- ¿Me pasas una de las pelotas de allá?-. Pregunto el profesor.
Me saque de mis pensamientos y aparte las locas ideas de lo que temía que fuera a pasar, deje mi mochila sobre un mesa y camine por la biblioteca hasta llegar a lo que parecía ser una bodega, tome una pelota de volei, y la arroje, el profesor la atrapo sin problemas.
- Gracias-. Dijo esbozando una sonrisa.
Estaba confundida, no sabía que estaba pasando aquí, ¿que era esto? ¿que hacían aquí? ¿que hacía él aquí?
- Bueno-. Dijo el profesor.- El viernes, estuvimos hablando de sus miedos... hoy los van a decir frente a nosotros.
Seguía sin entender ¿era terapia? era... era... ¿que carajos era esto?
- Y no se vale decir que insectos-. Dijo alzando su dedo medio.
Todos rieron, aunque el comentario fue gracioso, preferí no reírme, le paso la pelota a uno de los chicos de atrás.
- ¿Ben?-. Preguntó el profesor.
Ben se quedo en su asiento pensando, después se la devolvió y se encogió de hombros, el profesor puso los ojos en blanco y se llevo una mano a la sien.
- Chicos-. Dijo en voz baja.- Ya se conocen.
- Si, pero ¿como esperas venir y hacer que digamos a lo que le tenemos miedo frente a todos?-. Preguntó el mismo chico.
Todos se quedaron en silencio, incluso el profesor.
- Hey...-. Dijo el profesor captando mi atención.
Me lanzo la pelota, la atrape y la miré horrorizada, ¿que hacía? ¿a que le tengo miedo?
- ¿A que le tienes miedo?-. Preguntó.
Me quede pensando, que podía decir.
- A mi hermanastra y a las arañas-. Reí, aunque fuera pequeña Amy lograba que me asustara.
El profesor rió y los demás también lo hicieron, los mire confundida, ¿cual era la gracia? ah, si, que te da miedo una niñata de quince años.
Le pasé la pelota al profesor, que se la pasó a otro chico, el chico miro a todos.
- Mi padrastro...-. Dijo regresando la pelota, se me hizo un nudo en la garganta.
Sentía ganas de irme corriendo, tenía suficiente con mis problemas como para escuchar los de los demás, no quería ponerme sentimental.
- Lo siento-. Dijo el profesor apenado.- Espero y eso pueda cambiar.
Todos se quedaron en silencio, no había ningún sólo ruido.
- ¿Les parece si todos vamos al gimnasio?-. Preguntó botando la pelota.
- ¡Si!-. Gritaron la mayoría de los chicos.
El profesor ladeo la cabeza indicando que fueran al gimnasio, me quede en mi lugar y los chicos pasaron a mi lado, escuche como subían las escaleras.
- ¿Que es esto?-. Pregunte con curiosidad.
El profesor se volteó a verme.
- Ayudo a chicos con problemas-. Dijo con una sonrisa.
Me quede callada y quiera, tome mi mochila y me la lleve a la espalda.
- No lo entiendo, creí que estaría ordenando libros o algo ¿no interrumpo en sus sesiones?-. Pregunté alzando las cejas.
El profesor me miraba como si lo hubiera ofendido.
- No, no me molestas-. Dijo pasando a mi lado.- Y mi nombre es Paul.
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Cartas anónimas
Teen FictionChristopher y Rebeca, mejores amigos por tres años, se conocieron cuando tuvieron nueve y por problemas se separaron a los doce. Rebeca no tuvo la oportunidad de decirle que lo amaba, apenas eran niños sin conocer el amor y se dio cuenta de que lo a...