En todo el día, el príncipe Min habia actuado normal, realizando sus deberes y labores normalmente.
Su padre, el rey de Adrup, le informo acerca de la partida de su tutor y que gracias a ello, tendría una semana de descanso, cosa que internamente le alegró.
Ya la noche estaba por caer y habia informado que esa noche dormiría temprano.
Su plan ya estaba en marcha.
En una pequeña mochila, guardo lápiz y papel, una pequeña manta y frutas.
Se abrigo bien, tomo la mochila y sostuvo con delicadeza la flor de loto y lentamente salió de la habitación cuidando de no ser visto.
Llegó a los jardines del castillo, busco el hoyo por el que una vez ya habia escapado y al encontrarlo salió rápidamente fuera de las murallas de aquel castillo.
Era libre de nuevo y vería a aquel chico de nuevo, sonrio ampliamente al recordarlo y sosteniendo aquella flor, le susurro con todo lo que tenia en el corazón.
_Llévame con el chico del estanque.- al oír esto, la flor se ilumino y floto en el aire, guiándolo por el bosque al destino solicitado.
A cada paso que daba, su corazón latía con mas fuerza, el simple hecho de que le volvería a ver le ponía nervioso, pensaba en que debería preguntarle, como debería actuar, que debería decir, tantas cosas.
El cielo brillaba escarlata sobre él, estaba seguro que aun no eran las nueve de la noche, ya que los guardias no habían hecho su cambio de turno y para llegar al estanque tenia que caminar un par de horas, es decir que a las once estaría llegando al estanque si todo salia de acuerdo al plan.
El frio se sentía cada vez mas y su corazón palpitaba con una fuerza brutal.
Camino y camino por mucho, cada cuanto se detenía a descansar y comer algo y retomaba su camino y al poco tiempo la brillante luz de aquel estanque iluminaba ese pequeño tramo en el bosque.
Tomo la flor disolviendo su brillo y se acerco lentamente a uno de los arboles cuidando de no ser visto.
Y allí estaba, vestido con su gran kimono esmeralda y sentado sobre la roca en medio del estanque, el chico de cabello blanco que le cantaba a la luna.
No podía ver su rostro, pero eso no le importaba.
Lua observaba las estrellas, cuando aquel peculiar aroma inundo el lugar, podía sentir la mirada del príncipe del reino del este sobre él, pero no se atrevió a decir nada.
Los minutos pasaron y ninguno de los dos decía o hacia algo.
Ya cansado de solo observarle, Min se acerco lentamente alertando al mayor de su proximidad.
_¿Que te trae por acá, Min?- pregunto el sapo sin mirarle.
_Me perdí, Lua.- mintió.
El nombrado sonrio ampliamente. _¿Y la flor que te di?
_Se marchito.
_Mientes...- le acuso. _Esa es una flor del viento, es mágica y te guía a cualquier destino. Jamas se marchita.
Min sintio algo de vergüenza por ser descubierto. _Vine a verte.- rectifico.
Lua sonrio ante el comentario. _No puedes verme.
_Si puedo... Solo que no me permites ver tu rostro.
_¿Tienes frio, Min?- cambio de tema.
_Si.
_Pues entra... Solo recuerda que-
_Pase lo que pase, no debo verte a la cara.- termino el menor la oración.
ESTÁS LEYENDO
El Circo De Luna
FantasyEn un mundo donde la Luna reina en lo alto del cielo carmesí, la magia rige en el amor verdadero, entregando a las almas solitarias el corazón idéntico de su ser. Acepta el regalo que el destino te dio y amalo para siempre.