Sólo para ti

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Esa mañana la lluvia era intensa, los chorros de agua caían por todo el lugar sin tregua, cubriendo cada roncón con su color y la tierra mojada levantaba su aroma. Ellen estaba en su habitación, parada frente a la ventana, viendo la lluvia caer, mientras escuchaba la melodía exquisita de Richard Clarydeyman "Te amo". 

Ese invierno era muy diferente para Ellen, a pesar de la lluvia, el sol brillaba. En ese momento entró Chris, quien la saludó con un tierno beso, seguido la abrigó con sus brazos por atrás.
—Hola! —Musitó él.
—Hola! —Susurró ella, sin quitar la mirada del paisaje.
—Donde haz estado todo la mañana?—Preguntó volviéndose a él.
—La seño quiso hablar conmigo y por eso fui. Y después fui por el ganado, ayer casi se iban unas en el barranco. —Chris tomó su mano y la jaló para sentarse en la orilla de la cama de Melly.
—Gracias!—Suspiró ella.
—«Gracias a ti. Por hacer lo imposible por mi.» —Susurró Evans. Volvió su rostro a él y le dio un pequeño beso en la punta de su nariz afilada.
—Y de qué hablaron?—Pregunta muy curiosa.
—De...Su jardín. —Se quedó pensativo Chris, ocultando la verdadera razón de su plática con la seño Lis. Ellen estaba sentada en medio de las piernas de Chris, ambos fijamente miraban a la ventana, algo pensativos, algo idos, algo inciertos.
—Ella ama mucho ese jardín. —susurró ella.
—Sí, lo ama mucho. —Respondió Chris, refiriéndose a Ellen. —Me hizo sentir que daría la vida por ese Jardín. —Se quedó pensativo. De repente, de la nada, de golpe. Un recuerdo de su niñez le había vuelto.

***Ese día, en su niñez, estaba lloviendo. Los charcos en la gramilla se posaban a milímetros uno del otro. Se empezaron a escuchar las risas de unos niños y chasquidos de saltos que daban sobre los charcos Un fuerte dolor que se acercaban mas a su mente. El sintió que uno de ellos era él, el otro quien brincaba sobre los charcos de agua, de él únicamente logró visualizar unos tenis viejos, un pequeño pantalón de tela color cafés y una abrigo amarillo de plástico a quien lo llamaba ¡Scoot! ***

Seguido un dolor intenso se posó en su cabeza. Se tomó la cabeza con ambas manos.
—Qué pasa?! ¡¿Que tienes?! Rob. —Preguntó Ellen muy preocupada.
—Me duele la cabeza.—Respondió entre quejidos y recostándose en la cama.
—Voy por las pastillas que recetó el doctor para el dolor. —Salió ella con afán.

Chris se quedó quejándose por el dolor inmenso. Una y otra vez, esas imágenes y el sonido de esas risas venían a su mente. Después de un momento, volvió Ellen, con un vaso de agua y las pastillas en la mano, las cuales se las dio a beber y lo abrazó tan fuerte, tan fuerte, su corazón sentía afligido, desesperado. No le gustaba ver a Chris sufrir de esa manera, pero también le preocupaba por lo que pasaba, pero lo que no sabía, era que Evans, empezaba a recordar.

El friolento y tormentoso día pasó.
Al día siguiente, ya estaba todo normal, Chris se sentía muy bien. El sol de medio día hacia sentir sus centígrados elevados, últimos días soleados. Ellen y Chris estaban  sentados  bajo la sombra del frondoso del roble a la orilla del barranco. Comiendo un bote de helado marca Marco Polo. Sus carcajadas se podían escuchar a metros. La exquisita sonrisa de Evans iluminaba todo el lugar, era esplendorosa. Una sonrisa como la de Evans es única en el mundo y en la historia de principio a fin. La de Ellen se podía escuchar y recorrer cada rincón de ese lugar,  la sonrisa de ella le daba vida y color a ese lugar. Hostigadora, pero  encantadora. La seño Lis estaba sentada en la mecedora que tenia en el corredor se su casa con vista en dirección a ese árbol. Clarita estaba junto a ella, tomando un descanso mientras conversaban.
—Ellos se ven muy felices.—Comentó Clarita.
—Como quisiera que esa felicidad fuese completa y eterna. —Susurró ella muy decepcionada, sin dejar de  observarlos.
—Y por qué lo dice de esa manera, mi señora?—Preguntó confundida.
—Su amor está cubierto por la sombra del engaño. Y algo me dice que hacia nada funcionará. Chris recordará y se va a dar cuenta del engaño de Ellen.

