05. Cumpleaños: Flores Y Un Beso.

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_¡Mamá!- grito el joven de cabellos azules al aparecer en la carpa principal del circo, atrayendo la atención de todos, incluyendo a la nombrada, quien preocupada se acerco al encuentro con su angustiado hijo.

_Narr, ¿Que sucede, te ocurrió algo?- pregunto precipitada al llegar a su lado.

_No. Bueno si... Bueno... Si pero no.- trato de explicar este.

_Narr... ¡Narr! Respira...- trato de calmar la mujer a su hijo, mientras hacia ejercicios de respiración con él. Cuando el chico estuvo mas calmado esta volvió a preguntar. _¿Que sucedió?

_Estaba de caminando de vuelta a casa, cuando de pronto apareció el rey y...- se corto de manera abrupta al recordar lo sucedido.

_¿Y...?- le alentó a seguir, para saber que era lo que alteraba tanto a su hijo..

_Bueno... Intercambiamos algunas palabras, y cuando iba a volver, pase a su lado, y... Mira- el chico le enseño la marca de la corona a su madre al no encontrar palabras para los sentimientos que en el surgían.

_Por la Luna.- la mujer se cubrió la boca, al ver la marca en el brazo de su hijo. _¿Esa es la marca del rey?- pregunto sin creerlo, a lo que el chico asintió aun sin palabras. _Eso quiere decir... ¿Que el rey es tu corazón idéntico?

Narr volvió a asentir, afirmando a la pregunta de su madre. _Si pero eso no es lo peor... La Luna... Esa mujer desquiciada- comento insultando a mi grandioso ser. _Dijo que en dos meses tengo que casarme con él... Mamá, evita que eso suceda por favor- suplico lamentable el chico quien no quería acatar dicha orden.

La mujer hizo una mueca de preocupación con la boca y luego hablo. _Si la Luna lo dijo, no hay mucho que yo pueda hacer cariño.

_Pero mamá... Yo no me quiero casar con ese hombre, ni lo conozco.

Soledad cerro los ojos tratando de pensar, y luego de un rato soltó un pesado suspiro. _Esta bien... Veré que puedo hacer... Pero ahora, ve a arreglarte, que pareces desquiciado... El show debe continuar.

Narr acepto el mandato confiando en las palabras de su mamá, y después de entregarle la bolsa con el recado desapareció en su humo, debía calmarse como dijo su madre, no podía preocuparse por algo mas, ya muchas cosas rondaban su cabeza y una mas simplemente lo enloquecería.

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El rey llego a su castillo, tan blanco como un papel, y sin dar mas ordenes de las precisas se fue prácticamente corriendo a sus aposentos sin darle respuestas a nadie, sin percatarse cuando casi se lleva por delante a su primo.

Cerro la puerta con tal fuerza que las paredes retumbaron, y sin pensarlo mucho entro en el cuarto baño para lavar su cara, todo había sido tan confuso para él, el encontrar a su corazón idéntico, y que la Luna lo obligase a casarse con este, era algo imposible de creer, pero cierto.

Escucho como la puerta de su habitación fue tocada sutilmente, y a su primo informándole que era él, y tras un suspiro, se dirigió a abrirla.

_Oye... ¿Que te pasó?- pregunto el chico de cabellos castaños rojizos, el cual era unos centimetros mas alto que él, pero no tanto como para notarlo a simple vista.

_La Luna quiere que me case con el bufón del circo.- respondió serio como siempre era habitual en aquel rey, mientras observaba a su primo entrar en su habitación.

_¿Qué?- respondió confundido Peeter.

_¿Eres sordo o que?-  gruño en respuesta el rey exasperado, queriendo matar a su primo. _Que la Luna quiere que me case con el bufón del circo.- hablo alzando un poco la voz pero sin sobrepasarse para evitar cualquier rumor.

El Circo De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora