Toda la noche no pude dormir, ahora me encontraba sentada en el barandal del balcón, no sabía cuando se iría Chris, solo sabía que sería pronto, ayer me quede observando su silueta moverse de un lado a otro, pronto sería hora de irme a la universidad, al igual que Chris, suponiendo que vaya.
De mala gana me adentré en la habitación, quería recordarlo con claridad, quería mantenerlo a mi lado, no quería que se fuera otra vez, hice mi mayor esfuerzo por no llorar, después de todo, era mi culpa, por no tener el valor de decirle. Saque un cuaderno de la mochila, y tomé un bolígrafo, comencé a escribir:Lo siento, la razón por la que no me atrevo a decírtelo en persona es porque soy demasiado cobarde como para poder hacerlo, no fui capaz de buscarte en la fiesta, no fui capaz de escribir mi nombre, no fui capaz de enviarte un mensaje diciendo lo que ocurría, y ahora todo es mi culpa, ¿sabes Chris? las cosas se complicaron más de lo que pensé, jamás creí que me arrepentiría de enviar las notas...
Si en lugar de ello te hubiera dicho la verdad todo sería más fácil, sería mejor, he de confesar que ahora mismo estoy temblando... es que todo es tan difícil. ¿Por qué tuvieron que separarte de mi? ¿por qué no fui capaz de decirte lo que ocurría en cuanto me entere?Ni siquiera sé que decirte, ya la he regado, solo quiero que te enteres de quien esta frente a ti... ¿por qué no puedes ver que soy la misma chica a la que cargaste de caballito cuando nos perdimos? ¿por que no puedes ver que soy esa chica que tiene un dije con una "B" cuando mi nombre empieza con una "R"? ¡estoy frente a ti! ¡ soy Becca! ¡me esta matando verte cada día y no poder decirte la verdad! ¡me esta matando ser tan cobarde! ¡Y me esta matando el ver que no me reconoces! ¿Sabes cuanto duele? ¿cuanto duele verte? ¿cuanto duele el saber que no me reconoces?
Deje la carta, no sabía que más escribir, arranque la hoja, corte los bordes cuidadosamente y la doble perfectamente a la mitad...
Me deje caer en el colchón, mirando el techo, ahora más que nunca, no sabía que sentir, me sentía mal por lo que estaba a punto de suceder, pero esta vez, estaba segura de que no podría hacer nada para cambiar las cosas, me senté, la hoja yacía a mi lado, tome un respiro y la metí en la mochila, me lleve la mochila a la espalda y salí de la habitación, comencé a bajar las escaleras con paso lento, me sentía extrañamente bien, aquella carta contenía palabras que me liberarían... me permitirían ser libre y quitarían ese enorme peso de encima.
Terminé de bajar las escaleras, no tenía hambre, caminé por el pasillo y tome las llaves de la encimera, tomé un último respiro para lo que me esperaba y salí de la casa.
*****
La primera clase había sido lenta, no dibuje nada en el taller de pintura, la maestra me miro con desaprobación y yo simplemente la ignoré, no me importo, ella no sabía lo que sentía y la única vez en la que le puse atención, fue al escuchar que habrían audiciones para música en la banda de la escuela, a mi me gustaba el piano, pero mi madre nunca se dignó a comprar uno, esa fue la peor estupidez que cometí en mi vida, tomas clases de piano para no tener piano, maldita vida.
La segunda clase fue la de literatura con el profesor Paul, le sonreí y él me devolvió la sonrisa, me alegro de que no preguntara más sobre mi escrito, vi a Chris en la parte de enfrente, su rubia cabellera destacaba de entre las demás, aquel cabello de princesa, como tantas veces le había dicho y él se había molestado por ello. Esa fue una gran broma, muy divertida, le empecé a molestar con ello desde que teníamos once hasta poco antes de que se fuera.La campana sonó, no quería entrar a la clase de matemáticas, por lo que me encerré en el baño, me senté en la barra del lavamanos, varias chicas entraron y me miraron con desaprobación, no me importó, solo me importó cuando me aburrí y me vi obligada a salir al campo de fútbol, y tengo tan buena suerte que Chris estaba allí, moviéndose de un lado a otro, un chico moreno estaba de portero, Charles era defensa, y no tengo maldita idea de que era Chris, no me gustaba el fútbol, cuando me tocaba jugar lo único que hacía era patear la pelota hacía la portería contraria, no sabía de faltas, no sabía de pases, no sabía de penales, no sabía nada, solo que debías patear la pelota.
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Cartas anónimas
Teen FictionChristopher y Rebeca, mejores amigos por tres años, se conocieron cuando tuvieron nueve y por problemas se separaron a los doce. Rebeca no tuvo la oportunidad de decirle que lo amaba, apenas eran niños sin conocer el amor y se dio cuenta de que lo a...