Parte 5

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Sonaba el despertador, como todos los días se levantaba del sillón dispuesto a hacer el desayuno, camino por el frio suelo esperando no hacer demasiado ruido, el silencio se hacía cada vez más pesado conforme pasaban los días, pensaba seriamente en lo que tendría que hacer para lograr que el lugar no se viera tan desolado, lo único que se le ocurrió en ese momento fue el abrir las cortinas.

El sol entro por aquellas ventanas dando a entender que un nuevo día había llegado, contemplo su vecindario como hacía meses no lo hacía, tomo una escoba comenzando a limpiar todo el desorden que tenía por dormir en la sala desde hacía meses, extrañaba los regaños de su esposo él era el único que decía algo sobre la limpieza, sin embargo ahora ya no decía nada.

Kuroko fue quien peor tomo la noticia de la muerte de su hijo, fue como si de pronto sus ganas de vivir se redujeran a cero, el no tenía la intención de mostrar ese dolor que alberga su alma porque simple y sencillamente ya no tenía ganas de hacerlo.

Kagami quien aun estaba a su lado creía que el tiempo podía curar parte sus heridas, pero ellos no poseían el consuelo que los otros si, uno que aunque sea les daba un rayo de esperanza a sus corazones, por esa razón ninguno de los dos pudo decir nada al otro.

Aun recordaban el día regresando del fuera fue como si todo el amor que se profesaban desaparecerá para darle paso al desconcierto de él; ¿Por qué estamos juntos?, ¿Qué los motivo a casarse?, tenían cuentas consigo mismos que atender a sí que cada quien por su alado hiso como mejor le convino par alejarse de la culpa y el dolor.

Pero nada mejora por sí solo, nada hacía que pudieran sentirse de nuevo juntos como una vez lo estuvieron, principalmente Kuroko, el sabia de su situación; por esa razón se culpaba el doble, el no tenía nada que decir, no sacaba el dolor de ninguna forma simplemente quería desparecer ya no quería saber anda sobre mas intentos fallidos.

Su esposo estaba cada día más preocupado, tanta fue su pena que no pudo seguir en su trabajo de bombero, al contrario en cuanto regreso al trabajo renuncio para dedicarse a otra cosa, quería mantenerse ocupado en algo o simplemente caería en la garras de la soledad.

—Taiga —el mencionado cerró los ojos, sabía que ese momento llegaría.

—Tetsuya — en su susurro yacía un dolor que no podía ser descrito, sus emociones al fin lo traicionaban, escuchar su nombre de sus labios fue peor de lo que creía, porque al fin entendía que la persona que amaba estaba dispuesta a dejarlo ir.

—Lo siento —

—No te disculpes —

—Es lo mejor — dijo tomando con su mano aquella maleta — Quería agradecerte todo lo que me has dado hasta el día de hoy, gracias por estar a mi lado sabiendo de mi condición —era fuerte.

— ¿Estas seguro? — pregunto un con la esperanza de escuchar algo diferente.

—Sí, lo siento —

—Entiendo —

Fue entonces que vio a su esposo cruzar la puerta de lo que una vez llamaron su hogar, no se dedicaran ni una sonrisa, se culpaban por rendirse con su matrimonio, se culpaban por rendirse a lo que debían aceptar.

El al cruzar la puerta sintió un dolor punzante en su pecho , todo lo que estaba pasando era su culpa, quería decir cuánto deseaba que le dijera "Quédate", pero con eso no bastaría, con eso no alcanzara para cubrir el vacío que ya no podía llenar.

Tomo un taxi hacia el aeropuerto, de vez en cuando miraba hacia atrás esperando que alguien fuera tras él, en el fondo lo deseaba, en el fono quería que sucediera, pero no pasó.

No supo cómo pero ya estaba sentado en el asiento del avión , sentía que el tiempo se pasaba realmente rápido , sintió nervios al escuchar el motor del avión rugir, entendió que estaba dejando atrás todo aquello que conocía, que lo hacía sentir seguro.

Esperaba paciente; después de todo el avión había despegado, eso solo significaba una cosa. Lo estaba dejando libre.

Nunca considero el que pudieran superarlo, sentía que aun podía rehacer su vida, aunque no fuera a su lado, aunque no lo hicieran juntos, aunque tuviera que hacerlo solo.

Miro por la ventanilla sentía miedo de que en cualquier momento el avión se diplomara, entonces pensó que no sería tan mala idea, en que no serán tan malo que fuera de esa manera.

Cuando al fin llego a su destino, le tomo un tiempo poder aceptar que de verdad había abordado ese avión con dirección a una tierra desconocida, afortunadamente una de las personas que lo había contratado lo estaba esperando en el aeropuerto, en cuanto lo vio lo reconoció.

—Bienvenido a Devon, Inglaterra Sr. Kuroko — sintió como si de pronto perdiera todo sentido de la realidad.

—El placer es mío —

—Lo llevare a lo que será su residencia, nos alegra que aceptara nuestra propuesta de empleo, como sabe estamos cortos de personas en cuanto a educción preescolar se refiere, pero no se preocupe nosotros lo capacitaremos par que pueda desarrollar su trabajo — sonrió amablemente.

—Muchas Gracias — apara su suerte la instructora hablaba en Japonés.

El camino fue toda una nueva experiencia, las calles, las personas, todo aprecia estar moviéndose a un ritmo diferente de lo que el acostumbraba. La instructora iba explicándole todo lo relacionado con el trabajo que llevaría a vado en ese lugar.

— ¿Su esposo lo alcanzar más tarde? —

—No, no tan pronto —

La chica se quedo un poco sorprendida.

—Bien ese caso llegamos— no conocía bien el lugar en el que estaba pero comenzaba obscurecerse, la casa que le prestarían era realmente hermosa.

—Comenzaremos a trabajar hasta el año que viene, mientras tanto lo capacitaremos, le daremos informes en unos días — aseguro la chica despidiéndolo amablemente.

—Gracias —

Tomo fuerzas para poder abrir la puerta y entrar con cierta delicadeza nada de lo que estaba en ese lugar era suyo entonces con más razón debía cuidarlo.

—Buenas Noches — soltó las llaves, dio unos cuantos pasos hacia atrás.

—Taiga...— susurro sintiéndose el más extraño del mundo.

El verlo ahí sentado en uno de esos extraños sofás, hizo que se preguntara si no había muerto en el avión.

—Sabía que tenía que esperar el momento adecuado para decírtelo — se levanto de su lugar yendo hasta esa persona— Pero yo no pienso rendirme, eso no va conmigo y lo sabes.

—Pero yo... yo no...— sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Tener a Masaru fue una bendición, al perderlo dejo un vacio que no podremos llenar, lo sé... yo no necesito más hijos mientras te tenga a ti a sí que por favor no pienses en abandonarme — el no era de la personas sentimentales menos de las que puedan expresar tan fácilmente sus sentimientos, pero en ese momento necesitaba transmitirlo.

— ¿En serio no quieres más? — pregunto en llanto total.

—Si no son contigo no —aseguro al fin abrazándolo de manera protectora. — ¿Cuánto tiempo crees que podría vivir sin ti si me dejas? — pregunto dándole un beso en la frente dándole a entender que él no lo seguiría por detrás, que dejaría que avanzara lo que quisiera pero al final de su camino, cuando piense que se alejo lo suficiente ,el ya lo estaría esperando , ahí donde creyó que ya esta lo más lejos que podía llegar.

Era verdad y ya la había aceptado, los doctores se lo dijeron, Kuroko ya no podría tener más hijos, de hecho Masaru fue toda una sorpresa, el había llegado para alegrarle los días, tardes y noches, con uno les bastaba no necesitaban más, aunque el niño pronto querría tener un hermanito.

Pero ahora solo estarían ambos, solo los dos por el resto de sus vidas, la idea no sonaba tan mal después de todo.

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