Parte 2

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Entraron al edificio con calma, Murasakibara entendía la situación, no quería forzarlo a nada de lo que pasara en esa habitación que pronto podría convertirse en algo bueno o malo dependiendo de las reacciones de esos dos sujetos que no tenían ni la más mínima idea de cómo tratarse.

—Vuelvo enseguida — dijo Akashi abriendo la puerta de la habitación.

El hospital pertenecía a la familia de uno de sus compañeros de Teiko; Midorima Shintaro, su padre estaba recostado en la cama viendo hacia el gran ventanal que le proporcionaba una vista muy bonita hacia el cielo.

—Seijuro...— notaba su presencia pero ya no sabía si realmente estaba en ese lugar solo era una más de sus alucinaciones.

—Padre, ¿Cómo te encuentras? — la pregunta le dolido.

—Igual —

— ¿Necesitas algo? —

—Fue mi culpa, fue por mi maldita culpa...— susurro aprontándose su pecho, Akashi no sabía cómo reaccionar, en el fondo él era su padre y por más que lo negara en realidad había cambiado.

—Fuiste un mal hombre, me quitaste a mi madre, te opusiste a mi boda, durante mucho tiempo hiciste de mi vida un infierno intentando que fuera solo lo que tú querías que yo fuera, no me veías ni como un empleado yo no era nadie para ti...— recrimino acercándose — Lastimaste con tus comentarios a la persona que amo, quisiste terminar con nuestros planes haciendo lo que estaba en tus manos para lograrlo, eres frió, patético, sin corazón , odioso, malvado, manipulador, egoísta... —se estaba desahogando en ese momento, quería decirle lo que siempre quiso , decirle que para él no había sido un padre — Pero esto no fue tu culpa, así que no tienes que...— pero de lo que le estaba culpando en realidad no era su culpa.

—Mi nieto está muerto, al fin pude hacer las cosas bien y lo único que logre fue destruir a la única familia que tenia...— estaba destrozado, Akashi en su vida había visto a su padre de esa manera tan miserable, pero podía entenderlo.

El día en que Natsuki fue secuestrado estaba bajo el cuidado de su abuelo, quien lo adoraba y consentía como si fuera su hijo, ese niño había traído paz al corazón del padre de Akashi, por fin después de tanto tiempo intentaron ser una familia.

—No fue tu culpa, yo también estaba ahí, incluso Atsushi está ahí, todos estábamos ahí y nadie pudo hacer nada, después de todo no soy absoluto como creía...— su padre seguía sin poder contenerse.

—Lo siento, perdóname por favor...— ¿Cuán grande podía ser el dolor de su padre para estar pidiéndole perdón de esa forma?

—No hay nada que perdonar, es hora que me vaya — dijo intentado salir lo más pronto posible de la habitación.

—Dile que gracias —alcanzo a der antes de que cerrar la puerta.

Al salir Murasakibara solo podía ver como su esposo intentaba mantenerse firme, seis meses de confinamiento realmente lo habían ayudado.

—Vamos a casa — pidió.

—Claro — respondió tomándolo de la mano.

El hijo de ambos había sido secuestrado y pocos días después encontrado muerto carbonizado por el fuego en una bodega abandonada, en el fondo agradecía que hubiera muerto antes debido al humo, no podía imaginarse a su hijo sufriendo mientras se quemaba vivo, no podía con esa imagen en sus recuerdos, no querían seguir con ese tipo de lamentos a sí que decidieron que debían salir adelante, pero juntos sin dejarse atrás.

—Mi padre dice gracias —

—Yo solo lo hago por ti Aka-chin — al ver esa pequeña sonrisa en los labios del grandote no pudo evitar sentirse mejor.

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