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Parte 30

Momoi Satsuki

Ella acostumbraba ser una chica energética y bastante agradable, buscaba la mejor manera en que todos a su alrededor fueran felices, sin que nada perturbara su estado de felicidad permanente. Sonreía en todo momento, ¿Y por que no? Si para ella la vida no solo sonreía si no también le saludada, cada mañana mientras los días de preparatoria pasaban calurosamente.

Aunque no fuera así al principio, aun recordaba esos momentos donde sus amigos pasaron por circunstancias realmente difíciles que ni ella misma podía hacer algo para impedirlo. Fue exactamente la persona que ella amo por mucho tiempo quien le devolvió esa paz de la que una vez gozo, pero con ello la desilusión de saber que jamás seria correspondida, como sin fin de veces que lo imagino.

Sin embargo Kagamin era un buen tipo y seguramente el era el tipo de persona que el otro necesitaba, así que sin mas en tercer año de preparatoria se rindió ante la obvia falla que era esperar por alguien que ya tenia lista su vida.

Comenzó a salir con algunos chicos de su escuela, pero la mayoría eran ahuyentados por su amigo de la infancia Aomine, quien la protegía de esos malandrines; Como el los llamaba.

Sin suerte pensó que asistiría a la graduación sola, siempre pensó en lo maravilloso que seria el enamorarse y ser correspondida, el que le pidieran formar una familia, en el fondo eso era lo que más deseaba.

Cuando inicio la Universidad, todo para ser excelente, los profesores, los nuevos compañeros, todo parecía en orden. Aun cuando en el fondo se sentía un poco sola ya que cada uno de sus amigos había ido cada quien por un camino totalmente diferente al de ella.

Tendría que acostumbrarse a ese nuevo estilo de vida. Tan perdida estaba en sus pensamientos que no noto cuando alguien familiar le saludaba de lejos, para ella fue una gran sorpresa encontrarse con su sempai.

__Imayoshi-san__ dijo intentado sonar alegre.

__Vaya, hace mucho que no nos vemos. ¿Cómo te va?__ lo que para ese momento para ser una simple pregunta, se convirtió en una conversación, lo suficientemente larga como para posponerla y quedarse de ver otro día.

A Momoi le agradaba su sempai, era bastante animado y serio, sin embargo no pensó que de un día a otro fueran tan amigos, pues generalmente des de un tiempo pasaron a ser del tipo de personas que se cuenta la mayoría de sus cosas.

Algo que le sorprendió fue que ahora estaba trabajando con alguien llamado Hanamiya quien también recién había entrado a la Universidad. Al parecer se llevaban muy bien, pero en el fondo quería que aquel tipo se mantuviera alejado de su sempai, cosa que le altero un poco, ello no era de esa manera.

Los días seguían pasado y cada vez era más la sensación de estar junto la mayoría del tiempo, salían, hablaban, compartían algunos gustos, hasta que el momento para decir la verdad llegó.

__ ¿Quieres ser mi novia? __ Vaya que fue toda una sorpresa cuando se lo propuso, después de todo pensó que debía ser ella quien directamente quien comenzara a hablar del tema.

__ ¡Por supuesto!__ no tenia mucho que pensar, el le agradaba y parecía ser que entre ellos podía nacer un gran amor.

Y curiosamente así fue, cuando menos lo esperas las cosas simplemente suceden, los meses asaron y ni siquiera Aomine pudo correr al pretendiente de esta, pues ya se conocían de un tiempo lo que significaba que de cierta manera confiaba en el.

Cuando la propuesta de matrimonio llego fue lo mas galante posible, nadie se lo esperaba realmente. Momoi no podía estar mas feliz, solo falta el insignificante detalle de ponerse de acurdo en la cantidad de hijos que deseaban tener y listo.