El basurero de mi habitación era algo natural en mi vida, habían más de 10 cajas apiladas de forma indiscriminada en una esquina. Lo que fue alguna vez mi escritorio, ahora se podría decir que está totalmente cubierto de envolturas. En mi espejo había un hermoso mensaje de chocolate que me encantaba leer a diario desde que me encerré allí: "Have a Sweet Day".
-Hoy será un dulce día- canté con una sonrisa para mí buscando mi azucarado desayuno
En este punto, pueden haber miles de preguntas de que fue de mí durante tanto tiempo. Bueno, primero que nada, como habrán notado lo único que comía son dulces. Segundo, mi cabello creció hasta la cintura, yo creo que con eso pueden calcular el tiempo que estuve encerrada ahí, ¿El baño? Simple. Cuando todos se dormían salía a hacer mis necesidades, desde bañarme hasta lavarme mis dientes, puede que haya estado encerrada bastante tiempo, pero eso no quiere decir que vaya a ser una anti-higiénica con mi persona, aunque vivir entre la basura no era ningún problema, ya que son tesoros que marcan el tiempo que he sobrevivido.
Pensé que mi vida estaba resuelta de la forma en la que vivía, hasta qué tres hombres derribaron la puerta de mi habitación, dejando que una capa de polvo caer junto con la luz del día que ya iluminaba mi rostro. Uno de ellos era un oficial, quien me traía un aire familiar, podía jurar que ya lo había visto antes. Parpadee reconociéndolo como uno de los tres oficiales en el bosque, en ese entonces debió ser un novato. Pude ver el rostro de mi madre que me miraba con asombro al ver mi cabello a la cintura. Ella nunca me dejaba tener el cabello tan largo, o comprarme ropa que me gustara, siempre pensaba en lo que fueran a decir los demás que en la felicidad de mí y de mi hermano. Me reí al verla detrás del oficial, tomándole de la mano con fuerza, vaya...Así que el divorcio era cierto, no perdió el tiempo en cambiar a papá.
Me coloqué de pie ante los hombres frente a mí, ninguno había dicho una sola palabra del asombro al ver mi habitación llena de envolturas, manchas, insectos, etc.
-Caballeros- articulé después de largos momentos de silencio -¿Qué se les ofrece?- pregunté dedicándoles una sonrisa, uno de los tres hombres decidió hablar
-¿Es usted la señorita Frida Torres Valencia?- dijo al parecer mi nuevo papá tragando saliva, ¿Acaso le doy miedo? Que tierno
-Así es- respondí mirando a los otros hombres quienes vestían un uniforme blanco
Noté que en el brazo derecho, un escudo color vino, debajo había algo escrito que desde mi distancia no pude leer del bien.
-Soy el oficial Silva, necesito que vaYaz con estos hombres, son de una institución...Mental- ¿Qué?, los hombres se fueron acercando a mí de manera fría y ruda sin decirme una palabra
-¡No! ¡Suéltenme!- coloqué firme los pies en el suelo poniendo resistencia -¡¿Por qué?!- le pregunté con ira a mi madre
Ella no hizo más que darme una mirada de lástima, era la misma mirada que hacía cuando mi padre llegaba ebrio a casa, cuando mi hermano llegaba a las dos de la mañana por una fiesta, una mirada que de nuevo estaba por llorar. La mirada de "No puedo hacer nada más, así son las cosas".
Y mientras mi espíritu se rompía, me di cuenta que no podía contar con nadie. Los hombres lograron levantarme ya que dejé de poner resistencia, si mi madre me quería lejos eso tendrá. Primero, necesitaré fuerza, poder y prepararme para lo que haya fuera. Si iba a volver, volvería más fuerte que nunca. Al salir de mi casa pude observar a mi madre con mi nuevo padre tomados de la mano mirándome desde la ventana, yo sólo les dediqué una sonrisa diciéndoles con mis labios, "volveré".
Los hombres que me sostenían, me desecharon literalmente como basura en la pequeña parte trasera de la camioneta.
-Idiotas- murmuré para mí misma después que cerraron la puerta, me senté en una especie de banca integrada en los lados
No miré atrás, no miré hacia arriba, no entré en pánico, sólo pensé con los ojos cerrados como sería mi nuevo hogar. Deduje que de cierta forma estaré allí como...unos años...podría escapar o podría fingir algo como "¡Estoy curada! Amo a mi vida y a mi familia" pfff si claro, eso sería terrible, además que nadie me creería.
Un rato después, escuché unos golpes fuertes en la puerta, trayéndome de regreso a mi situación actual.
-¡Sal de ahí cucaracha!- dijeron abriendo la puerta, ¿En serio? De todos los posibles apodos ¿Me dijeron cucaracha? Wow, no esperaba más de unos imbéciles que no hacen más que abusar de su poder, me levanté pero uno de los hombres me detuvo antes de salir de la camioneta
-Tus manos- sin ninguna resistencia, las puse al frente, el hombre sacó grilletes de esclavo, ¿Es esto una institución o prisión?
-Todos los que llegan tienen que usar esto hasta que se llegue a su cuarto- al parecer pusieron resistencia muchas veces, bueno, con estos imbéciles hubiera puesto mucha más resistencia, pero sé que no tiene caso ahora.
Salí de la camioneta viendo un edificio que sí, parece una prisión, observé que había mucha gente pegada a las ventanas examinándome, claro que al notar que era joven y mujer, los chiflidos no se hicieron esperar.
-Mami, ¡esas piernas!- tenía puesto mi suéter azul obscuro junto con unos pantalones algo ajustados y mis botas, ¿Acaso estos idiotas no saben que sólo tengo 15 años? Bueno, tampoco es mi culpa que todos sean unos imbéciles que parecen no haber visto nunca a una chica.
Tras analizar todo el horrible escenario, sentí un empujón que me hizo avanzar, entrando poco a poco a la boca del lobo, no sin antes sentir algo extraño...alguien me está vigilando desde lejos, aunque no estaba del todo segura, puedo afirmar que era una mirada familiar, interesante.