Capítulo 20

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La puerta se abrió, finalmente, después de un siglo.

- Charles...-. Le llamé.- Necesito tu ayuda...

Charles me miro con sorpresa y confundido.

- ¿Te ayudo a conseguir un trabajo de Table dance, o...?-. Preguntó alzando las cejas.

Instintivamente o abofeteé, estúpido de mierda.

- Ya, ya...-. Dijo alzando los brazos.- Lo lamento, es que la vez pasada estuviste...

Alcé la mano para que se callara, afortunadamente lo hizo, baje mi mirada al suelo buscando las palabras adecuadas.

- ¿Que sabes sobre las notas que le envían a Chris?-. Pregunté mirándolo fijamente.

- Que eres tú-. Espetó.

Abrí los ojos de par en par, ¿como...?

- Por favor, sé más discreta cuando dejes una nota en su casillero-. Dijo haciendo una mueca.

- ¿Desde cuando lo sabes?-. Pregunté confundida.

- Hace un tiempo...-. Respondió.

Estoy jodidamente jodida.

- ¿Lo sabe él?-. Pregunté.

Charles soltó una carcajada estruendosa, lo miré molesta ¿que le hacía tanta gracia?

- Nooooo-. Alargó.- Es divertido verlo moviéndose de un lado a otro buscando a esa chica, se fue esta mañana...

- Gracias...-. Dije desviando la mirada, Charles me miro confundido.- por no decirle...

"Que amigo...". Pensé, bueno, en parte era bueno que fuera así.

- ¿Que dijo esta mañana?-. Pregunté.

Charles esbozó una sonrisa y alzó una ceja, era guapo, pero no es como si me fuera a revolcar con él, a menos que estuviera muy, muy borracha.

- Será mejor que pases...-. Dijo haciéndose a un lado.

- ¿Que dirán tus padres?-. Pregunté con seriedad.

- No están en casa...-. Dijo esbozando una gran sonrisa que mostraba sus dientes.

Los nervios llegaron como un golpe en mi estomago, no me daba confianza, pero quería respuestas, respuestas que me podrían favorecer en un futuro no muy lejos, respuestas que me podrían favorecer mañana... para ser exacta.

Tomé un respiro y entre en a enorme sala en la que habíamos jugado con la botella, aquel recuerdo invadió mi mente, aquel beso, aquella sensación, la alarma de incendios interfiriendo en nuestro beso, sin darme cuenta, me sonroje.

- Ponte cómoda...-. Dijo apuntando a los sofás.

Me senté justamente en el mismo sofá, no es como si lo hubiera deseado, pero mi cerebro estaba tan ocupado pensando en qué es lo que podría pasar que en qué me podría traer recuerdos.

- Gracias...-. Respondí.

Charles desapareció por una puerta, la misma puerta por la que yo me adentré para tomarme demasiadas cervezas como para terminar bailando en la mesa de la sala.

  Sacudí la cabeza y Charles apareció con dos refrescos, me paso uno que acepté agradecida.  

Me quedé inquieta, aún sentada en el sofá, con los nervios de punta y la lata en mis manos.

- Gracias...-. Volví a decir.

- ¿Acaso es todo lo que sabes decir?-. Pregunto Charles dejándose caer a mi lado.

Cartas anónimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora