26. Belleza Que Mata.

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Después de aquella noche en el estanque, Min regresó a su castillo muy deprimido.

¿Por que aquel a quien mas amo, tiene que ser lo que mas odio? Pensaba una y otra vez, el destino era injusto con él, pero vamos, el destino es injusto hasta con su propio hijo, ¿que esperaba el pequeño príncipe?

Dos largos días habían pasado y el príncipe aun no conciliaba el sueño, cada vez que cerraba sus ojos, la profunda mirada esmeralda lo envolvía, viajaba de nuevo a aquel brillante y mágico lugar, y de pronto, todo se volvía oscuro y aquel hermoso chico que ocultaba su rostro, se volvía una feroz y malévola bestia y su mas hermoso sueño se convertida en su peor pesadilla.

La tristeza invadía su corazón, la verdad era que aunque Lua fuera un feo sapo, no podía negar que era quien mejor lo hizo sentir en toda su vida, que era lo mas especial que tenía.

También estaba el hecho de que su tutor, Dichter, tenia algo que ver con él y sus extraños amigos. _¿Pero qué?- se pregunto en un susurro.

_¿Dijiste algo, Min?- pregunto el rey Marcus, su padre.

_¿Ah?- pregunto distraído. _OH... No padre, nada.- fingió una sonrisa. _¿Saldrás hoy?

_Haré mi recorrido semanal por el pueblo.- respondió este. _¿Quieres venir?- enarco una ceja a su hijo.

El rey Marcus es un hombre alto, de cabello negro como la brea y profundos ojos dorados cual miel, como los de Min.

Un rey igual de respetado y temido por muchos, muy estricto, ordenado y fiel a sus costumbres, mejor conocido como "El General" es una leyenda viviente en los cuatro reinos de todo Vailor, odiado en cada lúgubre rincón de Natura.

_Si no te molesta llevarme, padre. Me encantaría ir.- Una propuesta como esa no la podía desperdiciar, Min prácticamente no salia del castillo al pueblo, solo en esas raras ocasiones en la que su muy protector padre lo llevaba.

El rey asintió y ordeno al chico a prepararse, cosa que Min realizo rapidamente, el príncipe de Adrup era todo un orgullo, el mejor en todo y de todos.

Y por miedo a que sea lastimado, el rey lo protegía de todo tipo de peligros, por ello no le  permitía que saliera del castillo y controlaba cada amistad de este, no habia persona que se acercara a Min sin que él lo investigara y diera su aprobación, o al menos eso creía él.

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La caravana de corceles anunciaban la llegada del rey, a pesar se su dura manera de gobernar y castigar los malos actos, el rey de Adrup es un hombre muy querido por su pueblo, siendo considerado el mejor rey de todos, dándole así una gran sombra a la que superar a su hijo.

La presión de algún día ser rey y ser tan bueno como su padre caía cada noche sobre la espalda de Min, como grilletes que lo sostenían de pies y manos, dejándolo sin escapatoria, sin libertad.

_Libertad que Lua me daba.- murmuro para así mismo, mientras observaba las mascara de arcillas en una de las repisas en los escaparates de las tiendas y recordaba al sapo de aquel estanque.

Personalmente, ver a mi lindo y adorable Lua en ese estado de animo, todo deprimido por este niño que no lo valora me enfurece, pero debo controlarme, ¿no es así? No, le daré una lección a este pequeño caprichoso, una que no olvidará.

Una fuerte ráfaga de viento se levanto en el pueblo de Adrup, cegando temporalmente a los guardias y al rey, desconcertando a todos, cuando el viento se aplacó, el príncipe Min habia desaparecido.

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Perspectiva de Min.

Iba en mi caballo, cabalgando al lado de mi padre, el gran rey de Adrup y rodeado por muchos guardias, cuando de pronto un fuerte viento nos cubrió.

El Circo De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora