No sé si llamarlo milagro, o destino. Dos brazos me abrazaron la cintura trayéndome de regreso al cuarto. Patalee un poco sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas, no me soltó, incluso caímos al suelo.
Temo que al abrir los ojos, todo esto siguiera igual, conmigo siendo una inútil, encerrada aquí y sin poder proteger a nadie.
Estoy tan cansada.
-Te dije que nos buscaras cuando salieras de tu visita al doctor- su abrazo era tan cálido
-Tengo miedo Stalk- apreté sus brazos, y con una mano suya, acarició mi rostro
-Tranquila, respira hondo-
-¡¿Frii, estás bien?!- la voz de Leonn se hizo presente
Escuchar la voz de Leonn me hizo entrar en llanto, Stalk me pedía que me calmara, pero no podía ver a Leonn a la cara. Escuché pasos acercarse mientras yo seguía en sollozo.
-Puta, ¿Qué hice?- murmuró Leonn haciéndome llorar más fuerte –Yo también estoy preocupado por ella- se defendió
-Ella sabe eso, pero no puede verte ahora, déjanos hablar y luego hablará contigo- no escuché en qué momento se retiró del cuarto –Tranquila, Frisweet-
Me sentía tan débil, el efecto de la droga debió haber pasado. Sus brazos me cargaron y finalmente tuve el valor de abrir los ojos. Me recostó en la cama y noté el desastre que era mi cuarto.
-¿Qué pasó?- pregunté
El lugar estaba lleno de ceniza y olía a quemado. Cuando miré a Stalk, sus brazos parecían estar cubiertos de ceniza, sus ojos parecían sacar fuego, no entiendo que está pasando. No subió a la cama, estaba arrodillado a la orilla de esta, viéndome.
-Sí que eres interesante, Frida- sonrojada porque dijo mi nombre, lloré de nuevo –Tranquila, respira, cuando estés lista, dime lo que pasó-
-Lo sé todo- cubrí mis labios como si dijera un pecado, viendo como sus brazos dejaban lo negro de las cenizas atrás –Sé que te pasó a ti y a Leonn- sus ojos volvieron a la normalidad
-Bueno, tarde o temprano lo sabrías, pero no es razón para lanzarte por la ventana...Me hiciste usar mis habilidades señorita- picó mi nariz mientras me sonreía con alivio -¿Por qué querías hacerlo?-
-Mi doctor me inyectó algo, vi cosas horribles, Sam, y me cansé, estoy tan cansada de todo esto- en silencio me abrazó
-Todos estamos cansados, pero tú lo dijiste, que nos sacarías de aquí ¿No?- asentí en su pecho
-El saber que les hicieron cosas tan... horribles, fue mucho para mí-
-¿Crees que somos tan débiles?- me sonrió
-Claro que no-
-Creo que por algo seguimos aquí, eso te incluye, Frisweet- guardé silencio sintiendo su abrazo, pasado un rato volví a hablar
-¿Qué fue lo que te metieron en el pecho?-
-No me acuerdo- rio, ¿Por qué no me sorprende? -¿Estás mejor?, ¿Quieres ir a comer?- asentí –Por cierto, creo que deberás llamar a los de mantenimiento-
-¿Por qué?-
-Digamos que quemé tu puerta-
-¿Cómo que digamos?-
-La cerraste, no tenía como entrar y era una situación de emergencia-
-Sí, ¡pero no pensé que la fueras a quemar!-
-Ay, eso se arregla fácil- lo dices porque tú no lo vas a arreglar –Vamos a comer-
Con miedo me puse de pie, esquivando la ceniza que aún estaba en el aire. Mi puerta no tenía más que un pedazo, ahora tengo miedo de dormir aquí.