Abrí los ojos, pero me recriminé por haberlo hecho, la luz entró y me lastimo los ojos, los apreté con fuerza, creía haber dejado el balcón cerrado, me removí un poco, me sentía cómoda, no tenía ganas de levantarme, la cama era cálida, traté de reconciliar el sueño, pero algo se movió a mi lado, abrí los ojos sorprendida, había un bulto a mi lado que estaba cubierto con un cubrecamas rojo, según recuerdo el mío era color lila a juego con las paredes.
Mire el lugar, definitivamente no era me habitación, me senté sobre la cama y miré al techo buscando una explicación a todo es...
- Ay...no-. Susurré al recordar lo que había pasado en la fiesta.
- Eh...-. Escuche a mis espaldas.
Regrese la mirada a la cama para ver a Chris recostado y con una sonrisa tan tierna...
Quítate esos pensamientos, ¡dijo que te traería a casa no a la suya!
Me crucé de brazos y lo fulminé con la mirada.
- No, no me vas a culpar-. Dijo sentándose a mi lado.
- Dijiste que me llevarías a casa-. Grité furiosa.
- Así era, pero te quedaste dormida en el auto-. Espetó Chris
Desvié la mirada mirada molesta, era un imbécil, yo era una estúpida, ¿a quien se le ocurre emborracharse y ponerse a bailar? ¡¿en una mesa?!
Chris soltó una carcajada a mi lado, me volteé y lo mire molesta.
- Eres la persona más bipolar que he conocido-. Dijo entre la carcajada.
Esta vez no me enfade, me dio risa al ver quien lo decía.
- ¡Ay si! Lo dice el niño...-. Espeté.
- No soy bipolar-. Dijo entre la carcajada.
- No...-. Dije con sarcasmo.- Rebeca, me gustas, Rebeca, necesito encontrar a la chica de las notitas, Rebeca, me estoy besando con Cordelia...
Solté una carcajada y la Chris me miraba en silencio, ¿quien era más bipolar?
- Pero no,-. aclaré con sarcasmo.- no eres bipolar ¿como crees?
Chris me fulmino con la mirada, lo cuál logró que otra carcajada saliera de mi parte, me lleve una mano a la cara de manera que cubriera mis ojos porque el verlo solo lograba que me diera más risa.
Hasta que sentí los labios de Chris contra los míos y la carcajada se apagó.
Sus labios comenzaron a moverse al igual que los míos, era como el beso de la fiesta, tranquilo, hasta que alguien toco la puerta.
Traté de evitar una carcajada, Chris puso los ojos en blanco.
- Debería irme-. Dije en un susurro.
Chris me miró con el ceño fruncido, hice ademán por ponerme de pie, pero el me tomó del brazo y solo termine en el suelo, solté una carcajada aunque sintiera una punzada de dolor en alguna parte de las costillas.
- Vete al diablo Chris-. Dije entre la carcajada.
- No fue mi culpa-. Espetó.
Me di la vuelta y me quede recostada en la alfombra de su habitación, el me miro divertido, es ahora cuando me alegro de que no llevara vestido, Chris se puse de pie y me ayudo a levantarme, una vez más sus labios se unieron con los míos, sentí como una sonrisa se esbozo en sus rostros, pero la voz de su madre jodió el momento.
- Chris, hora de almorzar-. Se escuchó al otro lado de la puerta.
Evite soltar una carcajada, Chris esbozo una sonrisa.
- Anda, vamos-. Dijo extendiendo la mano.
- ¿No te meteré en problemas?-. Pregunté dudosa.
Aunque, si su mamá no había cambiado, no habría problemas.
Negó con la cabeza, dudosa tome su mano y salimos de la habitación, su habitación estaba cerca de las escaleras a comparación de la mía, comenzamos a bajar las escaleras, tenía los nervios de punta, las mismas fotos aun estaban colgadas en la pared, las fotos con las que me entere de quien era mi vecino, había algo que aun lograba que mis latidos aceleraran, la verdad, tenía que decírselo, pero hay algo que me lo impedía, nos adentramos en el comedor, era una mesa redonda con cuatro sillas.
Me hizo una seña para que me sentara en una de ellas, dude, tenía los nervios de punta, tenía miedo, tomé un respiro y finalmente me senté, Chris se sentó a mi lado al momento en que su madre entró al comedor.
- ¡Chris!-. Grito emocionada.- ¿Quien es tu amiga?
Se me hizo una nudo en la garganta, volteé a ver a Chris esperando que respondiera por mi.
- Mi vecina-. Dijo mostrando una sonrisa.
- Oh, que despistada-. Mencionó.- ¿Como sigues de los cortes?
La mire confundida, ¿que cor...?
- Bien-. Respondí.- No duraron mucho.
Ya, la vez en que me encontré con Chris.
- Me alegro-. Dijo dejando una bandeja sobre la mesa.
Tal vez solo estorbo, la mujer no esperaba visitas.
- Debería irme-. Dije poniéndome de pie.- Debo dar señales de vida.
- ¡Quédate al almuerzo!-. Dijo la mujer.
- No, estoy bien, gracias-. Dije alejándome.
- Ahora venimos-. Dijo Chris poniéndose a mi lado.
Caminamos hasta la sala y me acerque hasta la puerta, Chris me tomo del brazo y me obligó a verlo.
- ¿Que ocurre?-. Pregunto preocupado.
Iba a responder, pero nuevamente las fotografías me sacaron de mis pensamientos, la verdad estaba frente a él, quería decirle pero tenía miedo, no quería tener que perderle de nuevo.
- Nada-. Respondí de la manera más normal que pude.- necesito ir a dar señales de vida.
Me miro confundido, di un paso hacía atrás y abrí la puerta.
- Te veré en la tarde-. Dije a modo de disculpa.- lo prometo.
Me retiré preocupada, la puerta a mis espaldas se cerró, me sentí mareada, como si me fuera a caer, camine a paso lento hasta mi casa, toqué la puerta, Amy abrió con una amplia sonrisa.
- ¿Que tal la fiesta?-. Preguntó con curiosidad.
- Pésima-. Espeté cuando había entrado.
- ¿Por qué?-. Preguntó.
- Porque me puse borracha y baile en la mesa-. Dije rápidamente.
Amy soltó una carcajada y yo solo la fulmine con la mirada, se calló.
- Amy, me siento mareada-. Dije llevándome una mano a la frente.
- Ni se te ocurra vomitar aquí-. Dijo alzando su dedo indice.
- No, Amy, me siento...
Fue todo lo que pude pronunciar antes de que cayera al piso.
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Cartas anónimas
Teen FictionChristopher y Rebeca, mejores amigos por tres años, se conocieron cuando tuvieron nueve y por problemas se separaron a los doce. Rebeca no tuvo la oportunidad de decirle que lo amaba, apenas eran niños sin conocer el amor y se dio cuenta de que lo a...