Rose's P.O.V.
Me sentía una imbécil, sentada en el Hogwarts Express, con la cabeza apoyada en la ventanilla. En realidad, llevaba seis días sintiéndome una imbécil. Desde el día de Nochebuena, en el que Scorpius Malfoy había aparecido sin avisar en La Madriguera. Desde que Albus lo supiera todo, y Lily lograra la victoria. Pero yo había perdido. Había perdido mucho.
¿Qué éramos Scorpius y yo? ¿Amigos? ¿Novios? ¿Él había pensado lo que acarrearía que fuésemos novios? Seguramente mi padre no me dejaría poner un pié en mi casa nunca más, al igual que mi abuelo. Porque, diablos, era un Malfoy. Familia de Mortífagos. Y los Weasley éramos traidores a la sangre, y estábamos orgullosos de ello. Y por otra parte, la palabra novio sonaba tan grande...
Observé a Albus, que sonreía hablando con Alice Longbottom. No me había dirigido la palabra desde el incidente, ni siquiera en la mesa, cuando la sal estaba a mi lado. Él se había levantado, había rodeado la mesa, y había cogido el salero. ¿Por qué él si podía babear con Alice? Pues por la sencilla razón de que se apellidaba Longbottom y no Malfoy. Y yo tenía que resignarme a ello.
No era justo. Apoyé la cabeza en el cristal, observando a mi familia que esperaba en el andén. Nunca había partido hacia Hogwarts sin ver cambiar el pelo de Teddy cambiar al otro lado del cristal, o sin Victorie regañándole por asustar a los niños pequeños tornando su piel en verde. También era la primera vez que partía a Hogwarts odiándome tanto a mí misma.
- Bueno - se resignó James reposando la espalda en el asiento -. Mi última Navidad siendo alumno de Hogwarts.
- Nunca se deja de ser alumno de Hogwarts - replicó Lucy -. Me lo dijo papá.
- Tío Percy también dijo que estudiara en vacaciones - se mofó el de gafas -. Y mira el caso que le he hecho.
Hugo y Fred rieron, y Lily negó con la cabeza, aunque ella no hubiese abierto un libro.
- ¿Y tú, Rosie? - me interrogó Albus con la ceja alzada -. ¿Has hecho algo "productivo" en Navidad?
Gruñí. Maldita sea. La primera vez que me hablaba desde Nochebuena y me decía eso.
- Seguro que más que tú con Alice - me defendió Lily, porque al parecer mi prima era la primera persona que quería que le pidiese perdón a Scorpius, nos casáramos, tuvieramos diez niños y bla bla bla...
No podía más. Me levanté precipitadamente, lanzándole una mirada asesina a Lily cuando quiso seguirme. Sabía donde tenía que ir. Sabía a quién tenía que ir. Y no iba a ser nada fácil con todos los Slytherin en el mismo vagón que él.
Maldita sea, estaban todos. Parkinson, Goyle, Nott, Zabini, Young, Lukas... y Malfoy. Scorpius Malfoy. No me dolió que todos las serpientes rieran sus bromas. No me dolió que él pareciera feliz entre esas personas. No me dolió que Nott me señalara con un dedo burlón, o que se metieran con mi jersey. Tampoco ver a Parkinson sentada en la rodilla de Scorpius, ni que él la rodease con los brazos. Lo único que me perforó el pecho fue su mirada, llena de odio, de furia y tristeza. No me gustaba. Quería que el brillo de luna perdurase en sus ojos. Quería verle sonreír.
- ¿Has perdido algo, Weasley? - preguntó Zabini. Siempre había odiado a ese tío -. Ah, sí. La Copa de Quidditch.
Todos en el compartimento rieron su broma. En cualquier otro momento le hubiera contestado, pero había en riesgo algo más importante que la Copa de Quidditch. Mucho más importante.
- Scorpius, ¿puedes salir un momento? - susurré, intentando sin resultados que mi voz no temblase. A ver que no reaccionaba, añadí: -. Por favor.
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Te Odio, Scorpius Malfoy #Wattys16
FanfictionTodos saben que el Hogwarts Express es más grande de lo que parece por fuera, con sus paneles rojo escarlata y su humeante chimenea. Pero no es lo suficientemente grande para contener la ebullición si a una Gryffindor y a un Slytherin no les queda m...