Ellos disfrutaban del día y no dejaban de reír.
—Es el mejor helado que he comido. —Dice Ellen. En viento algo acelerado se hizo presente azotando las cortezas de los árboles. A Ellen le encantaba el viento, el viento le daba libertad. Se levantó y empezó a correr de un lado para otro, disfrutando la intensidad del viento. Sintiendo el aire en su río rostro. Ver a Ellen feliz hacia que Evans se sintiera feliz también.
—Seguramente el helado te puso así. —Le comentó él.
—Entonces amo él helado! —Le dijo. —Pero no lo creo. Tu me haces sentir mejor que mejor que la azúcar. —Chris carcajeó.
—Juro que cuando tenga dinero voy a a comprar muchos galones de helado. —Gritó saltando.
—Marco! —Grito de nuevo ella.
—Polo! —Grito él.

Todo estaba color rosa, Evans y Ellen juntos, lo que toda fan quiere, estar al lado de su “Amor platónico.”

Ese mismo día, ya justamente minutos para que el crepúsculo se asentara, Ellen llegó a la casa de na seño Lis, como llamada del pensamiento. Ya que la seño no le dejaba empaz el intranquilo pensamiento de la verdad sobre el romance de Chris y Ellen.
Ella leía un libro (Rayuela. De Julio Cortázar) en la sala, cuando de pronto su silueta de hizo visible en la puerta que estaba entre abierta.
—Hola! Seño Lis.
—Hola! Ellen. Pasa.
—Gracias! Yo solo vine a saber como ha seguido de su salud. —Dijo mientras tomaba asiento en el sofá enfrente de ella.
—Muy bien! Ellen, ya me siento mejor. —Le respondió, mientras ella cerraba el libro y se quitaba los lentes. —Y tú?, Cómo has estado?
—Muy bien también. —Respondió muy emocionaba.
—Y Rob? —Curioseo con interés.
—El está muy bien...—Respondió cabizbaja. —...lo veo muy feliz. —Se veía y sentía muy incómoda. —Sé que tu plan no era tener un noviazgo con Chris, pero al ver la situación, al ver lo que ustedes llevan esto a una magnitud muy acelerada y  niveles muy altos, supongo. Creo que deberás decirle la verdad. —Le sugirió con calma.
—No... Yo no...
—Ellen, sé que no me incumbe. Pero esto es serio. No creo y ojalá debería hacerlo, pero si tu ya haz tenido algún contacto físico con él, digo, mas allá de los besos y carias. —Ellen se quedó pensativa, confundida, su inocencia no entendía lo que le decía.
—Te estoy hablando de sexo. —Aclaró.
—Ah! Ah! No creo que yo quiera hablar de eso. — Dijo de nuevo incómoda.
—Tu reacción me dice que ustedes ya este estuvieron juntos.
—Unas cuantas veces. —Acepto con pena.  
—A eso me refiero. Debes decirle la verdad.—Insistió.
—No creo que sea buena idea. —Dijo enseguida.
—Ya pensaste que va a decir cuando se entere de que tu tienes su identidad, o cuando recupere su memoria?
—Yo voy a pensar en algo para entregarle sus papeles y haré que no sabia nada.
—Mas mentiras. —Susurró seño Lis.
—Soy feliz por primera vez en mi vida, es lo que siempre he deseado. ¿Usted sabe cuanto le he pedido a Dios ésta oportunidad? Desde que vi a Evans por primera vez me enamoré de el. ¡Soy feliz con él!  —Me dijo.
—Tu decides, Ellen. «Esa felicidad construida sobre una sarta de mentiras la verdad la destruirá. En dolor de la verdad es mil veces mejor. Te da paz y la certeza de hacer bien las cosas»—Le aconsejó.

Ellen salió muy deprisa al escuchar lo que ella le decía, no soportaba la idea de perder a Chris.

Evans estaba viendo televisión en la sala muy tranquilo, veía pasar las noticias, por suerte ese día no pasó nada relacionado con él, pero un nuevo recuerdo vino a su mente.

***El grito eufórico de unas chicas, una gran alfombra roja se hizo presente en su mente, veía únicamente sus pies recorrerla, unos zapatos negros formales que brillaban de elegancia. Las lumbres y los sonidos de las cámaras se mezclaban con loa gritos de las mujeres.***

Los recuerdos empezaban a llegar juntamente con la verdad, de la cual nadie puede escapar.

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Hola! Un gusto saludarlas de nuevo. Quiero agradecerles por su apoyo. No saben cuanto lo valoro.
Espero que les guste el nuevo capítulo.

MAD WORLD. (Chris Evans y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora