29. Corazones Rotos Y Un Día Especial

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Luce esperaba con ansias el regreso de Aysel, minuto a minuto, las horas pasaban y el mayor no volvía.

Nunca volvió.

Solo Edwin y Peeter pasaron por las grandes murallas del castillo, con las peores cara que Luce habia visto, no se atrevieron ni siquiera a mirarlo, solo pasaron de largo y se encerraron en sus habitaciones.

La noche cayo con fuerza y Luce aun esperaba, afuera en el frio, a que Aysel volviera, ya no le importaba la sorpresa, ya no, solo quería que su amigo regresara a su lado, solo quería otro abrazo, solo quería sentir su cálida mano sobre la suya y ver esa oculta sonrisa que le regalaba solo a él, solo quería a Aysel.

_Príncipe, Luce. La cena ya esta servida.- hablo suave una de las sirvientas, sentía pena por el pobre príncipe abandonado, todos sabían de aquel amor tan grande que el príncipe y el cirquero se tenían y al saber que el circo se habia marchado, no pudieron evitar sentirse tristes al ver como el príncipe de Rigins esperaba el regreso del payaso, sin saber que este jamas volvería.

Luce asintió sin ganas y se levanto, sintiendo todo el dolor con el que su cuerpo le recriminaba por estar sentado en el mismo lugar tantas horas.

A paso lento y arrastrando los pies, Luce camino hasta el comedor, en donde su hermano y primo esperaban por él para comenzar la cena.

Al poco tiempo de haberse sentado, solo el silencio y el sonido de los cubiertos golpeando en los platos se escuchaba en aquella habitación, ninguno de los tres decía nada, solo estaban allí, enfrascados en sus propias mentes, la tensión se podía cortar hasta con un cuchillo.

Los sirvientes y guardias se sentían tan incómodos que ni ellos hablaban, era como si una fuerza misteriosa se hubiera llevado la felicidad con ella.

Ya la cena habia terminado y esperaban por el postre, Peeter y Edwin no eran afecto a ese tipo de cosas, pero en estos momentos les daba igual si lo comían o no.

El postre llegó, un delicioso pastel de tres leches con glaseado y fresas, el favorito de Aysel y con ello Luce no aguanto, he hizo la tan esperada pregunta. _¿Donde esta Aysel?

En ese momento todo se congelo, sirvientes, guardias, el rey y el segundo príncipe, todos perdieron el aire de sus pulmones, ¿Como explicarle a Luce que Aysel se habia marchado, queriéndolos a todos muertos? ¿Como no romper su corazón de manera tan dura?

Nadie dijo nada, solo Edwin y Peeter se atrevían a mirar a Luce por algunos segundos y desviaban la mirada, mientras todos los presentes en aquella sala del castillos se miraban de reojo.

_¿Donde esta Aysel?- pregunto de nuevo, alzando un poco la voz para ser escuchado.

_Se marchó.- exclamo finalmente Edwin, tras un largo silencio.

Luce no hizo gesto alguno, solo observaba el postre sin empezar sobre la mesa. _¿A donde?

_No lo sabemos.- aclaro ahora Peeter. La tensión era cada vez mas fuerte y se hacia casi imposible respirar.

_¿P-Por que... Por que se fue?- tartamudeo el menor, sintiendo un nudo en su pecho, ¿así que esa era la tan ansiada sorpresa?

Nadie respondió a aquella pregunta, el solo recordar los motivos de la ida de los cirqueros le quitaba el aliento a los primos.

Luce comprendió entonces que no responderían mas de sus preguntas y solo se levanto lentamente, con la mirada al suelo y camino fuera del comedor.

_Luce...- murmuro Edwin, parándose y deteniendo a su hermano por el brazo para que lo viera.

El menor giro y se encontró con la mirada suplicante de su hermano. _N-No pasa n-nada Ed.- trato de sonreír.

_Luce... Estas llorando.- no sabia en que momento las lagrimas comenzaron a caer de sus ojos, ¿hacia cuanto no lloraba? Desde la muerte de sus padres...

El Circo De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora