Parte 38

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Kagami se encontró con una situación que casi lo deja al borde de simplemente ir contra ellos y golpearlos inmediatamente, al parecer el chico en el suelo había sido golpeado, eso sin dejarle de lado que esos hombres se habían atrevido a golpear a su hija. Pero debía ser más frio que el hielo o ellos podrían usar sus armas. No podía creer que se había negado a cargar con una cuando Aomine se lo sugirió.

— ¿Tú quién eres? — no podía sentirse aún más nervioso, Ese hombre era quien se llevó a su hija, quien merecía ser golpeado sin piedad, si no fuera por el hombre junto a él lo haría, pero por ahora solo tenía las de perder contra él.

—Bueno, esa es una buena pregunta— le dio la orden a su acompañante que la recogiera, debido al impacto Ai parecía dormida, era demasiado para una niña — Y ya que estas aquí. Debo suponer que los demás estarán por aquí, así que acabemos esto de una vez — anuncio mientras apuntaba a Masaru, quien aun en el suelo sintió terror. — De ti depende que esto termine en un solo disparo a él o a ti — sus palabras sonaban claras, él tenía que decidir. —Vamos no es tan difícil, ¿Qué puedes saber de este niño?, no son nada así que simplemente déjalo morir —

—No— la voz tan segura de Kagami se escuchó claramente dejando a aquel hombre un poco sorprendido —Puede que no sepa mucho de él, pero no puede morir, no mientras yo esté aquí —tal vez la edad ya no le permitiera ser tan hábil como antes, así que debía moverse tan rápido como pudiera. El hombre disparo una vez al verle decidió a atacarle, el primero fallo, parecía moverse más rápido de lo que pensó.

Cuando se dio cuenta ya estaba junto al chico, debía reconocer que por algo era considerado una de los mejores jugadores de básquetbol, no cualquiera lo burlaría de esa manera tan pretenciosa, aun así él tenía la ventaja.

—Astuto, pero no demasiado —

— ¿Puedes levantarte?— le pregunto mientras intentaba no dejar de ver al sujeto del arma.

—No, me duele el tobillo — dijo con algo de miedo, esa era una gran limitante que en cualquier momento haría que lo dejaran atrás.

Kagami debía pensar rápido, hacer algo de tiempo antes de que la policía diera con ellos, de otra manera se saldrían con la suya, su atención se decido al escuchar disparos, faltaban los hijos de su amigos además de los demás chicos, podría estar pasando cualquier cosa en otro lugar.

—Ya que no quieres hacerme caso y sacrificar al mocoso te tengo un invitado especial —eso lo asunto aún más —Quien me contrato, que sin esta persona no podría haberme acercado lo suficiente... — al parecer había otro involucrado, podía de cierta manera suponerlo, así con calma pregunto:

— ¿Y quién te contrato?— necesitaba saber la verdad, el nombre del bastardo que se atrevió a arrancarle lo más preciado que pudo lograr en su vida. Al menos de esa manera sabría a quién perseguir si las cosas salían mal.

—Me temo que ese fui yo — era de noche pero el sonido de su voz era familiar, reconocible con tan solo analizarla un poco, pero poco creíble aun para él.

—No es verdad— lo conocía por ser el ex capitán de Aomine en preparatoria, lo conocía por ser quien se casó con Momoi la chica de cabello rosa, lo conocía porque a pesar de sus esfuerzos nunca lograba conectar con la gran familia que se formó entre todos.

Pocas veces lo había visto asistir a reuniones, más si Momoi no podía ir, alguna vez escucho decir a Kise que la única razón por la que la chica ya no asistía tanto a su casa era porque su esposo lo había sugerido. Así que cuando se paró junto al hombre que se llevó a sus hijos solo podía pensar en lo ciego que había sido.

—Me temo que es verdad — expreso tomando de su acompañante el arma— Y me temo que esta es la última vez que nos veremos, lo cual puede que sea una lástima — La situación se había tornado extraña e increíble, por su cabeza jamás cruzo la idea ni por error que el verdadero traidor estuviera tan cerca.

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