MAD WORLD. (Chris Evans y tu)

Pase lo que pase

La seño Lis estaba en su habitación,  en la agradable  compañía de Clarita, quien ordenaba su armario muy delicada y con esfuerzo, para impresionar a su señora. La seño Lis, estaba sentada en una mesa, frente a la computadora, con su alma en lugares imaginarios, en situaciones fantasiosas, sus dedos se movían conforme a lo que su imaginación le dictaba, sus ojos no dejaban de parpadear  al encontrarse con alguna situación dolorosa, en la radio, situada en algún lugar de esa pintoresca habitación sonaba a volumen bajo, una bella melodía Ludving van  de Beethoven, que hacían un excelente dúo con la melodía que hacía la lluvia al caer.

Su subconsciente lo escuchaba y su alma danzaba por lugares extremadamente hermosos, creando así, impresionantes capítulos de historias que escribía.

Ese momento era tan fantástico, tan íntimo, que nadie, absolutamente nadie, podría romperlo. Hasta que de repente, las sirenas se empezaron a escuchar, destruyendo así, esa calma, rompiendo con el gozo que sentía la Seño Lis al escribir. Ella se puso de pie, Clarita escuchó con atención las sirenas, mientas que su corazón se aceleraba, la melodía de Beethoven seguía sonando. La seño Lis, se asomó cuidadosamente a la ventana, la lluvia caía recia. Vio las patrullas estacionarse en la orilla de la carretera. 

—Usted...—Suspira profundo Clarita. —...cree que... —Se le fue el aliento.

—No lo sé. Supongo que sí. Que vienen por Rob. —Ella no dejaba de ver por la ventana. —Busca mi paraguas. —Le ordena.
—Iré  ver que pasa.

Ese pequeño pueblo formado por seis tristes viviendas; la granja, la casa de los Mendoza,  la casa de la seño Lis, la vecina odiosoa de al lado, que afortunadamente ese día no estaba, la tienda y una casa en abandona. Estaba rodeado, infestado por policías, mexicanas, guatemaltecas y el detective Roy del FBI.
Al ver que se estaban esparciendo de casa en casa, la seño Lis le empezó a preocupar la familia tonta de Ellen.

—Clarita! Ve por un paraguas más, y necesito que impidas a como puedas que ellos hablen con la familia de Ellen. Si es que vienen por Rob.
—Mi señora... Yo no... —Se negaba ella con tanto miedo.
—Haz lo que te pido ¡Ahora! —Le alzó la voz. El detective Roy se acercaba a ella, ella que lo esperaba sentada en la mecedora en el corredor de su casa, observando a él barranco como los policías con perros olfateros, lo inundaban. Se miraba tranquila, pero los nervios carcomían esa tranquilidad,  sus nervios se alteraban a medida de sentir que iban acercándose.

—Buenas tardes! Señora. —Escuchó la voz de un hombre.
Ella volvió la mirada a él, un hombre alto, rubio, que traía una  oficial acompañandolo, que sostenía un paraguas negro, mientras él interrogaba.
La seño Lis se puso de pie, abriendo su paraguas blanco, con figuras de flores de todos los colores y se encaminó  a ellos sostenida de su bastón, con una expresión muy seria.

—Buenas tardes!—Respondió al saludo del detective.

—Detective Roy. FBI. —Le anunció, mostrando su placa. —Podría hacerle unas preguntas? —Qué  preguntas?
—Estamos investigando la desaparición del Actor Chris Evans. Hace ocho meses realizó un viaje por un lugar cercano del cual no regresó. Creemos que puede estar con vida, detuvimos a un forastero que encontró la avioneta en el barranco. —Le informaba mientras le mostraba la fotografía de Chris.

Era él, era Rob, con un aspecto diferente; se veía muy bien, limpio, vestido de traje, sin barba, sonreía. La seño Lis observó la fotografía, impresa en una hoja bond(en blanco), tamaño carta a color.  Ella fingió muy bien su expresión a ellos.

—Quien es? Me dijo. —Curioseo ella.
—Chris Evans. Un actor muy conocido. Sus fans lo aclaman.

La seño Lis haciendo un gesto de que no le importaba, devolvió la fotografía y respondió muy segura.
—No. No tengo idea de quién sea.
—Disculpe la interrupción. —Dijo Roy.
—No hay porqué. —Respondió muy amable ella. El detective dio marcha al lugar del barranco donde se daba la búsqueda.