17

63 7 2
                                    

Narra Jimin:

–¿Qué pretendes con mi amiga? –preguntó desafiante Lily, la mejor amiga de Leah.

En parte esperaba esa pregunta, pero no me imagine que sería tan directa. Cuando Leah me confesó todo lo que le había pasado tenía claro que sus amigos lo sabrían y la protegerían de cualquiera que se acercara a ella. Lo que no esperaba es que fuera a ser tan pronto.

No tenía una respuesta segura ni completa para esa pregunta. Había intentado no plantearme que es lo que podría pasar con nosotros, porque quería hablar primero con Leah sobre el tema, pero no voy a negar que me gustaría tener algo más serio con ella. Me estaba costando una barbaridad no tocarla ni besarla después del momento tan intimo que tuvimos anoche, pero no quería agobiarla, obligarla o forzarla a algo que no sabía si quería.

–No pretendo nada malo –respondí mirando a Lily–. Es más, desde que me contó lo sucedido lo que más quiero es ayudarla e incluso protegerla de cualquier mal.

–¿Ayudarla como? –levantó una ceja mientras hacía la pregunta.

Me parecía curioso lo diferentes que eran fisicamente Leah y Lily, pero lo mucho que parecían compartir emocionalmente. Lily era una chica preciosa y despampanante, de esas que llaman la atención en cualquier sitio, a la que no puedes no mirar cuando pasas a su lado. Tiene una cabellera rubia natural larga y lisa, unos increíbles y penetrantes ojos azules, además de un cuerpo que quita el sentido –buenas piernas y un pecho generoso–. Sí, me había fijado bastante, pero era imposible no hacerlo. Igualmente si tenía que compararla con la sutileza que tiene la belleza de Leah –con sus suaves curvas, sus pechos pequeños, su cabello oscuro y ondulado, y sus ojos color miel– me quedaba sin dudarlo con ella.

–Tenemos que ayudarla a cambiar esa manía que tiene de controlar todos los aspectos de su vida, no puede seguir con eso o no llegará a disfrutar de nada.

–Eso ya se lo he dicho yo, pero ¿qué te da a entender que ella te hará caso a ti cuando casi ni te conoce? –siguió mirándome desafiante.

–No le voy a decir que necesita cambiar, la voy a ayudar a hacerlo.

–¿Cómo? –relajó su expresión y descruzó los brazos–. Siento si te estoy atacando mucho con este tema, pero Leah es mi mejor amiga y quiero que sea feliz. He estado con ella todo este tiempo y es una persona extraordinaria, se merece que la quieran y no alguien que le vaya a hacer daño.

–Nunca se me ha pasado por la cabeza hacerle ningún tipo de daño –me fui relajando al ver que ella también lo hacía–. Y no tienes que disculparte, entiendo perfectamente tu situación y yo habría actuado igual si estuviéramos hablando de uno de mis amigos.

–¿Qué podemos hacer para ayudar a Leah? –me sorprendió que me incluyera y se lo agradecí en silencio.

–Pues, me he dado cuenta de que depende mucho de la hora y que por ese motivo no deja de mirar constantemente su reloj. Así que se me ha ocurrido que una buena forma de que cambie su rutina sin darse cuenta es que deje de depender tanto de él.

–¿Y como hacemos eso?

–Tendrás que esconder todos los relojes de pulsera que tenga, sin que se de cuenta y sin dar a entender que los tienes tú. También sería buena idea que ninguno de los dos nos pongamos relojes cuando estemos con ella. De esa forma dejará de mirar todo el rato el reloj y estará más pendiente de disfrutar el momento que esta viviendo.

–Igualmente tiene un reloj en el móvil, ¿no podría mirarlo constantemente? ¿O directamente comprarse otro reloj?–preguntó Lily.

–Podría ser, pero no lo sabremos hasta que ella no se vea en esa situación.

Hold Me Tight [Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora