La Lectora

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Siguieron pasando los días, el infierno de Ellen seguía aumentando, su desesperanza por terminar de cumplir su condena se hacia asfixiante, los días apenas empezaban, los días de 24 años.
La situación no cambiado, los golpes seguían mas fuertes por parte de las demás compañeras, sin cesar, la agonía de tener una vida peor que la que tenía en la granja la estaban matando. La intimidación de las demás se estaba convirtiendo la amargura para Ellen.
Camino a todas partes era objeto de burla, y el blanco de observación de la lectora, que a cada instante la observaba como si fuera ser de otro mundo, en el comedor, en la ducha, en la labandaría, en los lugares de entretenimiento, en el patio, en donde quiera que estuviese Ellen.
Cierto día, una mañana, antes de que todas las reclusas se despertaran por completo y salieran al ducharse, Ellen, por fin había logrado concebir el sueño, después de noches tormentosas de desvelo que parecían no tener fin. Ella dormían en la parte de abajo de un catre doble, con una sola sabana, porque las demás le hablan arrebatado casi todas sus cosas; de pronto las rejas de la celda se escucharon abrir, y de golpe Ellen abrió los ojos, estaba volteada a si a la pared. Se volvió y miró a unas cuantas reclusas rodeando su espacio.

—Levantate secuestradora de famoso. —Le dice una, con apariencia de pandillera, jalandola  del brazo y sacándola de la cama. Ellen cayó al suelo de rodillas.

—Ponte de pie. —Le ordena. Y dos mas le empiezan a levantar tomándola de los brazos.
—Mira ese vientre, cada vez mas grande. —Observa la líder de ese grupo. _—Pero mi puño quiere dejarlo plano. _Sonríe.  Y la golpeó hasta no poder más, con tanta fuerza.

La lectora alertó enseguida a las guardias sobre lo que estaba pasando, con gritos desesperados las llamaba.

—¡Guardias! ¡Guardias! ¡Reclusas fuera de control! 

La alarma enseguida empezó a sonar, las demás reclusas empezaron a alborotarse dentro de su celda, y una docena de oficiales se hicieron presente y poniendo en orden a todas. Las que estaban golpeando a Ellen, al escuchar los gritos de la lectora, salieron corriendo, cada una a la celda que pertenecía.
Cuando llegaron las oficiales, aquella triste e inocente muchacha, estaba tirada en el suelo, inconsciente, sangrando por la boca y nariz, y lo mas preocupante, era, que su pantalón estaba también manchado de una gran cantidad de sangre.

Trasladaron a Ellen a la enfermería, donde el médico la revisó, y al ver si condición tan crítico decidió internarla por unos días.
A las reclusas, no se les dieron castigo, únicamente una llamada de atención en general, por las que algunas hacen, pero nadie se animaba a hablar.

Al día siguiente, muy afligida y preocupada, por la llamada le hicieron informándole lo sucedido, ya que era la que estaba a su cargo, a pesar de su debilidad por culpa de su enfermedad, ella llegó a verla enseguida, con ayuda de su bastón.

Ella se posó a la orilla de la cama donde estaba inconsciente Ellen. Su rostro estaba completamente golpeado. La vio con unos ojos tristes, la vio y suspiró muy profundo y sintió una opresión, una gran opresión en el pecho, una asfixiante e insoportable opresión ahí en el pecho, cerca de donde duele más el alma.

Llegó el médico, y le explicó la situación, la inesperable situación.

—Buenos días! —Entró el médico.
—Buenos días! —respondió la seño Lis.
—Soy el doctor López. _se presenta y le extiende su mano. Era un doctor muy joven, casi inexperto, un recién egresado de la universidad.
—Mucho gusto, doctor. Yo soy Lisbeth. La encargada de Ellen. —Le comenta estrechando su mano.  Ambos dirigieron su mirada a Ellen.
—¿Cómo está ella? _Suspiró ella.

MAD WORLD. (Chris Evans y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora