14. Negocios.

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_Hoy viene a buscarte aquel chico que te trajo hace unos días. ¿No es así, Aysel?- Pregunto Peeter.

Como de costumbre, los miembros de la familia real de Rigins desayunaban juntos, y esta vez Aysel los acompañaba como invitado especial.

_Sí... No debe tardar en llegar.- respondió el chico, quien solo desayunaba una manzana. _¿Por?

_Es que ya tengo su permiso de visitante, solo necesito una identificación y ya todo estará en orden.- respondió el castaño.

_Si es así entonces. Le diré que te busque cuando la tenga.

Peeter asintió y luego se despidió con la excusa de estar muy ocupado.

_Peeter tiene mucho trabajo últimamente ¿No es así hermano?- pregunto Luce.

_Es porque el invierno esta cerca y debemos preparar todo lo necesario para pasar la época de frío, Luce.- aclaro el mayor.

_¿Puedo ayudar en algo?- Ahora que Luce ya veía, no quería ser una carga y deseaba ejercer su labor como primer príncipe de Rigins, pero por mucho que lo quisiera, que su hermano le dejara era otra historia.

_No pequeño...- respondió Ed sonriendo con calidez. _ ya todo lo que se necesita hacer, esta asignado a los guardias y sirvientes... Ademas, tu aún eres muy joven y no estas preparado.

_Pero hermano, ya tengo 17 y puedo ayudar en lo que sea.- refuto el menor.

_No Luce. Eres muy débil y moriría si te pasa algo.

_Pero-

_Pero nada, Luce.- corto el rey. _No harás nada que signifique algún tipo de riesgo o implique esfuerzos por tu parte. Y fin de la discusión.

Al escuchar estas palabras, Luce  solo asintió. _Esta bien, hermano.- hablo bajito.

El menor se sentía deprimido, su hermano lo protegía de todo, pero lo hacía demasiado, el chico no podía respirar sin que su hermano controlara cada partícula de aire que respiraba y eso de verdad era estresante, no podía hacer absolutamente nada que no le fuera permitido.

Edwin observo a su pequeño hermano cabizbajo y sintió lenguas de culpa lamer su intestino. _Luce.- murmuro bajo, como temiendo romperle. _No te sientas mal, lo hago por tu bien, pequeño.

_Lo se hermano.- sonrio tristemente el chico.

El mayor asintió aun sintiéndose mal y luego, tratando de escapar del sentimiento, exclamo. _También tengo cosas que hacer. Si me disculpan, me retiro.

Y luego que el peliblanco, quien se mantuvo al margen de la conversación en todo momento, y su hermano le despidieran, el rey salio del comedor dejándolos solo.

El silencio reinaba, Aysel terminaba su manzana, mientras que Luce se perdía en pensamientos.

_Si sigues suspirando, te robaran el alma.

Luce se sobresalto, habia olvidado por completo a su invitado. _¿T-Tu crees?- rió nervioso. _Tratare de que no ocurra entonces.

Aunque no le miraba, Aysel notaba la tristeza en el chico. _Oye Luce.

_Dime.

_Necesito que me ayudes en algo... Solo puedo confiártelo a ti, y moriría si no pudieras hacerlo.- exagero el mayor.

_Claro, lo que sea.- La suplica del mayor preocupo al pelinegro. Nunca antes le habían pedido que hiciera algo, y por lo serio que se veía el mayor, seguramente era algo importante.

_Las sesiones con Lua son dolorosas y me dejan exhausto... Por eso... ¿Quería saber si conoces algún lugar al que pueda ir después de volver? En concreto... ¿Quiere llevarme a algún sitio fuera del castillo en donde pueda descansar? Solo tu y yo.

El Circo De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora