Como Dichter no se encontraba en el castillo, las lecciones del príncipe Min estaban suspendidas y por ello gozaba de unas bien merecidas vacaciones.
El día anterior su padre lo retuvo todo el día con practicas de esgrima y por ello fue a visitar al chico del estanque.
Pero hoy es un día perfecto, los días cada vez eran mas fríos y el viento inundaba el ambiente, hoy iría a visitar a Lua y aceptaría su propuesta, hoy le diría que sí.
Faltaba poco para el medio día y como de costumbre el rey estaba en su despacho, por ello el príncipe tenía carta blanca para escapar y volver al día siguiente sin que nadie notase su ausencia.
Tomo su mochila y la lleno de botellas de agua, frutas, una manta para el frio y su acostumbrado lápiz y cuaderno, el cual casi nunca usaba pero nunca olvidaba.
Se abrigo bien y emprendió la caminata hacia el estanque, ya habia ido y vuelto tantas veces que la flor no era necesaria, pues ya conocía el camino.
Estaba emocionado, asustado y algo nervioso, entendía que Lua le gustara y no tardo en aceptarlo, cualquiera amaría a ese chico, pensaba para si mismo, mientras una tonta sonrisa se dibujaba en su rostro.
En menos de dos horas ya se encontraba al borde del bosque, dispuesto a acercarse al estanque, pero unas extrañas voces atrajeron su atención.
Se ocultó entre los arboles y asomo un poco su cabeza para ver una extraña escena, Lua estaba en el estanque con un chico de cabello plata flotando en el agua, mientras otros dos, uno de cabello azul y otro muy parecido a Lua pero con una venda roja en los ojos observaban desde la orilla.
_¿Crees que estará bien?- preguntó el de cabello azul.
_La herida no es profunda...- respondió Lua con calma. _Lo puedo sanar hoy mismo, pero no puede hacer ningún ejercicio y no se puede transformar o la heria se abrirá de nuevo y será peor, pues lo dejará muy débil.
_Sabía que algo así pasaría...- hablo el chico de la venda. _Que descuidado fui.
_No fue tu culpa Aysel.- Habló Lua de nuevo. _Hay muchos cazadores por estas zonas, no es de extrañarse que algo así sucediera, Renard es muy descuidado.
Min escuchaba todo sin comprender una sola palabra, ¿cazadores? ¿Que tenían que ver los cazadores en todo esto? ¿Y quienes eran esos chicos? Muchas preguntas llegaban a su cabeza pero no se atrevió a salir de su escondite.
Las horas pasaron, la tarde ya comenzaba a caer y los chicos desconocidos aun seguían hablando plácidamente con Lua mientras este realizaba su trabajo con el zorro.
Hablaban trivialidades sin sentidos, que a Min le parecieron muy aburridas, al cabo de un buen rato, el chico que estaba en al agua con Lua despertó.
Por lo que el príncipe de Adrup pudo observar aquel chico era muy bajo y su cabello de color plata le recordaba mucho algo, ¿Pero a qué?
Lua habló con el chico y le explico algo de no transformarse por un tiempo, los otros dos chicos tambien hablaron con el mas bajo y este accedió a no realizar aquel acto.
_¿Que hacías en el bosque tu solo tan tarde Renard?- pregunto Aysel.
_Quería dar un paseo.
_Tienes que tener mas cuidado... ¿Que pasaría si Dichter vuelve y te encuentra malherido?- pregunto ahora Narr.
"¿Dichter?" Se pregunto el de ojos miel, ¿Que relación tenia su tutor con esas personas? Muchas preguntas invadieron su mente nuevamente y no se percato cuando el zorro se vistió lentamente y los tres intrusos se despidieron y marcharon dejando al sapo completamente solo.
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El Circo De Luna
FantasyEn un mundo donde la Luna reina en lo alto del cielo carmesí, la magia rige en el amor verdadero, entregando a las almas solitarias el corazón idéntico de su ser. Acepta el regalo que el destino te dio y amalo para siempre.