Treinta

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Mirando el bosque a lo lejos, sonreí comiendo una hamburguesa, hace tantos meses que no comía algo así, además de que por la comida de mi cuarto no me ha dolido el estómago de nuevo. Miré con nostalgia la lejanía, un picnic en el techo del cuarto secreto de Stalk para compensar, no es una mala idea.

-¿Era necesario robarles comida a los científicos?- pregunté

-No robamos, lo pedimos amablemente- sonreí mirando todo el botín

-Si por pedir amablemente te refieres a noquear cinco de ellos y amenazarlos diciendo "Si no me dan la comida todos ellos mueren" entonces sí, fuimos muy amables- me sonrió Stalk sabiendo que tenía la razón

-Bueno, ¿prefieres la comida de la institución?- negué –Bueno, entonces quita esa cara y disfruta- suspiré, Leonn debería estar aquí, además, ahora que sé lo que siente, esto es muy incómodo, quien diría que mi primer picnic sería algo como esto

-¿En qué piensas?- preguntó con la curiosidad de siempre

-Bueno, siempre quise tener un picnic, pero jamás imaginé que lo tendría en una institución mental- mordí mi comida de nuevo

-Tendrás algo para recordar- sonreí con tristeza

-¿Cómo conseguiste este lugar?- su mirada cambio a la seria de siempre

-Para que Leonn no se quedara bajo vigilancia permanente en Grado dos, negocié con el director, le dije que yo sería los ojos de la institución, no me preocupaba por Errol, él ya sabía lo que quería sacar de ese sitio- suspiré recordando cómo me ignoró

-Errol... ¿Qué le pasó?- ahora Stalk suspiró con duda de contarlo

-Su hermano menor fue asesinado por su padre, Errol no pudo hacer nada, se culpa por eso desde entonces y por eso quería ser fuerte, así que el entró ahí por cuenta propia- así que por eso no sufría tanto cuando lo encontraban

-Debió sufrir mucho- apreté mis manos tomando refresco

-Sí, pero todo comenzó a cambiar cuando empezamos a hablar de Arena of valor y cuando llegaste tú- ni siquiera creo que haya hecho algo especial, sólo quería que escapáramos todos juntos, pero la actitud de Errol y su propia voluntad me decían que sería imposible

-Bueno, espero que esté bien-

-No te preocupes Frisweet, no eres la mamá de nadie y no somos niños, te preocupas demasiado- sonreí por ciertos recuerdos

-Bueno, eso pasa cuando no quieres perder amigos- lo miré para que no preguntara más

Debemos irnos, yo tengo mi última cita con el doctor y Stalk supongo que dormirá para estar listo más tarde. No sé qué pasará de aquí en adelante y temía un poco, pero así es como deben ser las cosas.

-Te llevo- ¿eh? Regresé a la realidad para ver su molesta sonrisa -¿Qué clase de hombre sería si no acompaño a mi amiga a su cita con el doctor?- ahora que sé cómo sabe todo esto, no pude evitar mirarlo con cierta molestia

El camino era silencioso, pero incluso ahora no quería que el silencio se acabara. Por muy molesta que me sienta con él, no podía evitar querer estar a su lado, aunque no digamos algo, me sentía cálida.

-Es aquí- cuando menos lo esperé, ya estaba frente a esa oficina, mierda, de verdad no quería entrar

-Te esperaré afuera- lo miré confundida –Si, digo, no queremos que te nos mates de nuevo, menos hoy- reí levemente entrando

Alexander ya estaba esperándome, de brazos abiertos y con una sonrisa enferma.

-Bienvenida, dulcecito- ugh, que asco –Me alegra que hayas venido, pensé que no te vería más-

FrisweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora