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Narra Jimin:

Estaba pletórico. El corazón me iba a mil por hora y mi felicidad era incomparable. Confesarle mis sentimientos a Leah, y ella los suyos hacia mi, había sido una experiencia mágica, sobretodo cuando me di cuenta de que los dos queríamos lo mismo, estar con el otro.

Después de estar un rato besándonos decidimos volver a la pista de baile. Las chicas de la hermandad interceptaron a Leah en un baile por lo que me ofrecí a buscar algo para beber mientras ella disfrutaba con las otras chicas. En su mirada había un rastro de pena por separarse de mí, pero también de agradecimiento por dejarla a sus anchas con sus amigas.

Mientras me acercaba a la barra a pedir algo me encontré con Lily. Su maquillaje estaba destrozado y tenía los ojos rojos de haber estado llorando. Llevaba las copas que habíamos pedido antes en la mano y no veía al gilipollas de su novio por ninguna parte.

—Lily, ¿qué ha pasado? —pregunté al quedarnos uno delante del otro y le cogí las copas que llevaba en las manos.

—La pelea con Josh ha ido cada vez peor, y ya no sé qué va a pasar —dijo sorbiendo los mocos—. Creo que voy a perderle.

—Eh, no —intenté tranquilizarla—. Solo es un malentendido, tenéis que hablarlo bien en casa y con tranquilidad, y ya verás que todo se soluciona.

—Quiero irme a casa, no quiero que Leah me vea así o le estropearé la noche —dijo abrazándose a sí misma.

—¿Josh se ha ido? —pregunté a lo que ella negó con la cabeza—. ¿Dónde está? —señaló hacia la barra donde lo intercepté mirando hacia dónde nosotros estábamos hablando.

—Josh puede ser un gilipollas a veces, pero me quiere y se preocupa por mí. No me dejaría sola en este bar si sabe que no tengo forma de volver a casa. Además de que tiene miedo de que haga una locura.

El tío se había ganado un poco de mi respeto por ese comentario de Lily, pero también porque se veía que era así. No le perdía de vista y si alguien intentara acercarse seguro que actuaba.

—Lily, creo que lo mejor será que vayas con él y os vayáis a casa. Lo habléis todo y lo solucionéis —ella negó con la cabeza—. No podéis solucionarlo en un sitio como este y tampoco podéis retrasarlo eternamente. Es mejor que vayas y lo soluciones.

—Leah.

—Yo me encargo de ella. Confía en mí, la llevaré a casa en un taxi y me aseguraré de que llega sana y salva.

—De acuerdo. Cuídala mucho, no le hagas daño —dijo mirándome a los ojos.

—Nunca —le respondí con la mayor convicción del mundo—. Ahora vete con Josh y solucionadlo, y despreocúpate de todo lo demás.

Asintió, se acercó a mí para darme un beso en la mejilla y darme las gracias, y luego se dio media vuelta para regresar con su novio. Me quedé en el sitio para ver cómo reaccionaba Josh ante lo que Lily iba a decirle, y para ver si se iban. Efectivamente él le cogió de la mano y tiró suavemente de ella para sacarla del local.

Me di la vuelta, y con las copas que Lily me había dado, volví con Leah. Desde que me vio acercarme se separó de sus amigas y vino conmigo. Cogió su copa y bebió un trago.

—Tenía mucha sed —dijo sonriéndome.

—Acabo de encontrarme con Lily —creí que la mejor opción era contárselo—, se ha ido con Josh a casa para solucionar lo que está pasando entre ellos. Le he prometido que te llevaría sana y salva a casa luego.

—Gracias —me rodeó el cuello con los brazos y me dio un rápido y suave beso en los labios, y yo solo pude sonreír como un tonto mientras ponía mi mano en la parte baja de su espalda y me prometía no soltarla en lo que quedaba de noche.

Hold Me Tight [Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora