Dichter esperaba al mensajero que traería consigo el documento del rey de Adrup.
Ya estaba impaciente, esta misma noche debía retomar su camino de vuelta a la capital del reino y aquel incompetente mensajero aun no llegaba.
_Deberíamos ir a la zona de desembarque mi señor.- propuso el notario, Dichter lo considero por un momento y luego asintió.
Se abrieron paso entre la multitud y llegaron al lugar pautado sin convenientes, comenzando así a buscar el portador de los documentos.
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_Que calor esta haciendo...- hablo Peet mientra agitaba su mano en un vago intento por obtener una leve corriente de aire.
_¿Calor? ¿Es enserio Peet? Estamos comenzando el invierno, esta haciendo frio.- respondió Korsan irritado.
_Eso no importa...- se defendió. _Toda esta gente me da calor... Volvamos al Circe.
Aunque no quería, Korsan debía aceptar que su amigo tenia razón, el bullicio que hacia el proletariado lo aturdía, así que decidieron volver al muelle para descansar de la multitud.
Caminaban y charlaban sin apuros, hasta que un pequeño chico tropezó con Peet cayendo ambos al suelo y regando papeles por todos lados.
_Lo siento, señor.- se disculpo el chico con atuendo de mensajero, recogiendo todos los papeles a su alrededor y saliendo corriendo.
Peet y Korsan vieron al chico marcharse rapidamente, pero algo mas llamo la atención del mayor, un documento con un sello real estaba a sus pies, seguramente olvidado por aquel chico.
_Vamos estoy cansado.- hablo el capitán, tomando el documento y ayudando a su amigo a levantarse.
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_Lo siento, mi señor. Le juro que lo traía conmigo.- decía una y otra vez el mensajero al notario y al poeta.
Dichter estaba al borde de un ataque, no podía volver al castillo sin ese documento, la vida del rey Marcus corría peligro y en ese pedazo de papel estaba el nombre del causante de tal situación.
_¿Tienes alguna idea de donde podrías haberlo dejado?- pregunto serio el ojigris.
El chico pareció pensarlo un momento y luego exclamo. _Hace unos minutos tropecé con un hombre, quizás se me cayó ahí.
_Entonces llévanos al lugar.- demando Dich, el chico asintió y volvió por el lugar por donde llegó, seguido de cerca por ambos hombres.
No avanzaron mucho, cuando se encontraron con Peet y Korsan. _¡Oh! Es el chico de ahorita.- exclamo el primero.
_Y no viene solo.- una gran sonrisa se formo en el rostro del mayor al notar la presencia de quien le robaba el sueño. _Que grato volver a verte, mi querido poeta.
Dichter se sorprendió al ver de nuevo al hombre. _¿Debo suponer que me persigues, vil pirata?- pregunto cruzándose de brazos.
Korsan soltó una gran carcajada. _Yo no persigo a nadie, tesoro... Aunque por ti, haría una excepción.
Ante el comentario, Dich solo blanqueo los ojos. _No tengo tiempo para ti, con permiso.- intento pasar de largo, pero Korsan se lo impidió.
_¿Por que tanto apuro?
_Disculpe caballero, pero realmente estamos apurados.- recalco ahora el notario. _Buscamos un documento muy importante, que ha perdido el chico.- señalo al mensajero.
_¿Hablas de este?- mostró dicho objeto.
_Es ese mi señor.- confirmo el chico.
Dichter miro a un sonriente Korsan. _¿Por que lo tienes tú, pirata?
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El Circo De Luna
FantasyEn un mundo donde la Luna reina en lo alto del cielo carmesí, la magia rige en el amor verdadero, entregando a las almas solitarias el corazón idéntico de su ser. Acepta el regalo que el destino te dio y amalo para siempre.