#Capítulo 1

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- ¡Vamos Albus!- apremio a mi primo.

Corremos por King Cross, empujando los carritos y esquivando a los muggles. Una gota de sudor frío me cae por la frente mientras miro el reloj. Son las 10:58. Solo faltan dos minutos para que el Hogwarts Express salga sin nosotros. Miro hacia detrás, donde Albus jadea ruidosamente. Está claro que no está acostumbrado a correr. Aunque ni yo, que estaba en el equipo de quidditch, podía arrastrar el carrito, evitar que el baúl saliera volando y procurar no matar a mi lechuza del susto. Aunque precisamente por ella no habíamos podido pasar. Por ella, y por el gato de Albus.

Malditos muggles. Ya estaríamos dentro del tren de no ser por ellos. Nos han parado en la entrada de la estación, un guardia bastante rollizo.

- ¡Alto, muchachos! - había argumentado él. Albus y yo nos paramos extrañados. El guardia se acercaba a nosotros, con las manos en su tirante cinturón -. ¿Queréis explicarme que es eso?

Señalaba a Errol II. El nombre de mi lechuza, se lo pusieron mis primos, y especialmente Fred y James, mientras yo no estaba, y cuando le llamé por su nombre real, pasaba de mí, así que se quedó con Errol II. La verdad es que se parecía bastante a Errol I, que en paz descanse.

- Es una lechuza - respondí yo con toda la tranquilidad del mundo. El guardia frunció sus pobladas cejas.

- ¿Es legal llevar un búho enjaulado? - Se calló un momento -. ¿Por qué hoy tanta gente llevan búhos?

Tragué saliva.

- Son lechuzas.

- Porque hay una exposición en Liverpool -respondió Albus, tan sagaz como siempre.

- Oh, eso lo explica todo - dijo el guardia. Estos muggles... -. Antes han pasado un montón de pelirrojos con jerséis de punto y al menos con cinco búhos.

Me reprimí de corregirle esta vez, porque estaba pensando en esos pelirrojos. Dios, no podían ir a ningún sitio sin montarla. Los Weasley. Mi alocada, extraña y cariñosa familia. Y lo de los jerséis... era por mantener contenta a mi abuela. Por eso Albus llevaba uno gris con una gran A, y yo uno rojo escarlata con una R, que sospechaba que había sido de mi padre. No culpaba a la abuela por reciclarlos. Tejer tantos todos los años no debía ser muy fácil.

El andén ocho apareció para mi profundo alivio. Pasamos el nueve y corrimos hacia la pared de ladrillo del andén número diez. El Hogwarts Express apareció ante nuestros ojos, reluciente y humeante, como siempre. Tengo grandes recuerdos de ese tren. De cuando apenas tenía cinco años, acompañar con mis padres y mis tíos a Teddy Lupin, con su pelo cambiante, herencia de su madre, Nymphadora Tonks, a la que yo no había conocido. De todas formas el tío Harry y mis padres hablaban maravillas sobre ella, y sobre su esposo, Remus Lupin, un bondadoso hombre lobo. Ambos fallecidos en la batalla de Hogwarts. Héroes.

Buscamos a nuestros padres entre la multitud. Ya no quedaban banderas de Hufflepuf, ni corbatas verdes, tampoco túnicas rojas o insignias azules. Solo estaban ya los magos adultos.

Una masa pelirroja apareció entre los magos y brujas. Molly Weasley nos asaltó como si fuéramos fugitivos.

- ¡Menos mal que estáis aquí, muchachos! - exclamó ella, arrastrándonos hacia nuestra familia -. Ron y Harry ya iban a salir a buscaros.

- Lo siento, abuela - nos disculpé -. Un muggle demasiado perspicaz.

Cuando me quise dar cuenta, mamá me había asaltado también. Todos dicen que soy igual que mi madre, tanto física, porque aunque el rojo de mi pelo es Weasley, pero las ondulaciones pertenecen a la familia Granger, como psicológicamente. Ambas amamos leer, y nunca nos ha supuesto ningún sacrificio estudiar. Aunque me encantaría ser tan valiente como ella, que defendía la libertad de los demás a toda costa; porque ese era su trabajo, defender a elfos domésticos. Tío Harry me ha hablado de uno de ellos, un elfo libre llamado Dobby, y de uno malhumorado de nombre Kreacher, al igual que una sumisa elfina, Winky. Papá, por su parte, me dijo que cuando estaban en Hogwarts, mi madre le había dado la lata a todo el colegio para que se unieran a P.E.D.D.O., una asociación contra el maltrato de elfos domésticos, y me había enseñado una insignia que aún guardaba en secreto.

Te Odio, Scorpius Malfoy #Wattys16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora