Clara sal de aquí estás a tiempo
Había sido una mala idea. La peor idea de mi vida, me atrevería a decir. Un mago o bruja normal, hubiera ido a esa fiesta, hubiera bailado civilizadamente, y se hubiera reído.
Pero, los Weasleys, para bien o para mal, no somos magos y brujas normales. Mientras James, Fred y Hugo (que poco a poco iba entrando en el grupo de bromistas), se habían dedicado a repartir pastillas vomitivas por ahí. Haciendo justicia a mis especulaciones, Lily había desaparecido con ese Ernie Patil. Y Albus, que se suponía que estaría con Mia Chang, estaba sentado a mi lado en unas sillas que habíamos conseguido. Al parecer, mi primito no era nada comparado con un Hufflepuf y su flequillo.
Y allí estábamos. Albus, yo... y Frank Longbottom. Este último se había incorporado casi a la vez que yo. Resulta que era él, el chico indigesto que estaba en la enfermería. En ese momento me arrepentí mucho de no haberle dado importancia, pero es que simplemente estaba irreconocible.
Frank Longbottom, el hijo del profesor Longbottom, era un chico despistado. Su cara era redonda, de pelo despeinado y ojos inquietos, de un color azul pálido. Recuerdo que en primero era un chico bajito, relleno, pero con el paso de los años se había convertido en uno de los más altos de Gryffindor.
- Qué divertido, ¿verdad, chicos? - dijo Frank, haciendo el intento de amenizar las cosas. Albus sonrió débilmente.
- Sí - dije yo sin ganas. La verdad era que estaría mucho mejor al calor de la chimenea, con La Historia de Hogwarts sobre las rodillas, y una taza de chocolate en vez de una cerveza de mantequilla.
Observé a los Scamander, que estaban en un rincón de la sala, bailando torpemente a un son totalmente distinto al que sonaba por los altavoces muggles. Las Brujas de Salem no pasaban de moda. Lyss y Lorcan vivían como en un mundo aparte, ellos solos en una burbuja. A pesar de todo, habían venido varias veces a La Madriguera, porque su madre, Luna Lovegood (se había negado a adoptar el apellido Scamander), era una vieja amiga de mis padres, de los tiempos de la Orden. Eran grandes personas.
Apoyé la cara en las palmas de las manos. Albus miraba la pista con en ceño fruncido y las cejas caídas. Seguí su mirada y vi como Mia Chang bailaba. Bailaba con otro.
Yo arrastré mis ojos por el grupo de los Slytherin, buscando a cierto idiota sin ni siquiera darme cuenta. Lily dijo que todos estarían allí, pero ahora que lo pensaba, nunca había visto a Scorpius con nadie, ni con un amigo, ni con una chica. Me castigué mentalmente por esperar a un Malfoy con tanta ansia. Pero... ¿por qué lo hacía?
Observé a Gregory Crabbe, un Slytherin mucho más grande que Frank, y que tenía una nuez por cerebro.
Entonces, junto a él, como una aparición, como un reflejo de mis pensamientos, Scorpius Malfoy apareció a su lado. Iba totalmente de negro, con unos pantalones y una camisa. Calzaba unas botas de montaña, también negras. Su pelo destacaba sobre tanta oscuridad como la sangre sobre la nieve.
- Mira quién está ahí - apuntó Albus señalando a Scorpius. Yo hice como si me diera cuenta en ese momento -. Malfoy.
Frank también miró hacia él, y se estremeció al ver a Gregory Crabbe, que el año pasado le había lanzado un conjuro para que no pudiera separar las piernas. Frank Longbottom había sido la diana de burlas de todos los Slytherin. Bueno, hasta que pasó a básicamente formar parte del clan Weasley, porque siempre nos visitaba con su padre.
James, el mayor de los Weasley que aún estábamos en Hogwarts, se había encargado personalmente de amenazar a cada Slytherin que osara mirar mal a Frank. Una cosa sobre James Potter: es el maldito amo del colegio, que había adoptado el legado de Teddy.
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Te Odio, Scorpius Malfoy #Wattys16
FanfictionTodos saben que el Hogwarts Express es más grande de lo que parece por fuera, con sus paneles rojo escarlata y su humeante chimenea. Pero no es lo suficientemente grande para contener la ebullición si a una Gryffindor y a un Slytherin no les queda m...