonces dime que lo que acabas de decir solo era un mal chiste- me pidió

- Es la verdad Mel, por favor debes creerme...- no dije nada más porque cuando avance un poco hacia ella, Mel retrocedió. Pensaba que estaba loco y ahora me tenia miedo, perfecto. Nadie dijo nada después de un tiempo, ella estaba parada viendo el suelo con los brazos cruzados, su mirada se veía perdida y triste.

-Debes irte- esas palabras fueron las que rompieron el silencio.

-Por favor Mel, sé que estas asustada pero...- no pude terminar porque ella me interrumpió, sus ojos por fin me miraron otra vez pero por la forma en la que me miraron, hubiera deseado que no me hubiera visto.

-¿Asustada? porque el chico que me gusta desde hace años esta loco o peor aún, que ese chico este inventando cosas solo para alejarme... No estoy asustada Nathan- me dijo - en realidad, no sé que es lo que siento... déjame sola- me pidió mientras una lagrima caí por su mejilla. 

No podía creer lo que me acababa de decir, yo le gustaba y ni siquiera me había dado cuenta de ello. Intente decir algo a ella pero en el segundo en que mis labios de separaron un poco, ella me grito que me fuera y yo no podía seguir quedándome si ella no quería que estuviera. No podía quedarme porque ella ya había tomado una decisión, cuando le dices a tu propio ángel que se vaya... este debe de hacerlo. 

** Cuenta Mel **

Nathan se fue dejándome sola con mis propios pensamientos, me fui a la recamara y por alguna razón me sentía... vacía, sentía que por primera vez en mi vida en realidad me encontraba sola. Llore esperando con ansias quedarme dormida pero eso no sucedió, toda la angustia seguía dentro de mi y no podía alejarla. Todos llegaron a casa pero aun así me sentía sola, no sabia cual era la razón de este pesar dentro de mi, ¿Seria la pelea con Nathan? o algo más... No importaba la razón, no pude cerrar los ojos durante toda la noche y cuando por fin pude, desee jamas haberlos cerrado.

Todo estaba obscuro, solo se podía escuchar como alguien se reía. De la nada aparecí en el instituto y me encontraba al lado de un chico con un ojo cafe y el otro verde, no sabia porque pero estar junto a él me hacia sentir segura aun que me insultara yo no podía apartarme de él porque cada vez que lo hacia me sentía perdida. Cada vez que cerraba los ojos ese chico aparecía en mis sueños o mero dicho en mis pesadillas. 

Pasaron los días, ya no veía a Nathan tan a menudo como lo hacia antes, en realidad, lo deje de ver y ocasionalmente me pasaba en la hora de receso por el gimnasio pero él ya no jugaba, su grupo de amigos seguía ahí  y de alguna forma eso me hacia sentir mejor pero él ya no estaba, todo había perdido un poco de color, me sentía angustiada todo el tiempo, tenia miedos irracionales, la paz y la calma fueron sentimientos que no experimente desde ese día. Jesica se había enfermado así que ella faltaría y yo estaría sola sintiéndome aún peor.

Estaba en clase de química, observando como el salón se llenaba de gente y como el ruido empezaba a invadir la sala cuando de pronto Sam entro en la habitación. Cuando me vio le importo poco que todas la chicas ahí presentes le estuvieran apartando un lugar y camino hacia mi.

ArcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora