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Seguíamos abrazados y en silencio. Ninguno de los dos se atrevía a moverse o decir algo por miedo a que se estropeara el momento. La verdad es que no esperaba que mi fin de semana con Jimin fuera a ser de esta forma, no esperaba tener esta pelea con él y mucho menos sentirme de esta manera. Pensaba que estábamos bien, que ambos éramos felices en la relación, pero sabiendo que había cosas que él no me podía contar hacían que sintiera que yo era la única que estaba bien.

Entendía perfectamente sus motivos para no querer contarme lo que había sucedido en su pasado, pero igualmente sentía que podía ayudarlo si me daba la oportunidad de hacerlo. De todos modos no quería presionarlo e iba a hacerle saber que me tendría aquí para lo que necesitara.

Sé que otras personas no podrían haber seguido con su relación después de esto, pero yo creo que no puedo ser tan egoísta con él y que lo mejor sería continuar con lo nuestro y hacerle ver que no está solo.

Sus brazos me soltaron un poco y yo también afloje mi agarre para poder mirarnos a los ojos. No había lagrimas, pero si una gran tristeza cuando nuestras miradas se encontraron. Veía una gran lucha interna por hacer lo correcto o lo que le pedía el corazón y eso me hacía daño. Es cierto que quería que confiara en mi y que me contara las cosas que le sucedían, pero quería que lo hiciera porque lo necesitara y no como una obligación.

–Siento haberme puesto así, pero me ha dolido enterarme de que me estabas mintiendo de esa forma –acaricie sus hombros mientras lo decía sin poder apartarme mucho de él, aunque no me dejaba hacerlo porque aún me rodeaba con sus brazos–. Solo quería entender el motivo de esas mentiras y de por qué parece que confías tan poco en mi. Ahora que lo has explicado entiendo las razones que has tenido, pero no quiero obligarte a que me tengas que contar nada si no quieres hacerlo.

Apartó la mirada mientras hablaba con él, pero sabía que me estaba escuchando perfectamente. No dijo nada cuando acabe y seguí sintiéndome culpable por haber llegado a estos extremos.

–Quiero que me cuentes las cosas porque me necesitas no como una obligación –puse mis manos en sus mejillas y levante su cara para que me mirara–. Solo quiero ayudarte, ser la persona en la que te puedas apoyar cuando tengas miedo, ser el motivo por el que quieras avanzar y dejar el pasado atrás.

Siguió sin decir nada, pero esta vez no apartó la mirada y eso ya era un pequeño avance. Sus manos me recorrieron la espalda y sentí como luchaba internamente contra las palabras que iba a decir a continuación.

–Hay algo que me gustaría enseñarte. Es algo que le llevo dando vueltas mucho tiempo y que tenía miedo de que vieras por si me ibas a juzgar.

–¿Por qué iba a juzgarte?

No respondió a mi pregunta, solo me agarró suavemente de la mano izquierda y tiró de mi para salir de la habitación. Llegamos al salón y lo atravesamos para llegar al lado opuesto de la estancia donde había dos habitaciones, una era un baño y la otra era un misterio. Era una puerta que siempre había estado cerrada y que aunque me picaba curiosidad nunca había preguntado por ella.

Jimin giró el pomo y abrió la puerta sin necesidad de llaves, por lo que nunca estuvo cerrada del todo o hacía poco que la había abierto, y entramos. Era un dormitorio más pequeño que el de Jimin pero previsto de una cama y un armario, seguramente preparado para algún invitado, pero tenía un toque diferente. Alguien, seguramente él mismo, había cubierto los muebles con sábanas viejas y en el suelo había una gran lona transparente que lo protegía. En una esquina de la habitación encontré el causante de esa decoración, y era un caballete con un lienzo en blanco encima.

Me di cuenta de que lo que Jimin quería enseñarme era este pequeño estudio que escondía a la vista de los demás. Había algunos cuadros medió empezados en el suelo, botes de pintura, pinceles, acrílicos y demás instrumentos de pintura situados muy cerca del caballete.

Hold Me Tight [Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora