13. Una Persona Especial.

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Luce observo como su hermano salia del comedor, seguido segundos después por Narr, dejando completamente solos a los príncipes de Rigins con mi hijo.

Un silencio incomodo se apodero de la habitación, mientras Aysel permanecía de pie en la puerta con las manos en los bolsillos, mientras los primos se observaron y luego al invitado.

_¿Quieres comer postre con nosotros, Aysel?- Pregunto Peeter.

_No, gracias. No soy afecto a los dulces.- respondió sonriente el de cabellos blancos.

De nuevo un silencio se hizo presente, de verdad que no eran buenos socializando.

De momento, el líder de la guardia real del castillo entro en el comedor anunciando a Peeter que necesitaban su presencia en las caballerizas.

_Discúlpame Luce. Esto de verdad es importante.- le hablo al menor, levantándose de su asiento.

_No te preocupes, primo. Comer solo el postre un día no me matara.

Y así, después de despedirse de Aysel, Peeter salio del comedor, seguido por el guardia y dejando solo al de ojos purpuras y el de cabellos blanquecinos.

Aysel se sentía igual de incomodo que Luce, este ultimo no apartaba su mirada del mayor, quien la notaba recorriendolo con intensidad.

_Si no dejas de mirarme me pondré nervioso.- hablo el payaso después de mucho, sonrojando al mas chico.

_L-Lo siento.- hablo bajito Luce.

_No te preocupes por ello, Luce.- se acerco lentamente, hasta llegar al borde de la mesa y la recorrió con los dedos.

Al escuchar su nombre salir tan fácilmente de los labios del mayor, Luce sintió su cara arder. Menos mal y no me puede ver.

Aysel tomo asiento casualmente, quedando frente a Luce. _¿De que es tu postre?- pregunto, colocando su codo sobre la mesa de madera y sosteniendo su rostro con la mano.

_F-Fresas.- El menor no entendía por que se sentía tan nervioso y saber que estaba tan cerca del chico no le ayudaba en nada.

_No estés tan nervioso, pequeño... Este lindo payaso no muerde.- el comentario de Aysel provoco la risa en el menor, quien después de aquello se sintió mas relajado.

Aysel y Luce hablaron durante la noche, poco a poco el menor se soltaba mas y se sentía mas relajado al tener al chico cerca, pero aunque ya no se sentía tan nervioso, su corazón latía con fuerza cada vez que el mayor hacia una gracia o decía algún comentario fuera de lugar que lo hacia reír.

_Creo que ya es tarde, Luc. Deberías dormir.- comento el mayor colocándose de pie.

Rápidamente Luce le imito y llegó a su lado. _Te llevo a tu habitación... Esta al lado de la mía.

Y sin previo aviso, tomo la mano de Aysel sobresaltándolo y lo llevó escaleras arriba.

Aysel nunca fue afecto a cualquier tipo de contacto, pero la mano suave y cálida de aquel niño sobre la suya se sentía tan bien que no quiso soltarse.

Caminaron lentamente tomados de la mano, hablando de cosas que le gustaban y acerca de su familia.

Luce le habia contado sobre sus padres a Aysel y como su hermano y su primo fueron sus mayores consentidores y acosadores, Aysel también hablo acerca de su familia, del circo y de lo fantástico que era este.

Luce le aclaro a Aysel que no era un niño de doce como él pensaba, cosa que al mayor extrañamente le alegró e incluso emocionó.

Caminaban por el pasillo de las habitaciones y tan solo a tres puertas se separarían, algo que Luce ya comenzaba a odiar, se llevaba tan bien con aquel chico, en muy poco tiempo se habían hecho buenos amigos y el solo hecho de imaginarse alejado de él lo entristecía.

El Circo De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora