Capitulo 28

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Evangeline

Luego de la confesión de Brian me sentí mucho peor, tenia mucho mas miedo, sus padres tenían toda la culpa pero por dios amarrarlos como si fueran perros y tenerlos ahí en la oscuridad sin poder asearse ni nada era el peor calvario. Esa noche luego de la confesión, Brian sacó un pañuelo con algún liquido y lo restregó en mi cara haciendome caer en un profundo sueño, y al despertar estaba en el mismo lugar donde estaban sus padres.

El olor era horrible, sentía que no podía soportar mucho, ellos dormían abrazados y por la vista que tenían parecía que llevaban mucho tiempo así, la señora, llevaba una bata que en algún momento de la vida fue rosada, en sus cabellos salían algunas canas y se veía horriblemente maltratados, Brian y ella eran muy parecidos, el señor por otro lado llevaba puestos unos pantalones muy gastados y una franela que al parecer fue negra en algún momento, había una pequeña ventana con rejas la cual daba luz, no mucha pero la suficiente para detallar todo alrededor.

La señora fue la primera en levantarse y me miraba atenta, tenia unos hermosos ojos y también eran penetrantes como los de Brian.

—Eres muy bonita, muchacha, ¿Como te llamas?

—Me llamo Evangeline señora.

—Un gusto, yo me llamo Patricia. —Tenia una amigable sonrisa.—¿Que haces aquí?

—Yo... Yo ni siquiera se como llegué, su hijo me tiene aquí, obligada, y... Yo no se ya que hacer.

Comencé a llorar, ya llorar era una gran costumbre, la señora trato de acercarse pero no pudo porque sus pies estaban amarrados, abrió un grifo de agua lavo sus manos y luego tomó la mía que era a lo que alcanzaba, me sentí mal, y la abrace, al menos yo no estaba amarrada y ella comenzó a llorar mas fuerte, cosa que despertó al esposo, el cual miraba de lejos la situación pero no decía nada, parecía perdido en otro mundo, la amable mujer se separó de mi y lloro mas fuerte.

—Es mi culpa... —Dijo mas calmadamente y en eso su esposo la trato de abrazar pero ella se zafó de su agarre. —No Bob sueltame, yo necesito que alguien aparte de ti me escuche. —Tomó una gran bocanada de aire y prosiguió. —Eramos muy jóvenes, y estábamos recién graduados, nuestras familias son adineradas, también estábamos recién casados, en una casa enorme que es esta, teníamos tanto dinero que queríamos gastar, tantos lugares a los cuales ir, tantas cosas que aprender antes de tener hijos, todos nos apoyaban, y eramos sumamente felices, teníamos sirvientas, lujos, ya teníamos trabajos estables gracias al peso que tenían nuestras familias, todo iba bien, hasta que un día estábamos preparándonos para viajar a Francia y comencé a sentirme mareada y vomitar, fui con mi esposo al medico, temía lo peor, y el doctor nos dijo muy sonriente: “Felicidades van a ser padres”  para mi esposo fue bueno, lo tomó muy bien, hasta se veía contento, para mi fue la peor noticia del mundo... Quería conocer demasiados lugares, quería ir a fiestas y emborracharme, quería tener sexo con mi esposo en cada lugar de la casa, quería invitar a mis amigos a mi casa y que se dieran cuenta de lo feliz que era y todo se resumió a malestares, vómitos, dolores, pañales, excremento de bebe, no era justo para mi, siempre fui la niña consentida de mis padres y tal vez por eso no fui tan madura como lo soy ahora, pero no se trata de vivir echando culpas porque yo pude cambiar y no lo hice. Brian nació, mi esposo fue el que seleccionó el nombre, era el que iba con la sirvienta a comprar la ropita de él, era el que se encargaba de los biberones y todo lo relacionado a bebés, yo por otro lado quería que ese niño se muriera por arruinar mi vida, si lo se, fue tan cruel y me merezco esto y más, los primeros meses mi suegra venía y me ayudaba con el bebé, en realidad me enseñaba a como cuidarlo, detestaba horriblemente a ese niño pero obviamente no lo hacia notar, no podía negar que era hermoso y que se parecía increíblemente a mi pero eso no fue suficiente para poder quererlo, ya no iba a fiestas, tampoco podía trabajar por cuidarlo a él, ya no viajaba, ya las ideas de hacer tantas cosas habían sido aplastadas por pañales, mis amigos me miraban con lastima, mi esposo trabajaba todo el día y llegaba muy cansado para siquiera prestarme atención, solo jugaba con Brian y se dormía, mis amigas tenían vidas de ensueño tal cuales como las que yo tuve antes de tener a Brian, me recalcaban cada vez que podían que existían los métodos anticonceptivos, me sentía increíblemente mal, mi vida era simplemente un fracaso, comencé a deprimirme, a tomar, ya ni siquiera le prestaba atención a Brian, Samanta era la que atendía al bebé y obviamente se le pagaba más, luego volví a trabajar y Brian fue creciendo, y recibiendo mas desplantes de mi parte, Bob se metió de lleno en su trabajo, y yo en el mío, era lo unico que me hacia distraerme, y Brian simplemente me daba igual, pero a medida que iba creciendo, no se relacionaba con nadie, no tenia amigos, no salía del cuarto, no quería ver clases en un instituto, hablaba solo lo necesario, partía los espejos de su cuarto, lloraba todo el tiempo encerrado en su habitación, así que me preocupé, y lo llevé con Steven un psiquiatra amigo de la familia, y comenzó a cambiar y hasta nos presentó a una novia, y no se porque pero me sentía bien hasta que el se volvió loco y comencé a rechazarlo de nuevo, porque todo eso era mi culpa y no sabia como manejarlo y aquí estoy con Bob amarrada como la perra que soy y fui con mi hijo.

Comenzó a llorar de nuevo y ahí si permitió que Bob la abrazara, yo simplemente estaba en shock.

Salvame de ti (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora