Te prometo...

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De las dos de la madrugada, el verano estaba por entrar, el clima estaba templado, la gigantesca luna iluminaba todo el lugar. Ellen estaba pegada a la ventana observándola, observando la alejada luna, suspirando miles de sentimientos, los cuales llevaban un solo destinatario, «el corazón de Chris Evans ».

—Amo la luna, amo las estrellas y te amo a ti, Evans. No puedo entender porque me encantan las cosas que están lejos de mi. _Susurraba ella, con el rostro cubierto en lágrimas. Era una de esas noches la ausencia de Chris dolía en lo mas profundo del alma, era una de esas noches en las cuales la luz de la luna oscurecía su mirada.

—«Mi Dios. Yo lo amo, lo amo con todo mi corazón, con toda mi alma. Es mi único amor, mi único sueño. Han pasado los años, y podrán seguir pasando más, pero yo siempre lo voy a sentir tan mío. Lo extraño a cada instante ».

De pronto entra Sam, la miró sentada junto a la ventana, sus lágrimas seguían rodando y aumentando, la luna iluminaba el rostro triste de Ellen.

—Ellen nuevo llorando?_Observó triste, Sam. _—Llevas más de un año hablándole a Dios de Chris. _Se acercó a Ellen.

—Tengo mucho miedo, miedo de nunca volver a verlo. _Sollozó Ellen.

—Ellen no...no, eso no va a pasar. _Consuela Sam.

—Su ausencia paulatina en mi vida me está matando.

—Ellen no...
—Tengo el deseo de que me abrace a cada instante, que en ocasiones siento que perderé la razón. Lo pienso todo el tiempo. _Siguió ella. _—Y sabes que es lo peor? Que no puedo sacarme la idea loca, la sensación mortal que en cualquier momento llegará y me llevará con él.

—¿Sabes? Si la seño Lis, aun viviera, te puedo asegurar que ella llamaría a esa sensación, «fe».

En ese instante, al igual que Ellen, Evans también se encontraba pensativo en el sofá de la sala, pensaba en ella, pensaba en la decisión que había tomado. De pronto los suspiros de Ellen llegaron como un fuerte viento, tocando una de las ventanas. Se acercó a la ventana, chocando la mirada con la luna, esa noche la luna estaba más grande que nunca, parecía feliz, parecía que estaba presenciando algo extraordinario, “Dos corazones amándose en la lejanía ”.

“El amor crea puentes en lugares donde parece imposible de llegar ”.

—Crees que algún día seré digna que sus ojos azules se reflejen en mis ojos cafés?

—Desde siempre._Responde muy convenida Sam.

A la mañana siguiente, después de esa noche larga, llena de recuerdos, se augurios, de desesperación. La mañana estaba fresca, el rocío de la mañana ya había bañado por completo el pueblo. El ganado prospero de la granja comía la fresca grama, el perro pulgoso de Ellen, bueno el que era pulgoso, aun no se acostumbraba a estar bañado siempre, seguía cuidando las vacas del inmenso barranco.

El abuelo estaba inquieto, desobediente, rebelde a la hora del desayuno. Clarita luchaba con él desesperadamente, para que él comiera.

—Abuelo. Ya le dije que si no come las frutas no va ha tener energía para salir a caminar entre los pastizales. _Convencía Clarita con  la servidora en las manos, cerca de la boca del abuelo.

MAD WORLD. (Chris Evans y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora