Veintisiete

39 5 4
                                    

La bulla de los hombres era incontrolable por todo el lugar, podría quedarme sorda al salir de aquí. Debido a mi estatura, no podía ver entre tanta gente por qué tanto escándalo, ningún guardia se aparecía para detener esto. Para lo único que los veía era para observarlos reírse con satisfacción, en la ventana del segundo piso vi la silueta del director mirando toda la conmoción.

-¿Necesitas ayuda?- la voz de Stalk me hizo soltar un leve brinco, a su lado estaba Leonn mirando lo que sucedía con mucha molestia

No hice contacto visual con él, no quería y dudaba poder hacerlo sin comenzar a llorar, por lo que solo asentí con la mirada baja. Stalk se giró agachándose mostrando su espalda, supe lo que tenía que hacer. Me daba nervios al estar así con él, aunque podría disfrutarlo creyendo que es mío, sonreí oliendo su esencia que me embriagaba. Pero todo fue una felicidad efímera. Al abrir mis ojos, no pude hacer más que abrir la boca. No lo puedo creer... ¿Doriana?

Mis lágrimas cayeron rápidamente, no lo podía creer. Allí estaba el hombre que dejé inconsciente al ayudar a Doriana, en una de las paredes donde todos los rodeaban. Tenía una asquerosa sonrisa triunfante, parecía un hombre que creía tener a todo el mundo a sus pies. Mi amiga tenía cortadas por todo su cuerpo, moretones, además de sangre que venía desde su cabeza cubriendo sus párpados hasta llegar a sus rodillas, estaba desnuda, amarrada con un collar de perro que tenía una placa en el frente, no quería saber ni qué decía, esto me rompió el corazón.

Apreté los hombros de Stalk diciéndole fríamente que me bajara, este me obedeció dejándome en el suelo. Mi amigo se quitó la chamarra que siempre llevaba entregándomela, sonreí al saber que estaba de acuerdo conmigo, como si hubiera leído mi pensamiento. Amarré la chamarra a mi cintura con decisión.

-¿Nos ayudas?- dije mirando en el lugar donde estaba Leonn, pero este se nos adelantó

No me gusta perderme de la diversión, juntos rodeamos a toda la gente que no dejaba de burlarse de Doriana.

-Eres un imbécil- sentenció Leonn cuando llegamos cerca de él

-¿Y ustedes son los tres mosquete- el hombre no terminó su frase al mirarme, sus ojos se llenaron de furia

-Tu, zorra- dijo furioso ignorando a mis dos amigos que le hicieron frente antes

No retrocedí, no tuve miedo, al actuar por algo justo, el miedo solo estorba. El hombre quedó pegado a mí, arrastrando a Doriana quien no dejaba de llorar por las heridas además de su vergüenza. Sonreí para demostrarle el poco miedo que me causaba, ya le di una patada antes y lo volveré a hacer con gusto, pero...

-¡Chicos ahora!- grite retrocediendo dejando que mis amigos hicieran su parte

Un quejido fuerte del hombre salió al ser atravesado por una navaja en su muñeca, no sabía que Leonn era bueno con la puntería también. Rápidamente me acerqué a Doriana para darle la chamarra de Stalk, el hombre quiso impedir que la tocara, gritándome demasiadas palabras indecentes pero escuche como alguien había brincado en una de las paredes, mis ojos no creían ver a Stalk enredando sus piernas tratando de asfixiar al hombre.

-¡Leonn!- gritó Stalk pidiendo apoyo

El nombrado, además de haberle hecho más heridas en su cuerpo con otra navaja suya, se colocó frente al hombre respirando profundamente. Lo siguiente que sentí fue una ráfaga de aire, Leonn golpeó el estómago del hombre para así darle ese golpe de gracia. Stalk se sostuvo en los hombros del hombre mientras caía de una forma que juré haber visto en alguna película de acción, sequé las lágrimas de Doriana cubriéndola totalmente, la quería abrazar pero no quería lastimarla más. Retiré ese asqueroso collar de su blanca piel.

FrisweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora