3

89 5 3
                                    

Estaba aquí. El nuevo compañero estaba aquí y era un chico. El encargado había venido a hablar con él sobre su contrato, su horario y demás cosas, así que mientras tanto yo me había puesto a ayudar a mis otras compañeras —dos compañeras porque una estaba de refuerzo por el chico nuevo, pero cuando el cogiera soltura volvería a su horario normal y volveríamos a ser tres por las tardes, en vez de cuatro— a atender a las mesas que se iban llenando poco a poco de clientes.

Mientras preparaba los pedidos y atendía las mesas me intentaba mentalizar del favor que me había pedido el encargado, ayudar al nuevo a hacerse con nuestra forma de trabajar, pero me estaba costando demasiado. Pensaba que la nueva incorporación sería una chica —más bien tenía la esperanza de que fuera una chica— porque me resultaría más fácil hacerme a la idea, pero un chico complicaba las cosas. Había sabido manejar a Tony y sus encantos, pero no estaba segura de si podría con este chico, aunque tampoco podía estar encasillándolo en un modelo sin conocerlo.

Cuando estaba reponiendo las tazas limpias encima de la máquina de café el encargado me hizo llamar, y me llevó a la sala de empleados. Esta sala era un cuarto donde teníamos unas taquillas para guardar nuestros uniformes —que consistían en un polo blanco con el logo de la cafetería impreso en el lado izquierdo, un delantal verde que cubría solo la parte inferior, y unos pantalones negros—, unas mesas, unas sillas y un microondas para poder calentar algo que trajéramos para comer. Todos teníamos una media hora para descansar en nuestro horario de trabajo, a no ser que te tocara turno partido y te daban 2 horas para comer.

En esta sala estaba el nuevo chico de pie con las manos en los bolsillos mirando distraídamente los nombres colocados en las taquillas. No era demasiado alto, pero sí más que yo, su pelo liso estaba  alborotado seguramente de pasarse las manos por el —tenía pinta de que era muy suave—, un pequeño flequillo que le tapaba su frente, era de color castaño oscuro y a pesar de tenerlo tan corto parecía que era abundante.

—Te presento al chico que entrará a trabajar por Tony —el aludido nos miró cuando el encargado comenzó a hablar—. Su nombre es Park Jimin —me señaló— y ella es Leah McGarry, será quien te ayude estos días a acostumbrarte al trabajo que realizamos en Sweet Coffee.

Estiré la mano para estrechársela y él hizo lo mismo. Cuando nuestras manos se juntaron me tome la libertad de mirarlo detenidamente. Unos pequeños, oscuros y rasgados ojos me devolvían la mirada, pero eso no me detuvo en mi escrutinio. Su rostro se completaba con una nariz normal —ni pequeña ni grande, nada fuera de lo común—, y unos labios carnosos y rosados.

Volví a mirar sus ojos, que me llamaban mucho la atención y me di cuenta del motivo. No era americano, como yo, sino extranjero, más concretamente asiático. Sus ojos rasgados no se abrían como los míos al parpadear —luego busqué que era que no tenía doble párpado, ¡gracias Internet!— pero me lograron cautivar más que unos normales.

—Eres chino —no me di cuenta de que esas palabras habían salido de mi boca hasta que oí como mi voz resonaba en la habitación.

Frunció el ceño por mi comentario y soltó bruscamente mi mano, que aún estaba recibiendo el apretón de manos.

—No, soy coreano —respondió seriamente con una voz grave que no me esperaba.

—Lo siento —sentí el calor en mis mejillas al sonrojarse—. No quería ser irrespetuosa, ni decir eso, ha sido sin querer. Siento si te ha molestado el comentario, no diferencio a los asiáticos y, eh...

Su ceño cada vez era más fruncido y mi lengua no hacía caso a los gritos de mi cerebro que le decían que parara. Cada palabra que salía por mi boca era peor que la anterior, y sentía que mis mejillas cada vez estaban más rojas. ¿Perder el control? Esa palabra se quedaba corta para lo que estaba sucediendo, todos los temores que había tenido antes de esta situación eran mucho mejores que el que estaba viviendo.

Hold Me Tight [Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora