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Me moví en la cama para alejarme del sol que me estaba llegando a los ojos y poder dormir un poco más, cuando un brazo se estrechó más fuertemente en mi cintura haciendo que abriera los ojos de golpe.

No reconocía nada de lo que había a mi alrededor, no estaba en mi habitación, pero tampoco tenía ni idea de dónde podía estar. Me di cuenta entonces de que debajo de la sabana no llevaba ropa puesta, estaba completamente desnuda y que la mano que me agarraba suavemente de la cintura tenía que ser el chico con el que me había acostado anoche.

Recordaba vagamente lo que había sucedido, pero tenía que estar bastante borracha para estar en la casa de un desconocido. Normalmente cuando me acostaba con un chico volvía a mi habitación de la hermandad después de acabar, o tras haber pasado unas horas en la cama de ese chico, para que no pensaran que era una buscona. Todo tenía que ver con mi manera de controlar cada milímetro de mi vida, y necesitaba despertarme en mi cama cada día. Hoy es diferente y me estoy poniendo nerviosa.

Giro en la cama lentamente para no despertar a mi acompañante y quedo boca arriba. Reúno toda la valentía de la que soy capaz y giro la cabeza para mirar con quien he mantenido relaciones sexuales, y es entonces cuando mis peores pesadillas se hacen realidad. Ahí, tan tranquilo durmiendo, esta Jimin, mi compañero en la cafetería. ¡Acabo de cometer el peor error del mundo!

Me tapé la boca antes de ponerme a chillar como una loca, que es lo que más quería hacer en estos momentos, e intenté recordar que es lo que había pasado la noche anterior. ¿Cómo había acabado en la cama con mi compañero de trabajo?

Jimin estaba boca abajo en la cama con la cara ladeada hacia mi, y su brazo derecho seguía posado suavemente en mi cintura. Dormía plácidamente, sin hacer ruido y sin inmutarse. Parecía un ángel que se había caído del cielo, ¿qué coño estaba pensando? Tenía que irme sin despertarle, antes de que me descubriera en su cama y tuviera que responder preguntas incómodas.

Levanté suavemente su brazo y lo aparté de mi cuerpo. Jimin siguió sin inmutarse, y cuando logré salir de la cama se quejó un poco y metió el brazo con el que me tenía agarrada debajo de la almohada.

Sin dejar de mirarlo, por si se despertaba, comencé a vestirme con la ropa que había llevado ayer a la fiesta. Cogí los tacones en la mano, no iba a ponérmelos para hacer ruido y despertarlo, y camine de puntillas hasta la puerta de la habitación, y luego del apartamento. Cuando bajé todos los pisos hasta la salida me puse los tacones y me encaminé a fuera.

Al salir de mi cuenta de que estaba al final de la calle de la cafetería, y recordé que Jimin me había comentado que vivía bastante cerca del trabajo, pero nunca pensé que tan cerca. Así que no tuve problemas para llegar a la hermandad.

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Me dolía muchísimo la cabeza. Había bebido demasiado, y la escapada apresurada de la casa de Jimin no había sido buena idea para el dolor. Sentía que un millón de horribles duendecillo estaban construyendo un túnel para salir de mi cabeza, y que no iba a parar hasta que me salieran los sesos por ese agujero.

La pequeña tranquilidad que había tenido hasta esos momentos en mi habitación se vio interrumpida cuando Lily entró, y comenzó con su bombardero de preguntas. Pero no os creáis que ella se iba a ir por las ramas, no ¿para qué? Fue directamente al grano con la pregunta que más le interesaba.

—¿Te acostaste con Kevin anoche? —preguntó o más bien chilló nada más cerrar la puerta de nuestra habitación.

—Lily me duele la cabeza, no grites.

—Responde mi pregunta y déjate de tonterías —la cama se hundió en el lugar donde Lily se subió a ella para que le prestara más atención—. ¿Cómo fue? ¿Lo hace bien? ¿Has disfrutado? ¿Puedo consideraros ya una pareja?

Hold Me Tight [Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora