Capítulo 25

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No se que pasaba conmigo, pero al parecer volví a quedarme dormida, a mi mente llegaron los recuerdos de ver a Brian ahí rendido, roto, llorando, aún me costaba creerlo a pesar de que lo vi con mis propios ojos, miré la hora en el reloj de pared ya que mi celular no estaba por ningún lugar, y daban las 2:30AM casi me desmaye al ver la hora así que me apresure a salir pero como era de esperarse la puerta estaba cerrada, trate de calmarme porque tenia la respiración muy agitada, comencé a mirar a mi alrededor, y vi la ventana, así que salí por ahí, por suerte estaba abierta.

Pero la suerte no duró mucho tiempo, cuando su voz atravesó el silencio de la noche.

-¿Para donde vas?

La luz de la luna remarcaba sus facciones y realmente era bonito, pero su mente estaba podrida.

-Yo... Yo me voy a mi casa. -No podía evitar el miedo que sentía, y esa estúpida presión en el pecho de nuevo como si algo fuera a pasar.

-A casa. -Dijo con una medio sonrisa y con la mirada mas oscura del mundo. -Emm no lo creo mi querida Evangeline, sabes lo pensé bien, y la única manera de que estés alejada de Tomás es estando conmigo...

-¡No! No me quedaré contigo, tengo familia, una madre a la cual rendirle cuentas, tengo amigos ¡No puedes arrebatarme eso!

-No grites Evi, me produciras dolor de cabeza y no quiero, tampoco te molestes -Se iba acercando mas a mi. - podemos ser felices juntos -Tomó mi cara entre sus manos. - se que podemos... No habrá nada ni nadie que nos separe, porque seremos felices, no habra ningún impedimento.

Fue eso lo que basto para salir corriendo escuche cuando me llamaba pero correr por mi vida era mucho mas importante, todo estaba oscuro, lo cual hacia que se me dificultara más el camino, era difícil, lo único que me acompañaba era la luz de la luna y los latidos de mi corazón, hasta que vi una puerta y decidí esconderme ahí, lo cual fue otro error.

Todo estaba oscuro y olía increíblemente mal, había cosas regadas por doquier pero no alcanzaba a verlas, sentí otras voces y me quede estática eso no me lo esperaba.

-¿Brian? -Era la voz de una mujer.

Luego un hombre.

-Si, ¿Eres tu Brian?

-No... No soy Brian... ¿Quienes son? No puedo verlos.

-¡Oh por Dios! -Gritó la mujer. -¿Quien eres? ¿Que haces aquí?

-Soy...

-¿¡Que mierdas haces aquí Evangeline!?

No podía verlo pero sabia que esta apunto de matarme solo por estar aquí, esto... Esto no debía pasar.

-Yo... Yo...

-¡Por Dios Brian dejala en paz! -Grito la voz masculina.

-¡Callate imbécil! ¡No es tu puto problema!

-¡Responde Evangeline! ¿Que haces aquí?

-Yo s-solo quería escapar de ti... -Lo dije ya al borde del llanto.

-¡Eres una estúpida! Maldita sea. Sal de aqui.

No encontraba por donde caminar, como dije antes todo estaba oscuro así que el me jaloneo por un brazo y llevó afuera.

No podía dejar de llorar, quien sabe que cosas psicópatas les hacia a esas personas, las mismas cosas psicópatas que seria capaz de hacerme, y eso solo ocasionó mas lágrimas en mi.

La luz de la luna seguía acompañandome, estaba sentada en la banca blanca de uno de los jardines de la casa de Brian, aún lloraba pero no tanto como hace un rato el yacía en el suelo, y apoyaba su espalda en la banca, estaba sumido en sus pensamientos, observando la luna, como si nada acabara de pasar.

-Son mis padres... Esas personas mugrientas y asquerosas, son mis padres, me hicieron la vida imposible, jugaron con mis sentimientos, me rechazaban, me hacían sentir como la peor mierda que existe, y en eso me convertí, eso es lo que soy ahora, y duele... Duele ser quien soy, duele ser en quien me convertí, duele mirarme al espejo y ver la clase de monstruo que soy, yo no quería ser así, yo quería ser diferente, Steven me ayudo pero no era suficiente, porque todo lo que Steven lograba mis padres lo destruían, y no era justo, por eso están ahí pudriéndose, porque se lo merecen, porque son basura, son lo que provocaron en mi, ¿sabes? Es un odio tan grande que a veces creo que no cabe en mi pecho. Ella llegó un día a mi vida y era la persona mas feliz del mundo, hasta mis padres me aceptaban, ellos parecían quererme mientras ella estaba a mi lado, yo pertenecía a un mundo, pertenecía a un lugar, pertenecía a mis padres, pertenecía a Melanie, pertenecía a un mundo que me sonreía y nada mas me importaba, hasta que ese maldito día lluvioso mi vida volvió a ser la mierda que era, ella me dejó, ahí, solo sin importarle nada de lo que sentía, ni lo que había vivido ni lo que viviría de ese momento en adelante, y comencé a matar personas, y comencé a volverme loco y comencé a ser así... Una mierda.

Salvame de ti (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora