¿Cuánto tiempo había pasado? Ni idea, pero Chris no se largaba y yo aún no salía.
- ¿De verdad me vas a ignorar?-. Preguntó molesto.- No puedes.
- ¿Quién lo dice?-. Le reté.
Chris estaba sentado al borde de la cama sin saber que hacer o saber que decir y yo me sentía como estúpida e impotente sin hacer nada. Era tonto por parte de los dos, además. ¿No debería largarse ya al aeropuerto?
- Becca, lo siento-. Murmuró.
¿Ahora vamos con las cursilerías? Eso no funciona conmigo, pero claro, él no lo sabe porque se largo por cinco años y ya no supo ni una mierda de mi vida. Veamos en que nivel de cursi se encuentra.
- No tienes la culpa de nada-. Continuó.-, soy yo el que no quiere aceptar que cometió errores y...
Confuso, confuso, confuso. Bipolar al alcance, bipolar al alcance. Las alarmas comenzaron a sonar en mi cerebro.
- ¡Al diablo!-. Grito.- Ambos somos igual de culpables aquí ¿de acuerdo? No soy yo, no eres tú. Es la estúpida situación la que nos puso en esto.
- Bien...-. Murmuré aún desde mi escondite.- Vamos progresando.
- ¡Te amo, carajo! ¿Es que no lo ves?-. Espetó molesto.
- No, no veo nada, tengo una almohada en el rostro-. Dije divertida.
Escuché a Chris resoplar y me tuve que morder la lengua para no reírme en voz alta, entonces sentí como Chris intentaba arrancarme la almohada de la cara y para mi mala suerte... lo logró.
¿La vida me odia a caso?
La respuesta, si, lo hace.- Te amo-. Finalizó.- ¿De acuerdo?
-No, no me amas-. Contradije.- Amas a la Becca que conociste hace ocho años, no a mi.
Chris puso los ojos en blanco y maldijo por lo bajo.
- Las amo a las dos-. Insistió.- Rebeca-vecina me gusta, Rebeca-vecina me recordó a Becca-enana...
- ¿Ya no es Rebeca-mentirosa?-. Interrumpí.
- ¡Deja ya de distraerme!-. Espetó.
- Alguien esta molesto-. Canturreé.
- Rebeca-vecina me gusta, también Becca-enana, pero son la misma ¡lo cual es mejor!-. Puntualizó.
- Ya no soy enana-. Interrumpí.
Chris puso los ojos en blanco y simplemente me besó y como siempre, no me hice del rogar. Se separó un poco y me miró con una leve sonrisa.
- Te amo-. Dijo al fin.- Enana o no, mentirosa o no, te amo.
Y eso fue todo, ahí estaba mi amor verdadero y ambos tuvimos uno de esos finales felices como en los cuentos de hadas. O eso parecía, pero las cosas nunca se quedan igual y canté victoria antes de tiempo puesto que me veré en graves problemas y en situaciones incomodas...
Mierda, estoy jodida, la vida me odia.
Fin...
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Cartas anónimas
Teen FictionChristopher y Rebeca, mejores amigos por tres años, se conocieron cuando tuvieron nueve y por problemas se separaron a los doce. Rebeca no tuvo la oportunidad de decirle que lo amaba, apenas eran niños sin conocer el amor y se dio cuenta de que lo a...